-Francisco De León / MEMORIAS DE UN VIAJERO–
Una de las épocas más intensas que me tocó vivir, fue cuando estudié en el Instituto Rafael Aqueche de 1974 a 1979. Sin temor a equivocarme, este instituto era uno de los mejores referentes de la educación básica y diversificada de Guatemala. Tenía todos los ingredientes necesarios para que un estudiante se pudiera preparar integralmente para su futura vida profesional, ofrecía una gama de oportunidades dentro del arte, la cultura y el deporte que definitivamente no se podían encontrar en ningún colegio privado de aquellos años.
Estudiar en el Aqueche era como sacarse el premio mayor de la lotería, para poder inscribirse allí se tenía que llegar un día antes de la fecha de inscripción y hacer una cola enorme que comenzaba en la puerta principal del Aqueche, situada en la 9 calle y 2 avenida de la zona 1, y terminaba a veces hasta la entrada del salón del Porvenir de los Obreros. Prácticamente se dormía allí, los padres de familia llevaban termos con café y comida para pasar toda la noche. A las 7 de la mañana se repartían las fichas de inscripción, las cuales eran limitadas, el que llegaba tarde, aunque hiciera cola toda la noche, corría el riesgo de no obtener un lugar para sus hijos. Yo tuve la suerte de no hacer esa cola, porque estudié en la Escuela para Varones N°. 31 Francisco Vela, de la cual era su director Pedro Pablo Valdés Díaz, un educador que nos prometió a los patojos que terminamos el 6to. año de primaria conseguirnos como premio la ficha de ingreso al Aqueche, promesa que cumplió y a la hora de entregarnos el «diploma de sexto» nos adjuntó la famosa ficha, que me dio el pase, por solo 7 quetzales de inscripción al año, de tener una adolescencia llena de oportunidades y satisfacciones.
Y como no se iba uno a inspirar y motivar en un Instituto que contaba con lo más granado de los educadores de la época, tenía como profesor de Educación Física a don Carlos Arellano Potier, experto en gimnasia de aparatos a quien apodábamos con el mote de «El Abuelo» por su enorme parecido físico al abuelo de la serie La familia Monster. Gracias a la insistencia y tesón de don Carlos se había conseguido que se construyera en el Aqueche un gimnasio equipado con todos los aparatos propicios para entrenar gimnasia olímpica, como cama elástica, barras paralelas, potro, plinto, argollas, etcétera. Además, él también era el entrenador del equipo de basquetbol. Desafortunadamente este gimnasio en la actualidad ya no existe.
Si estabas interesado en la música el staff de profesores de formación musical estaba integrado por músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional, entre ellos destacados violinistas, chelistas y pianistas, además se contaba con la Marimba del Aqueche, la cual era dirigida por el maestro Everardo De León, reconocido compositor y arreglista de marimba, autor de la pieza musical El grito que en aquellos años y hoy por hoy sigue siendo una referencia de la identidad nacional del guatemalteco.
La banda de guerra era otro medio de expresión musical con el que contaba el Aqueche, que le daba un lugar sobresaliente en el ambiente institutero de aquellos años.
Si estabas interesado en el idioma español, contabas con la excelencia académica de don Francisco Herrarte Lemus, apodado por nosotros como «Barbarismo», expresión propia del mundo de los académicos del idioma español, cuando en un texto se encontraba una falta de ortografía y que don Paco solía utilizar continuamente en sus correcciones de dictado en la pizarra. «Barbarismo» nos impartía el curso de idioma español en los tres años de estudios básicos, siempre llegaba impecablemente vestido, de traje, corbata y sombrero. Aunque era un hombre de baja estatura, imponía respeto al solo verlo, cuando por casualidad uno se lo encontraba en la sexta avenida o en la 9 calle rumbo al Aqueche y lo saludaba, él respondía al saludo quitándose el sombrero de manera coloquial. Sin embargo, en clase, podía causar a sus alumnos problemas estomacales, nublarles la vista o causarles «aguevamiento con temblor de canias» – como solíamos decir- a la hora que «al azar» uno de nosotros era seleccionado por él para pasar a hacer un dictado en la pizarra. Sus libros de Idioma Español eran vendidos en todo el país y Centroamérica, era un honor recibir clases con él. En algunas oportunidades lo vi acompañado del «seco Paz y Paz» una de las leyendas de la corrección de textos de Guatemala.
