-Meme Barrientos / APRENDIZ DE ALERO–
Mi paso por la educación primaria y media no son los mejores recuerdos de mi vida, realmente nunca fui un estudiante de «cuadro de honor», nunca destaqué en las clases magistrales numéricas; recibir matemáticas, contabilidad, cálculo y estadística me hacía sentir un vacío en el estómago, me daban pavor. Estas clases tan importantes para el currículo pedagógico, para los directores, profesores y para los padres hacían mi día a día un verdadero suplicio. En un par de ocasiones mi madre tuvo que cambiarme de colegio porque mis promedios en esas clases eran muy bajos, yo realmente me sentía muy decepcionado de mí mismo, por ver a mi mamá cada fin de año con esa angustia para la entrega de notas finales, caía también sobre nuestros hombros esa presión de tener dentro de mi familia primos que peleaban por destacar dentro de los «mejores alumnos de la clase». Año con año la situación era desfavorable para mí. Todos los años era lo mismo, las presiones, la ansiedad y la zozobra que era para mí el colegio.
Pero en medio de esas tribulaciones siempre hubo luces, no todo era tan malo, habían cursos que hacían del colegio algo que valía la pena, cursos que realmente me gustaban y esperaba que llegaran: artes plásticas, música y artes industriales, también me gustaban estudios sociales y religión pero esas no voy a tocarlas en este artículo. La clase de arte (sí, señor ministro) no lo convierte a uno en un pintor, escultor o fotógrafo, pero sí logra que el niño conozca de perspectiva, de abstracción, de cromatología, fomenta su motricidad, da a conocer los estilos artísticos y, lo más importante, sensibiliza al niño, futuro ciudadano. La clase de música es tan importante como las otras, tal vez los métodos y la enseñanza de la flauta dulce es muy arcaico y hasta aburrido, pero en esencia cultiva y afina el oído, logra que se expresen sentimientos y emociones a través de ella. Estas materias son igual de sustanciosas que las clases magistrales de matemáticas, ciencias naturales, sociología. Además, hay niños (como yo) que se desarrollan y destacan en esas áreas, a quienes hay que motivar y cultivar, ya que estas son parte de un todo que logra el progreso y la cultura de los pueblos.
Lastimosamente el desarrollo, la cultura y el arte sufrió un duro golpe la semana pasada cuando el Ministerio de Educación hizo público el Acuerdo 3853-2017, en donde se decretaba unificar estas materias en una sola llamada «Expresion Artistica», acción digna de colocar dentro de los logros más imbéciles que ha ido cultivando el Gobierno de Jimmy Morales. Esta acción fue ejecutada y aprobada por Víctor Hugo López, encargado de la cartera de educación, quien rectificó su postura el lunes en la inauguración del ciclo escolar 2018, diciendo: «No estamos formando músicos, no estamos formando pintores». Cuesta asociar estas palabras con alguien que esté a cargo de una cartera tan importante como la educación, pero como ya estamos acostumbrados en el trópico; todo es posible.
Es más que evidente que dicha acción obedece a los intereses mezquinos de un grupo hegemónico de poder al que no le interesa cultivar y culturizar al pueblo, esos que siempre han preferido que nos mantengamos ignorantes, torpes e insensibles, de esta forma la población no siente, no analiza y no critica. Y el arte es eso, logra que tengamos y discernamos el conocimiento, nos ayuda a cuestionarnos, nos lleva a criticar. Sin embargo, para los intereses globales, partiendo de que somos un país en vías de desarrollo, no hay tiempo que perder en banalidades como el arte y la cultura, nosotros debemos progresar formando mano de obra barata y calificada. El arte es una pérdida de tiempo, es un lujo que solo los países desarrollados (y Cuba, Corea del Norte, Venezuela) y las personas con un alto poder adquisitivo tienen derecho a conocer, estudiar y realizar. Los que quieran realizar y conocer de arte y música que vayan a las academias o que paguen unos cursos, el Ministerio se lava las manos y se quita esa carga de los hombros, igual da; mientras el pueblo tenga reguetón y El día que Teco temió es suficiente para mantenerlo contento y «culturizado».
Meme Barrientos

Licenciado en Arte y restaurador de bienes muebles, carrera que amo y me quita el sueño. Apasionado de la historia del arte guatemalteco, admirador y fanático de la arquitectura. Acumulador compulsivo de historias de antes y de objetos de otras épocas. Un alma vieja pérdida en este trajeteado siglo.
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