El cooperativismo: etapa superior del capitalismo (III)

Luis Zurita Tablada | Política y sociedad / SUMAR, SIEMPRE SUMAR

El balance entre interés particular e interés social, mediante la implementación de un modelo económico equilibrado entre competencia y cooperación, sería una vacuna de acción múltiple en contra de las decisiones arbitrarias y de las alucinaciones del Estado gigantesco (sea en su versión colectivista, fascista o corporativa) o en contra de las egolatrías de la sociedad privatizada hasta el extremo. Ambos extremos carecen de suficiente sensibilidad, altruismo y compasión para con el otro y para con lo otro.

Es evidente que la competencia extrema alimenta la rivalidad y la lucha de contrarios, por lo que, más allá del amor propio legítimo, es el fuego que alimenta la hoguera de las vanidades, por tanto, concentra la intranquilidad y la desavenencia. Pero, ¿quién puede negar que así como es forjadora de pasión creadora y de anhelos de superación sin fin, con el mismo ímpetu es generadora de odios, injusticias y resentimientos sociales si los beneficios de las iniciativas individuales no se traducen en bienestar social, pues, como afirmara Confucio, el sí mismo que avanza nunca está solo ni avanza solo y cuanto mayor es el progreso que alcanza menos solo puede estar?

Mas, es evidente que la cooperación extrema alimenta la fraternidad y la armonía de contrarios, por lo que, más allá de la tranquilidad de ánimo, es el agua que apaga la hoguera de las vanidades, por tanto, diluye la intranquilidad y la desavenencia. Pero, ¿quién no ha observado que así como estimula la solidaridad y la complementariedad humanas, con la misma fuerza enfría la pasión creadora y los anhelos de superación si al final esa concurrencia de esfuerzos no se convierte en una compensación personal, pues, como dijera Alfred Adler, ningún ser humano puede pensar, sentir, desear ni soñar sin que todo esto esté determinado, condicionado, limitado, seleccionado y dirigido por un objetivo? Tal parece que sin competencia probablemente el mundo sería un lugar aburrido, pero sin cooperación, seguramente sería un pandemónium…

Obviamente, la propuesta ultraliberal carece, por su intrínseca naturaleza, del potencial suficiente para tallar por sí sola las caras de la compleja joya humana, excepto si vinculara la propiedad privada de los medios de producción y comercialización con la propiedad cooperativa de los medios de producción y comercialización, sin excepción alguna, porque de sobrada manera está comprobada la ineficacia social del ultracapitalismo.

En correspondencia, no existe ninguna justificación para que el cooperativismo no incursione con toda amplitud en todas las esferas de la vida económico-productiva; por el contrario, es un auténtico camino hacia el fortalecimiento de una economía de mercado con compromiso y responsabilidad sociológica y ecológica, pues es un sendero que no pierde de vista la búsqueda de la libertad, la igualdad y la fraternidad humanas como objetivo estratégico, ni contradice los principios inherentes a un Estado de derecho. Al contrario, fortalece y viabiliza la convivencia armónica, lo que no es posible en una sociedad orientada con preponderancia en función del interés particular.


Luis Zurita Tablada

Guatemalteco (1950), químico, político, escritor. Ha desempeñado cargos en el ejecutivo en áreas ambientales, candidato a la vicepresidencia de Guatemala, docente universitario, director del Instituto Guatemalteco de Estudios Sociales y Políticos, autor de varios libros, notas periodísticas e ideólogo de la socialdemocracia en Guatemala. Es miembro del Centro Pen Guatemala.

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