El Aqueche contaba también con instalaciones deportivas como una cancha de basquetbol, una de volibol, un laboratorio de química, una biblioteca, un auditórium para más de 600 personas, el salón de la marimba, una oficina de orientación para estudiantes, con un trabajador social o psicólogo que ofrecía apoyo a los estudiantes.
Eduardo Gómez, a quien cariñosamente todos lo conocíamos como «don Guayo» es un psicólogo, pedagogo y periodista que fue jefe de redacción del desparecido Diario El Gráfico, él impartía los cursos de psicología general, psicología del niño y del adolescente, pedagogía general, didáctica del idioma español, de los estudios sociales y de las ciencias sociales. Además, era el encargado de la práctica docente de los estudiantes de magisterio, sobre él recaía la mayor parte de responsabilidad en la formación de los futuros maestros del Aqueche, era además quien impulsaba las artes escénicas allí.
A don Guayo lo conocía desde que estaba en segundo básico, puesto que mi hermana Silvia, quien ya estudiaba el cuarto magisterio en el Aqueche y teatro en el TAU, había participado en el montaje de la obra de teatro para niños El oso colmenero de Manuel Galich, bajo la coordinación general de Aroldo Vallejo con el grupo de teatro de la municipalidad de Guatemala. Don Guayo hacía el papel de «Chapinín», la mascota del grupo de teatro. Él era el encargado de amenizar y contar de qué se trataría la puesta en escena. En aquellos años cada grupo de teatro para niños tenía su mascota, en la UP era UPcito, en el teatro de la Alianza Francesa era Tafinin, etcétera. Esa obra involucró a buena parte de mi familia en su montaje, ya que mi madre se hizo cargo del vestuario y mi hermana tenía uno de los roles protagónicos, juntamente con Miriam Monterroso quien hacia el papel de Alegría.
Desde ese entonces conocí a don Guayo, persona que jugaría un papel determinante en mi vida estudiantil, profesional y privada a lo largo de toda mi vida, como amigo, maestro, psicólogo y consejero, precisamente hasta un día anterior a mi salida de Guatemala hace 15 años. Gracias a su apoyo logré culminar muchos de mis proyectos de vida.
El Aqueche era también semillero de líderes en lo referente a la política estudiantil y cuna de grandes oradores y campeones de oratoria a nivel mundial, como es el caso de Melvin Valdéz y César Paiz (Maclovio trompa de hule, rey feo universitario). En el seno del Aqueche se formó la coordinadora de estudiantes de nivel medio que jugó un papel importante en las jornadas de octubre de 1978. En las cuales participé activamente como dirigente estudiantil.
Ese era el ambiente deportivo, cultural y político que se respiraba en los años que me tocaron estudiar en el Aqueche, y ante eso qué me quedaba, nada mas y nada menos que entrarle a lo que más me gustaba. Yo ya venía anclado al deporte y al teatro. Mis paralelas de la Antigua Facultad de Medicina empezaron a ser sustituidas por las del gimnasio del Aqueche, en mis tres años de básico prácticamente falté solamente cuando el gimnasio fue cerrado a causa del terremoto del 76 y utilizado como bodega de materiales de construcción.
En mis primeros dos años en el Aqueche estudié en la jornada vespertina, sin embargo, llegaba al instituto desde las 10 de la mañana a entrenar en el gimnasio, era totalmente gratis, con entrenador incluido. Lo único que se necesitaba era tener voluntad y perseverancia para hacerlo y eso me sobraba.
