-Luis Zurita Tablada / SUMAR, SIEMPRE SUMAR–
En el presente, el socialismo es una utopía, en tanto el liberalismo es una realidad -bemoles más, bemoles menos- prácticamente generalizada en todo el orbe. Empero, apenas cinco siglos atrás el liberalismo también era una utopía. ¿Llegará el día en que el socialismo se concrete también como una realidad?
No hace falta ser determinista para esperar que así suceda pues, baste ver el proceso de construcción de la civilización y la cultura para percatarse como aquellas hordas humanas transitaron hasta el liberalismo, pasando por el feudalismo y el esclavismo. ¿Por qué no suponer, ahora, que un nuevo modelo societario se está incubando?
Desde una perspectiva evolucionista, nadie puede negar que el proceso de civilización y de cultura en que se ha venido empeñando la humanidad a lo largo de los últimos 10 000 años tuviera, como primer objeto, liberar a la especie humana de la esclavitud de la naturaleza. Empero, tuvo un segundo objeto, convertir a la especie humana en coadjutora de la evolución. Desde entonces hasta el presente, el ser humano se convirtió, en parte, en sujeto de su propia historia, sin embargo no ha podido dejar de ser, también en parte, objeto de la naturaleza.
Podríamos decir, sin duda, que lo alcanzado hasta aquí es el triunfo de la conciencia. ¿Por qué? Porque todo lo acontecido históricamente es una construcción del pensamiento humano. De ahí que, los ideales de libertad, de igualdad y de fraternidad incubados en el seno del feudalismo fueron los elementos constituyentes que dieron fundamento al liberalismo. Igualmente, de ahí mismo devino el capitalismo cual fuente de poder del nuevo modelo de sociedad, cuyos basamentos son la propiedad privada y el mercado abierto, así como el individualismo, el consumismo y la competencia. De la misma manera, trajo en sus talones los derechos ciudadanos. Grandes logros, especialmente si los vemos desde la gleba.
Naturalmente, aquellos ganchos liberadores vendieron no solo una nueva concepción de la vida, sino un horizonte de espera también, como todos los doctrinarismos. El propio Adam Smith dejó en claro que la riqueza de las naciones no eran ni la tierra ni los metales, sino el factor trabajo. Por lo tanto, acotó, el salario es tan legítimo como la renta y la ganancia. Puntualizando, además, que el salario mínimo tenía por objeto garantizar el mínimun vital (educación, salud, trabajo, vivienda, vestido, recreación y canasta básica). Por último, agregó, si bien lo ideal es calcular el salario mínimo de acuerdo con la oferta y la demanda, en tiempo de crisis no debe disminuirse porque entonces se estaría condenando a la clase trabajadora a vivir en condiciones infrahumanas. Obviamente, la cesantía concomitante con el tiempo de crisis vino a compensarse, con el tiempo, con el seguro de desempleo.
Por lo menos, tres siglos después, algo está claro. El liberalismo fue un gran logro de la acción humana y el capitalismo, salta a la vista, aceleró el desarrollo del conocimiento y de la tecnología. Por lo mismo, generó las condiciones para una nueva superestructura política, social y cultural. Empero, nos dice el PNUD, la libertad, la igualdad y la fraternidad solo son reales para un 20 por ciento de la población mundial, en tanto para el resto siguen siendo una promesa como aquella de una mejor vida más allá de la vida…
Luis Zurita Tablada

Guatemalteco (1950), químico, político, escritor. Ha desempeñado cargos en el ejecutivo en áreas ambientales, candidato a la vicepresidencia de Guatemala, docente universitario, director del Instituto Guatemalteco de Estudios Sociales y Políticos, autor de varios libros, notas periodísticas e ideólogo de la socialdemocracia en Guatemala. Es miembro del Centro Pen Guatemala.
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