Educación y dominación

-Enrique Castellanos / ENTRE LETRAS

Dicen los indicadores que cada generación comparte con otras al menos diez cosas en común, la anterior y posterior dotan de elementos subyacentes a la que se pertenece. De esa cuenta, cada una de las generaciones interpreta la vida, su historia y su realidad de acuerdo a elementos tiempo/espacio e intereses comunes que les afectan. En segunda instancia, incorpora la de sus antecesores y posteriormente la de las nuevas generaciones.

Se conoce así, al menos tres categorías “de tiempo común”: “pasado, presente y futuro”. Dialécticamente nunca el pasado será el mismo para las generaciones, tampoco el presente y mucho menos su idea de futuro.

Pasado, lo vivido, terminado, anclado en algún lugar de la memoria. Recordación de lo hecho, experiencia aprendida, algunas veces revisitada, otras para el olvido. Mientras más tiempo vivido, más pasado acumulado.

Presente, fugaz, raudo, indefinido, la vida hoy, vivir y vivir. Se sabe que es presente siempre un instante después. Sin explicación concreta. Cuando se siente… ya pasó. Cuando se toma conciencia, ya pasó.

El futuro, abstracción de vida, quizá la más bella abstracción de vivir. Saber que se estará allí en algún lugar produce emoción. Aunque efímero, el futuro llega, llega y se va. En su paso hacia el pasado saluda al presente, fugazmente pasa, roza la vida de hoy. Una brizna de algo desconocido te saluda.

En Guatemala bastaría una reflexión hecha desde lo profundo de la conciencia para darse cuenta porqué la sociedad es como es… un conglomerado amorfo transitando su vida. Cada quien con su generación, atravesando realidades y sueños, desafiando al tiempo común que se comparte. Coincidiendo con otras generaciones en espacios comunes pero con miradas distintas.

Muy tímidas y tibias nociones de identidad común dominan aún el ambiente humano (sin otras especies). Lo genuino de lo genuino es todavía utopía en el desierto. Y aún así vamos, se comparte, se adapta, se adquiere, se envuelve, se disfraza, se habla de la otredad en medio de la nada. La emoción de raíz identitaria se esparce al viento y se pierde, se diluye, se escapa. Cada generación, cada grupo, cada sector, cada gremio, cada partido, cada moda, cada quien con su “clase social adquirida”… ¡¡cada caso!!

El pasado, presente y futuro se vuelve una maza uniforme cuando de ideología se trata. Todo en función de la adscripción, allí se evidencia el mágico espejismo de la vida. En las vidas personales subyace la ideología de otros. ¿Qué otros?; ¿quiénes son los otros?… Fuerzas mayores no permiten que se sea.

Para empezar, un sistema educativo que no enseña a pensar, solo la adscripción al sistema dominante es posible. La historia por encargo es una realidad que inunda la vida, allí se coincide con otras generaciones, otros grupos, abarca a todo lo que toca.

La educación cual transmisora silenciosa de ideología es eso. Norma la vida de las personas, las conduce, produce sus nociones de identidad, quita emociones de verdad, provoca otras ideas y creencias, desaparece conciencias, enmudece colectividades; en fin, redondea conductas sociales para que parezcan comunes. Se concreta aquí, el espejismo mágico de sociedad condescendiente, complaciente y permisiva.

Entonces, la educación a la que privilegiadamente se ha accedido cobra facturas de adscripción, resultan muchas voces orgánicas al sistema de dominación argumentando el fin de las ideologías o evadiendo el debate científico en torno a ellas. Se concreta así una de las maravillas de la imposición ideológica: personas, grupos y voces que no pertenecen a los bloques de poder dominante, paran defendiendo su ideología y justificando su interpretación impositiva.

La representación del sistema necesita de esas voces orgánicas adheridas y sustraídas de las clases subalternas para su sobrevivencia. La ideología dominante se ratifica a sí misma cuando a “los adscritos” se les pone el picaporte de afiliado al sistema. Uno más de la hegemonía, diría Gramsci.

Enrique Castellanos

Educador popular, promotor del desarrollo. Voluntario de cambios estructurales y utopias.

Entre letras

2 Commentarios

Myrna 03/12/2017

Wow Luisito
Este artículo para mi es muy interesante,importantísimo e instructivo,mis felicitaciones,y además me fascinas en esta Foto,Bendiciones Tqmmm

Julio Eduardo 03/12/2017

Excelente artículo, importante texto para recordar, tal como indicaba Gramsci, que las normas culturales vigentes no son naturales, sino un producto social artificial utilizado para dominar. Felicitaciones.

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