Luis Melgar Carrillo | Política y sociedad / NUESTROS HIJOS
Como se mencionó en el artículo anterior, en algún momento de la vida, una persona puede estar situada dentro del 80 % las personas que únicamente se benefician con menos del 20 % de todo lo bueno que ofrece su universo. Siempre está abierta la probabilidad de que esta persona tome conciencia de que hay un 20 % de otras personas, que se beneficien del 80 % de todo lo bueno del universo al que pertenecen. Por ejemplo, en una empresa, un obrero puede visualizar que todos los demás niveles se benefician en mayor proporción al beneficio que reciben las personas de su nivel jerárquico.
Al tomar esa conciencia, se puede proponer llegar al siguiente escalón de su empresa. Este nivel superior pudiera corresponder al de los supervisores. Un supervisor pudiera querer ascender al siguiente nivel, que es el de los jefes de sección, y así sucesivamente. En futbol, un jugador posiblemente desea pasar de suplente a titular.
La probabilidad de que las personas que desean crecer lo logren, es proporcional a las oportunidades que les dan quienes están situados en los niveles más altos. En futbol, un jugador puede llegar a ser titular si el entrenador le da la oportunidad de jugar.
Son muchas las causas que pueden hacer que una persona logre pasar al siguiente nivel jerárquico de su universo. Estas causas también se pueden jerarquizar según la regla 80/20. Dentro del 80 % de las causas que únicamente inciden en el 20 % de las oportunidades de crecimiento, se pueden mencionar la inteligencia, los conocimientos, el don de gentes, el dinero, la fama, las amistades, los padrinos, las influencias políticas, los parientes y hasta la suerte.
El 20 % de las causas que inciden en el 80 % de las oportunidades, son aquellas que tienen que ver con la posibilidad de causar una buena impresión en aquellos que toman las decisiones. El destino de los miembros de cualquier universo está en manos de estos que deciden. Ninguna persona desea evidenciarse de haber fracasado en su intención de apoyar a otro. Cuando alguien recomienda, se está recomendando a sí mismo. Por esa razón, antes de recomendar a ciegas, quien recomienda trata de asegurarse de que su ahijado da garantías de responder con acierto al riesgo de la recomendación.
Para causar buena impresión a los que deciden, quien desea progresar tiene en sus manos la oportunidad de aprender a venderse a sí mismo. Hay dos actitudes que le han ayudado a cientos de miles de personas a venderse a sí mismas en su carrera de ascenso. Estas actitudes son las siguientes:
a) Actitud hacia sí mismo.
b) Actitud hacia los demás.
Estas dos actitudes, de alguna manera, también influyen en muchas de las causas que se mencionaron que inciden poco en la oportunidad de crecer. Por ejemplo, las influencias políticas son una consecuencia de haber sembrado en el corazón de un político importante, su deseo de apadrinarlo. Ningún familiar se toma el riesgo de recomendar a un pariente que a sus ojos no lo merece. Cuando una persona trata de influenciar a un tercero para apadrinar a su recomendado, se está corriendo el riesgo de que el apadrinado le falle, por lo tanto, muchas personas solamente recomiendan cuando tienen alguna certeza de que ese recomendado va a responder.
La actitud hacia sí mismo de un protagonista, en alguna medida, da garantía de que va a responder. Si una persona no cree en sí misma, es muy poco probable que proyecte lo suficiente para que otro crea en ella.
La actitud ante sí mismo se origina en el trato que los infantes han recibido en sus hogares. Los padres tienen la oportunidad de mencionarles a sus pequeños lo inteligentes que son, lo ordenados, lo serviciales, y tantas otras cualidades positivas de su personalidad. Con la repetición, estos infantes comienzan a creer estas cualidades que han escuchado. Su autoestima mejora en la medida en que crean los mensajes de aquellos que, a sus ojos, lo saben todo.
Por otra parte, la actitud hacia los demás también es percibida por las personas que deciden. Un candidato con una actitud positiva hacia los demás, es aceptado por aquellos jefes, quienes también son parte de los que lucen como los otros, a los ojos del candidato. La actitud hacia los demás crece en el infante, en la medida en que los padres inviten a sus pequeños a compartir. También crece en proporción a los calificativos que los padres enuncian acerca de las otras personas. Los padres que hacen el esfuerzo por hablar positivamente acerca de los demás, están sembrando en el corazón del niño actitudes que más adelante le van a favorecer en su carrera de ascenso.
Por todo lo anterior, una gran reflexión es que, para formar ciudadanos que triunfen en la vida, los padres deben de analizar cuidadosamente las palabras están saliendo de sus bocas. Se educa principalmente con el ejemplo. Esa es una de las tantas razones que induce a pensar que para educar con sabiduría, los padres deben iniciar por tratar de educarse a sí mismos.
Si usted desea conocer lo que se mencionó en el artículo anterior, puede hacer clic en el siguiente enlace.
Fotografía principal tomada de Xakata.
Luis Melgar Carrillo

Ingeniero Industrial, Colombia 1972. Máster en Administración de Empresas, INCAE 1976. Autor de 9 libros (tres aparecen en Google) y de más de 100 artículos (50 en gAZeta, Guatemala 2018; 20 en revista Gerencia, Guatemala 1994-95, y más de 30 en diversos medios mexicanos, como el periódico Meridiano y la Revista Junio 7). Director de Capacitación (Asociación de Azucareros de Guatemala). Director de Recursos Humanos (Polymer-Guatemala). Excatedrático en universidades de Costa Rica, Guatemala y Tepic, México. Residencia en Tepic.
Correo: lumelca2@live.com
Un Commentario
En este artículo se revela el profundo significado de la oración «conócete a ti mismo» que es básico para poder educar con sabiduría a los infantes. Y aún ocasionalmente, si fuera necesario, a algún que otro adulto..
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