Don Justo, el portero y guardián del Aqueche, ya me conocía y me dejaba entrar a la hora del segundo recreo. Durante cuarto magisterio estuve todavía activo en el equipo de gimnasia, pero me comieron el teatro y mis estudios de magisterio, y ya no pude continuar. El contacto con don Carlos Arellano Potier lo tuve hasta que se jubiló del Aqueche. Recuerdo que cuando estábamos ensayando en La Galera y necesitábamos clases de expresión corporal me comuniqué con don Carlos para platicar sobre la posibilidad de que él nos ayudara en la parte física y él sin dudarlo a la primera me dijo:
De León, tus amigos y tú son bienvenidos a entrenar aquí, siempre tendrás las puertas abiertas para lo que necesites.
De inmediato llegamos a entrenar al gimnasio del Aqueche con Carlos Obregón, Josué Sotomayor y Adolfo de Paz, fue una experiencia maravillosa encontrarme de nuevo con las enseñanzas y los buenos consejos de don Carlos.
En la otra actividad que me vinculé grandemente fue con la banda de guerra, empecé tocando el bombo, por ello, muchos de mis compañeros de promoción que estudiaron conmigo desde el primero básico me decían de apodo «Bombo», en especial Lucas Antonio Argueta y Fernando «la Roya» Monterroso. Luego pasé a tocar el redoblante y finalmente responsable de la banda.
De las pocas cosas en la vida con las que siempre me quedé con ganas de hacer fue la de tocar en la Marimba del Aqueche, intenté por todos los medios a mi alcance de ingresar a ella, pero mis esfuerzos siempre fueron en vano, no logré tan siquiera tener un puesto para ensayar como suplente y me moría de la envidia ver a mi hermana cuando tocaba en la marimba, me sabía de memoria el repertorio que tocaban, en fin, fue algo que deseé enormemente pero nunca se me dio.
Pero ¿dónde entra el teatro en esta historia? Madre mía, lo tenía hasta en la sopa, como en el Aqueche sabían de mi vinculación con el teatro, era llamado a participar como jurado calificador en las veladas de aniversario del Instituto. Se organizaba una semana completa de actividades culturales en donde había concursos de baile, poesía, canto, declamación, pintura, torneos deportivos, etcétera. También invitábamos a grupos artísticos del país. En una oportunidad llevamos en exclusiva a Sergio Iván, Herman Mey, Oscar Conde, Mayra Rossel y al Quinteto Tiempo, que también presentamos en el Paraninfo.
Como estaba siempre presente en las actividades de Huelga de Dolores, conocía de cerca el teatro huelguero, entonces tuve la ocurrencia de hacer una parodia de los concursos de reinas de belleza en una velada del Aqueche, fue cuando estaba en 4to. Magisterio. Mis compañeros de clase, entre ellos Mauro Eddy Alvarez, Pancho Castilla, Rolando Paredes, Herberth Mencos y Carlos Ruiz entre otros, se entusiasmaron con la idea y nos dimos a la tarea de hacer de ella la primera obra de teatro de creación colectiva de corte satírico que se presentaba fuera de una actividad de Huelga de Dolores. El éxito fue total y el auditórium del Aqueche estuvo lleno a reventar tan solo para ver nuestro estreno mundial.
En los cursos de didáctica del idioma español y de las matemáticas utilizábamos el teatro como herramienta pedagógica. La presentación de las clases modelo era todo un reto y uno tenía que apuntar hacia lo más creativo para mostrar cómo se podía innovar la enseñanza en la escuela primaria. A nuestro grupo de prácticas nos tocó desarrollar el tema de los distintos grados del adjetivo, entonces pensamos que sería más comprensible y divertido para los alumnos si hiciéramos una obra de teatro llamada El circo del adjetivo. Nos disfrazamos de payasos y el más alto del grupo, Rolando Paredes, realizó el papel del sustantivo superlativo, fue agradable ver la reacción del público, pues no solo fue una clase modelo para nuestros alumnos sino también para todos los estudiantes del Aqueche. En estos espectáculos trataba de aplicar todos los conocimientos adquiridos en el teatro, en lo relativo a maquillaje, vestuario, iluminación, escenografía y tramoya.
