El carpintero señor Geppetto

Luis Felipe Arce | Política y sociedad / EL CASO DE HABLAR

El presente artículo bien podría iniciarlo así: «… En un pequeño pueblo en la cerranía del volcán de Jumay llamado Sangoloteo el Chiquito, vivía un humilde carpintero, el señor Geppetto…»

Pero NO, trataré de abordar con la mayor seriedad el tema de la mitómania (del griego mithos –mentira– y manía –modismo–), que no es más que un trastorno psicológico consistente en mentir de forma patológica continuamente, desvirtuando la realidad y haciéndola más soportable.

«La mentira es un gran problema que, con frecuencia nos inquieta en nuestro quehacer cotidiano, porque tal vez denunciemos, temerariamente, como mentira lo que no es mentira, o pensemos que, a veces, se puede mentir con una mentira honesta, oficiosa o misericordiosa». San Agustín –Sobre la mentira–.

Las mentiras, por su naturaleza,  son las maestras más recurrentes en el arte del disfraz y la doble moral, siempre creativas, adoptan tantas formas como nuestra imaginación les permite, hay pequeñas y grandes, cobardes, atrevidas y hasta piadosas. Algunas veces inocentes, pero con frecuencia extremadamente dañinas, descaradas y, a pesar de su naturaleza retorcida, son tan despreciables como utilizadas. 

Nacen con el único fin de mantener una aparente coherencia que no es más que una endeble fachada tranquilizadora de una falsa imagen, lo cual resulta alarmente, porque, una vez atrapado en el engranaje de la mentira, se crea la obligación de mantener dicha apariencia y se cae en el juego de la mentira recurrente.

Para muchos, son compañeras habituales… el mejor antídoto contra la cruda realidad.

Por su origen tramposo resulta particularmente arriesgada, cuando menos lo esperamos se vuelve contra nosotros. Es entonces cuando nos enfrentamos al coste de vivirlas tras una máscara y no siempre contamos con los recursos necesarios para pagar la abultada factura.

Las razones que nos inducen a mentir son infinitas, pero todas se basan en un planteamiento puntual, como es, evitar exponer la verdad. Utilizamos la mentira como un escudo para proteger nuestra realidad y carencias, por verguenza, por interés… por miedo, no es más que una estrategia para proteger nuestra intimidad.

«La mentira más devastadora es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo». Friedrich Nietzsche.

En realidad, la historia de la humanidad se ha construido sobre la base de una serie de innumerables mentiras… unos pocos botones de muestra para la camisa:

Según Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España –el cronista que acompañó a Hernán Cortés en la expedición durante la conquista de México–, Cortés, nunca quemó sus naves, lo que hizo fue embarrancarlas y barrenarlas para abrir vías de agua. Además, Cortés dejó una nave intacta para que regresara a Cuba a solicitar el envío de más víveres y tropa.

Sherlock Holmes nunca dijo: «elemental, mi querido Watson». En las novelas de Conan Doyle, el famoso detective Holmes, sí pronuncia la palabra «elemental» pero nunca acompañado de la famosa muletilla. La frase, tal como la conocemos, fue escrita para el guión de una película en 1939.

Bin Laden no fue el primero que atacó a los Estados Unidos en su propio territorio nacional. El «mérito» le corresponde a Pancho Villa (Doroteo Arango), quien, en 1916 cruzó el río Grande y atacó la ciudad de Columbus, en Texas, donde mató a siete personas. La invasión duró menos de diez horas.

La Guerra del Golfo, «Tormenta del Desierto» (agosto/90 – febrero/91), fue un conflicto bélico liderado por una fuerza de coalición autorizada por las Naciones Unidas, compuesta por 34 países encabezados por Estados Unidos, contra la República de Iraq. Fue una manifestación mediática para derrocar al régimen de Sadam Hussein al crear la mentira de la existencia de armas de destrucción masiva, dichas armas nunca se encontraron, pero el planificado saqueo del patrimonio cultural y el petróleo Iraquí –una vez aplicada la doctrina del shock– sirvió para compensar el déficit existente entre los niveles de producción y la demanda de Estados Unidos.

La mentira, en consecuencia, es un arma a la que se aferran los manipuladores para deformar, a su conveniencia, la realidad.

En nuestro caso más reciente, nos hemos visto superados por mentiras recurrentes de un sorprendente mentiroso tercer mundista, como cuando afirma que: aquí en Guatemala capturamos aviones con camiones… capturamos y deportamos a 100 peligrosos terroristas de Isis… solo tenemos un 3 % de desempleo… Guatemala es un ejemplo de lucha contra la corrupción… mucha gente me dice: qué bonitas están las carreteras… el aeropuerto La Aurora es el tercer mejor de Latinoamércia… Guatemala recibió certificación antisoborno… o como le dijo a Peña Nieto: lo mejor de la vida viene después de la presidencia… ¡¡¡Válgame Dios!!!

No es la mentira lo que molesta, es el insulto a la inteligencia lo que encontramos ofensivo.

Abraham Lincoln decía con marcada claridad: «Nadie tiene la memoria para mentir siempre con éxito, podrá engañar a todos durante algún tiempo; podrá engañar a alguien siempre… pero no podrá engañar siempre a todos».

Se debe a la pluma del escritor Italiano, Carlo Lorenzini, «Collodi» (Florencia 1826–1890) el hecho de haber dejado para la posteridad su inmortal libro: Las aventuras de Pinocho, un personaje que, en la literatura infantil, retrataba a un niño que mentía recurrentemente para ganarse la atención y el favor de todos.  Como cualquier mortal, Lorenzini murió sin llegar a conocer la dimensión de la fama de Pinocho, su niño–personaje. Con el correr de los años, Pinocho alcanzó vida propia y trascendió por los tiempos de los tiempos.

«… el viejo carpintero señor Geppetto, por su avanzada edad, falleció hace algún tiempo en su apacible aldea, no le alcanzó la vida para ver los adelantos de su más brillante “obra de arte”…».


Luis Felipe Arce

Guatemalteco. Ingeniero civil, por varios años gerente de Producción para Centroamérica de una importante corporación mundial dedicada a la fabricación de materiales refractarios y aislantes. Actualmente, consultor independiente.

El caso de hablar

Un Commentario

Oscar Sierra 22/01/2019

Excelente nota Luis. La intervención de USA siempre ha sido a base de mentiras. Las «guerras» en el Oriente Medio (Tunez, Egipto, Libia, Irak, etc.); fueron inventadas. Acá en nuestro país lo hace los dueños de la economía del delito porque abusan de la desinformación e ignorancia de gran parte de nuestro pueblo.
No perdamos la utopía.

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