El cuarto bate

Tomás Rosada | Política y sociedad / MIS CINCO LEN

En beisbol el cuarto bate es simbólico. Representa la posibilidad de impulsar carreras, de ganar un partido, de darle vuelta a un marcador demostrando la potencia ofensiva de un equipo. Desafortunadamente, lo mismo no se puede decir en política, primero, porque no es un juego, y segundo, porque un cuarto intento no quiere decir otra cosa más que el Gobierno literalmente «está bateando».

Eso mismo le pasa al Gobierno de Jimmy Morales. El martes recién pasado nos enteramos por los medios que el presidente solicitó la renuncia del ministro de Desarrollo Social (Mides), Alcides Obregón. En su lugar sería nombrado el exdirector de Aeronáutica Civil, Carlos Velásquez Monge. El cuarto ministro desde que arrancó el Gobierno, ¡el cuarto bate de nuestra política social importado de las grandes ligas de la aeronáutica! ¿Cómo le quedó el ojo?

No sé por dónde empezar a ventilar la frustración que estas decisiones provocan. Tantas veces, tantas personas, tantas instituciones, hemos dicho y repetido a los cuatro vientos que al país le urge contar no solo con una estrategia de reducción de pobreza, sino con la institucionalidad y el presupuesto suficiente para implementarla.

Y cuando finalmente –aunque sea a rempujones–, hemos logrado tener un ministerio que coordine la política pública de protección social y atención a grupos vulnerables, como si no supiéramos qué hacer para echarlo a andar, damos tumbos y rebotes sin ninguna visión estratégica ni capacidad operativa. ¡Tan perdidos como si nos hubieran pedido leerle poesía de Neruda a un marciano!

El Mides en Guatemala es una muestra clara de la incapacidad y miopía del actual presidente y su equipo. Incapaces de leer el país que gobiernan y medir el daño que le están haciendo al Estado. Como si no supieran (o no quisieran) conectar demandas ciudadanas con acciones de política pública. En Guatemala, esta lotería está más que cantada: 1 de cada 2 es pobre, 1 de cada 2 vive en el campo, 2 de cada 3 son indígenas, 8 de cada 10 indígenas son pobres. ¿Cómo le explico, presidente, que su trabajo es conectar estos puntos cardinales? Nada más, pero tampoco nada menos.

Estoy seguro de que el caso del Mides no es único en el sector público, pero es uno que ciertamente conozco bastante bien porque quisimos que adoptara algunas innovaciones en inclusión productiva y protección social que están dando resultado en otras partes del mundo. Por supuesto fue imposible. Fracasamos rotundamente. A cada rato nos quedábamos sin interlocutor o nos ponían mil peros.

Así que, transcurrida ya más de la mitad de su gestión, ¿qué tal si deja ya de tapar el sol con un dedo, presidente, y mejor nos dice a la cara que no puede o no sabe qué hacer con los pobres en Guatemala? Se lo digo así de claro, de ciudadano a ciudadano, y con todo respeto: nos debe una explicación.


Tomás Rosada

Guatemalteco, lector, escuchacuentos, economista y errante empedernido. Creyente en el poder de la acción colectiva; en los bienes, las instituciones y los servidores públicos. Le apuesta siempre al diálogo social para la transformación de estructuras. Tercamente convencido de que la desigualdad extrema es un lastre histórico que hay que cambiar en Guatemala. Por eso, y sin querer, se metió al callejón del desarrollo, de donde nunca más volvió a salir. Algún día volverá a levantar el campamento y regresará a Guatemala para instalarse en el centro —allí cerquita de donde dejó el ombligo—, para tomar café, escribir, escuchar y revivir historias de ese país que se le metió en la piel por boca y ojos de padres y abuelos.

Mis cinco len


Un Commentario

Blanca Rosa González 01/05/2018

De este mamarracho de presidente ya nada nos sorprende, es capaz de nombrar a un funcionario corrupto capaz de negociar en migración como ministro de gobernación ya todo lo que haga no es novedad. En su lucha en favor de corrpción,-que según declaró la prensa internacional, que la «corrupción es normal.» se ha dicho todo, es inmoral, incapaz< y mentiroso.

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