A la par de mis estudios de magisterio y sus actividades conexas, nunca perdí mi nexo con el teatro. Iba al TAU por las noches y comencé una nueva aventura en el Instituto Guatemalteco de Cultura Hispánica, allí mi antiguo maestro de voz y dicción Rolando organizó un curso de teatro para estudiantes de enseñanza media, de inmediato me inscribí y empecé a participar activamente. Llegaron estudiantes de Belén, INCA, Colegio Belga Guatemalteco, Liceo Guatemala y Escuela Normal para Varones.
La participación de estudiantes a este curso fue todo un éxito, asistieron más de 30 estudiantes. Al final del curso se montó una obra de teatro de creación colectiva que inicialmente presentamos en el auditórium de ese Instituto. La obra tuvo una respuesta positiva del público, por lo que se inscribió en el XV Festival de Teatro Guatemalteco. Este hecho marcó el inicio en la instauración del grupo de teatro Cuarto Creciente. A la obra de creación colectiva la bautizamos como Welcome! Velkommen! Benvenuto! ¡al País de la Eterna!…
Era una parodia sobre el turismo en Guatemala, contaba la historia de un grupo de turistas que son llevados a los lugares turísticos más emblemáticos de Guatemala, como el Centro Cívico, Chichicastenango, el Palacio Nacional, el mapa en relieve, entre otros. Lo interesante de esta experiencia es que aquí se fusionaron estudiantes y profesores de enseñanza media de los institutos nacionales y privados del país, así como algunos universitarios de la Universidad de San Carlos. Participaron entre otros mi hermana Silvia de León y mi segunda hermana Vilma Quiñonez, que para esa época contaba con tan solo 7 años. Del Liceo Guatemala los hermanos González: Rossanda y Manuel, hijos del banquero Manuel González propietario del desaparecido Banco del Café. La directora de aquella época de la primaria del Colegio Belga, Lucrecia Benítez y del Ing. Williams Álvarez, actual director de la Escuela de Ingeniería Química de la USAC.
La obra tuvo un éxito rotundo y la presentamos en casi todos los teatros de la ciudad capital, estacionándonos en una larga temporada en el desaparecido Teatro del Puente, que estaba ubicado enfrente del edificio del Instituto Guatemalteco de Turismo. Realizamos giras al interior del país, el elenco fue cambiando con el paso del tiempo y fue allí donde aproveché la oportunidad de vincular a muchos de mis compañeros de magisterio en el elenco, como Álvaro Martínez, Francisco Castilla y Walter Petz.
Fueron muchos otros los montajes de teatro en los que participé durante mi época de estudiante de Magisterio, en la Casa Flavio Herrera, en el Teatro Gadem y en la Universidad Popular. Cuando estaba en sexto magisterio empecé a trabajar en el Teatro Nacional y participaba también activamente en La Galera. Fue difícil ese año debido a la cantidad de actividades en las que estaba involucrado, pero siempre quise vivir intensamente y sacar el mejor provecho de los proyectos en los cuales me involucré. A lo largo de estos años tuve la suerte de conocer amigos con los cuales hoy día todavía guardo constante contacto como Patricia Alfonso, Fernando Monterrosa, Williams Álvarez, Silvia Juárez y Maggi Noemi Segura, entre otros.
Dicen que los años perdidos hasta los santos lo lloran, yo afortunadamente no tengo que llorar por los años perdidos, porque nunca los perdí, siempre estuve interesado en experimentar cosas nuevas dentro del arte y la cultura. Lloro por las cosas que no alcancé a realizar, los proyectos que quedaron a medio palo.
