El cooperativismo: etapa superior del capitalismo (II)

Luis Zurita Tablada | Política y sociedad / SUMAR, SIEMPRE SUMAR

¿Podrá el capitalismo por sí solo crear las condiciones para que todos los seres humanos puedan desarrollar su totalidad humana, establecer relaciones fraternas entre congéneres y de armonía estratégica con la naturaleza?

¿Será el cooperativismo una alternativa para seguir evolucionando hacia una civilización y una cultura más humana o, por el contrario, será un lastre en el largo proceso por emancipar al ser humano de las servidumbres todas?

¿Sería posible una sociedad próspera y pacífica ab aeterno basada solo en la competencia, como postula el ultraliberalismo? O, ¿acaso sería posible una sociedad de prosperidad y paz ab aeterno basada solo en la cooperación, como postula el ultracolectivismo?

Si se observa a la naturaleza, se notará, por simple inspección, que la vida infrahumana, al seno de los animales o de las plantas, incluso en la relación de los animales y plantas entre sí, se guía indistintamente por la alternancia de la competencia y de la cooperación y no solo como instrumentos de conservación y perpetuación, sino, incluso, de gratificación. Excepto porque ellos no se extinguen entre sí deliberadamente. Disputan por los recursos y el espacio, es cierto, pero ellos no tienen alternativa pues, simplemente son objetos de la cosmogénesis.

Por lo tanto, la ambivalencia en que aún se debate la vida humana -a pesar de que el proceso de humanización es una apuesta contranatural- no es más que un reflejo devenido de la polaridad presente en el cosmos. Así es como ha operado la evolución de la vida hasta alcanzar la efervescencia humana. Esa polaridad es tan determinante que el cerebro humano devino en dos hemisferios; uno, el izquierdo, es crítico-racional; el otro, el derecho, es intuitivo-afectivo. Ese es, desde la perspectiva materialista, el origen de la dualidad humana. De ahí que, el proceso de humanización demanda la naturalización de lo humano y la humanización de lo natural como estrategia intemporal en pos de una conciliación que asegure la evolución intemporal del microcosmos humano. De su resolución depende la paz del hombre y de la mujer consigo mismos, con el otro y con lo otro.

Obviamente, ni a la competencia ni a la cooperación puede aplicárseles los calificativos de bueno o malo; ellas son simplemente cualidades potenciales que todo mundo alberga, aquí sí, para bien o para mal, porque dependiendo del equilibrio o desequilibrio en que se manifiesten, así será el equilibrio o desequilibrio evolutivo que alcance cualquier especie, incluyendo la humana. Y más todavía la humana, pues su apuesta contranatural tiene por objeto librarse de las servidumbres naturales y, en la medida de lo posible, de las históricas, sin que hasta hoy el desbalance entre competencia y cooperación lo haya permitido. Por el contrario, paradójicamente ha engendrado servidumbres artificiales, siendo ese el talón de Aquiles del proceso de humanización, pues es un valladar infranqueable alimentado ya sea por el temor a perder privilegios, que no derechos, o por el egoísmo o por la ignorancia, o por el atavismo que le sobra por toneladas a la especie humana.

En estricto sentido, el balance entre interés particular e interés social mediante la implementación de un modelo económico equilibrado entre competencia y cooperación sería una vacuna de acción múltiple en contra de las decisiones arbitrarias y de las alucinaciones del Estado gigantesco (sea en su versión colectivista, fascista o corporativa) o en contra de las egolatrías de la sociedad privatizada hasta el extremo, luego, como se ha hecho evidente a todo lo largo del siglo XX, aunque más explícitamente tras el fin de la Guerra Fría, ambos extremos carecen de suficiente sensibilidad, altruismo y compasión para con el otro y para con lo otro.


Luis Zurita Tablada

Guatemalteco (1950), químico, político, escritor. Ha desempeñado cargos en el ejecutivo en áreas ambientales, candidato a la vicepresidencia de Guatemala, docente universitario, director del Instituto Guatemalteco de Estudios Sociales y Políticos, autor de varios libros, notas periodísticas e ideólogo de la socialdemocracia en Guatemala. Es miembro del Centro Pen Guatemala.

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