Fueron tiempos de aventura y felicidad, cómo olvidarlos y me parecen ahora tan lejanos, tan lejanos…
Parodiando uno de los parlamentos del personaje Efraín, de la obra de teatro María, de Hugo Carrillo, adaptación al teatro de la novela de Jorge Isaac.
Francisco De León

Arqueólogo, antropólogo forense, ambientalista, teatrista e investigador. Residente en Suecia desde el 2003 donde ha trabajado en temas de medio ambiente, antropología social y consultor de proyectos de migración para las municipalidades y la dirección del mercado de trabajo sueco. Excatedrático de la USAC y actualmente profesor invitado para las universidades de Uppsala y Gotemburgo.
19 Commentarios
Qué interesante narrativa, me ha regresado a ésa época y me ha ayudado a ver todo más positivo. Qué excelente memoria!!!!
excelente relato, me encanto me puse a leer cada fragmento con detalles te felicito por el éxito que has alcanzado..!!
HOLA. Recordar es vivir…
Te felicito por tus exitos.
Yo soy de la promocion de 1978 del Aqueche y desde 1980 estoy viviendo en Virginia, USA.
Estudie basico y magisterio en el Aqueche.
Me gustaria tener comunicacion con mi promocion (1978). luisquinto@yahoo.com
Saludos a mi promocion 1978.
Saludos Francisco
Son tantos los recuerdos amigo que podríamos escribir varios tomos de bellas memorias. Mencionás cómo costaba inscribirse en el glorioso Aqueche. Te cuento… yo estudié en la Escuela Rafael Ayau y me dieron ficha para el INCA (no menos prestigioso) pero mi padre-abuelo era del comité de padres de familia del Aqueche porque mi hermano Pedro Juárez estaba en 4o. Mag. y así me consiguió la tan ansiada ficha. Es un honor para esta humilde maestra que me mencionés en el texto. Quedo a la espera de la próxima entrega.
Me gusto mucho el relato . Un relato auténtico con experiencias bonitas . Espero el siguiente relato 🙂
Hola Francisco. Ya con más calma me senté frente a la computadora a leer tu artículo. Me trajo bellos recuerdos de aquella época. Yo estudié en en INCA y puedo identificarme con muchas de las cosas que relatas en cuanto a los recursos de los que uno gozaba en esas escuelas e institutos nacionales de aquellos años. Mi hermano Francisco Javier Escobar también hizo teatro y estuvo dirigido por Aroldo Vallejo, también recuerdo a Miriam Monterroso y algunos otros personajes que mencionas. Yo el Aqueche lo conocí bien porque vivía en la zona 1 y porque en el año 77 o 78 estuve con mi hermano en la Escuela de Vacaciones, creo que organizada por la Coordinadora de Estuduantes de Educacion Media que también mencionas. Mi hermano daba varias clases y yo a veces lo asistía. Alli conoci a la poeta Guisela Lopez.
Gracias por compartir tu historia y por traer a mi mente recuerdos de esos tiempos maravillosos de fuerte represión, pero de mucha conciencia y entrega de parte del estudiantado y de los catedráticos que nos formaban integralmente. Un saludo y un fuerte abrazo.
Mis respetos compañero Francisco De León, te felicito por todos los logros alcanzados y, lo que tu dices que dejaste de hacer será algo que tus hijos podrán continuar.
Excelente trabajo basado en vivencias reales en nuestro querido Rafael Aqueche. Cómo olvidar momentos alegres y tristes que vivimos dentro de aquel recinto, recuerdos que llevaremos siempre en nuestros corazones.
Dios siga bendiciendo tu vida y la de tu familia, y que alegre que con tus escritos se mantengan vivos los recuerdos de nuestra juventud como estudiantes en nuestro glorioso Rafael Aqueche.
Mis respetos compañero Francisco De León, te felicito por todos los logros alcanzados y, lo que tu dices que dejaste de hacer será algo que tus hijos podrán continuar.
Excelente trabajo basado en vivencias reales en nuestro querido Rafael Aqueche. Cómo olvidar momentos alegres y tristes que vivimos dentro de aquel recinto, recuerdos que llevaremos siempre en nuestros corazones.
Dios siga bendiciendo tu vida y la de tu familia, y que alegre que con tus escritos se mantengan vivos los recuerdos de nuestra juventud como estudiantes en nuestro glorioso Rafael Aqueche.
Gracias maestro por este texto.
Que vivencias mas hermosas! Me siento muy orgullosa de haberlo conocido, doy fe de su gran talento en la actuacion, però sobre todo de su gran corazon. En espera del prossimo relato,un abrazo a la distancia.
Gracias por esa riqueza de relato Francisco, cada detalle en el mismo bien hilados y claros, tuve un dejavú increible recordé tantas alegrias tantas personas que como tú han hecho una labor increible en varios aspectos. Felicitaciones y adelante amigo.
Excelente narración, mi estimado amigo Francisco, que me lleva a recordar gratos momentos vividos también en esos seis años de secundaria en nuestro glorioso Aqueche. Cuánto deseé que mis hijos estudiaran en el Aqueche donde me formé como Maestro y donde conocí a quien ahora es mi esposa, pero lamentablemente con el tiempo el Aqueche de nuestros tiempos decayó al igual que el sistema de educación en nuestro país.
Te envío un fuerte abrazo hasta donde te encuentres, con mis sinceras felicitaciones por los logros que has obtenido en muchos campos de la vida, y también mi agradecimiento por poner en alto siempre el nombre de nuestro país y el de nuestro querido Instituto Normal Rafael Aqueche.
Gracias maestro mi estimado bombo por traer a mi memoria momentos que marcaron mi vida de la epoca maravillosa vivida en el glorioso «Rafael Aqueche» de donde hay buenos y malos recuerdos, gracias por tu amistad que apesar de la distancia y el tiempo sigue presentete, y seguira por siempre espero, algun dia volver a tener la oportunidad de poder estrechar tu mano y poder conversar y recordar tantos momentos vividos en nuestra epoca estudiantil, te felicito por tus logros alcansados por tu perseverrancia que te a llevado a donde estas, te envio un fuerte abrazo hasta donde te encontras y saludos a tu apreciada familia.
Excelente narración Francisco!! Que memoria la suya para recordar tantos detalles, muy bonitas historias, definitivamente la educación de nuestros institutos no es la misma que en esos tiempos. Felicitaciones porque aún continúa cumpliendo metas, y a seguir adelante. Un abrazo fuerte.
Me alegro mucho por vos, no has dejado nada en el tintero, un porcentaje muy alto de tus sueños y metas los has cumplido. Bendiciones
Felicitaciones, se le recuerda con cariño sincero. Dios le bendiga y que su vida sea llena de exito y plenitud.
Envidiables vivencias de juventud! . Que riqueza de relato! impregnado de historia e informacion mezclados con las propias experiemcias, vivencias,ilusiones, entusiasmo y energia, todo narrado con soltura y sencillez, cada linea nos traslada a esa hermosa epoca de juventud. Con cada publicacion el autor nos continua asombrando con tanta riqueza de experiencias y con su habilidad para hacernos revivir nuestros recuerdos de estudiante. Gracias y adelante, que no se pierda tan valiosa memoria.
Magnìfico relato que nos traslada a nuestros años de juveniles estudiantes. Toda una cronología de la época gloriosa del Aqueche, del Central, de Comercio, etc., historias casi similares. Interesante historia de tu relación con el teatro desde diferentes espacios y el conocer a los que hoy son historia del teatro guatemalteco, y tristemente desconocidos por las nuevas generaciones de teatristas.
¿Qué sería del Maestro Haroldo Vallejo? Saludos y felicitaciones por el artículo.
Muy bonito tu relato! Llena de recuerdos y experiencias . Espero tu siguiente relato . Saludos
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