Héctor Herrera | Política y sociedad / PEDAGOGÍA DE LA PREGUNTA
Los contornos de tus muslos son como joyas, obra de manos de artista.
Cantar de los cantares (7,2)
El pueblo de Guatemala, una vez más, vuelve a mostrar su rostro más tercermundista, vuelve a reconocer ante los ojos del mundo su Estado patriarcal y machista, el pueblo de Guatemala en su mayoría vuelve a vivir en la Edad Media, el pueblo de Guatemala junto a su iglesia (católica o protestante) vuelve a dejar claro que la educación en salud sexual es uno de los grandes rezagos en el sistema educativo. En Guatemala la tasa de femicidios y violaciones sigue en aumento, solo en Guatemala se queman vivas a 41 niñas en un hogar que resguardaba el Estado, solo en Guatemala se prioriza orar en las escuelas que hablar de Educación en Salud Sexual y Reproductiva, solo en Guatemala se invierten 65 millones para el Ejército y se desabastecen los hospitales, solo en Guatemala se crean diplomados con «Orientación Familiar» y se deja de lado conocer cómo funciona el sistema económico y político del Estado. Guatemala criminaliza la lucha de las mujeres y violenta su derecho de expresarse, permitir que le pase por el cuerpo las injusticias que viven día con día, desde un piropo en la calle, desde un ejercicio de violencia en el hogar, desde un trabajo menos pagado a pesar de realizar el mismo trabajo que un hombre, hasta ser utilizadas en las portadas de cada anuncio publicitario como objeto sexual.
Mientras el sistema educativo invierte, según ellos, en «profesionalización» para seguir cultivando moralidad de un Estado patriarcal y capitalista, un gran porcentaje de niñez y adolescencia sigue sin hablar de sexualidad, sigue con grandes rezagos en materia de educación integral, siguen los niveles de desnutrición y analfabetismo, brecha que cada día se hace sentir con procesos de misoginia, en cada esquina y en cada salón de clases, mientras algunos quieren apostarles a los «valores morales» olvidando que este sistema de opresión permite jornadas laborales de hasta 16 horas. Mientras el transporte colectivo está colapsado, las carreteras en mal estado, los salarios cada día más en miseria, un grupo de legisladores, empresarios, militares y jueces ejercen procesos para instaurar el fascismo de la forma más descarada, permitiendo iniciativas de ley que violentan preceptos constitucionales y abren la puerta para volver a silenciar las voces que habían silenciado en los más de treinta y seis años de conflicto armado, financiado por gobiernos como el del Israel y Estados Unidos.
Guatemala es un país donde la gente se indigna por ver un colectivo de mujeres manifestarse en el parque central, pero no la vemos indignarse por la violación al derecho a la educación que se ejerce cada día con miles de estudiantes que están fuera del sistema educativo, la vemos indignarse con una piñata en forma de vulva, pero no la vemos decir lo mismo cuando el empresariado evade millones de impuestos, se indigna porque las mujeres gritan consignas que reivindican su territorio cuerpo, pero no se dice nada de las condiciones infrahumanas en que se reciben a pacientes en los hospitales nacionales, el pueblo «cristiano» coloca denuncias en el Ministerio Público contra activista de derechos humanos por reinvidicar su territorio cuerpo, pero nunca se le ha visto colocar una denuncia por la violación a derechos constitucionales por el saqueo y explotación que sufren las comunidades indígenas. El pueblo, desde lo urbano, se indigna porque observa a mujeres hacer uso de su derecho de manifestación, pero cuando salen miles de borregos a defender a un gobierno de la corrupción, ora por ellos, al «cristiano» le está faltando leer y poner en práctica su ejercicio de «amor». «Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones y guardarse sin manca del mundo» (Santiago 1:27).
En Guatemala se tiene la cuarta tasa más alta de femicidios en el mundo, es el tercer delito contra la vida con mayor incidencia, aunque existe la Ley de Femicidio y otras Formas de Violencia contra la Mujer, no es suficiente por los niveles de escolaridad que tienen un gran porcentaje de mujeres en el país, a esto debemos agregar que todos los días existe un bombardeo sexista y machista contra las mujeres en cada espacio que ejercen los medios de comunicación masivos (escritos, radifonicos, televisivos, redes sociales, etcétera). Ese ejercicio de poder se refleja en la criminalización de la lucha de las mujeres y al dejar de lado la recuperación la memoria histórica que hasta el día de hoy sigue siendo un factor fundamental para recuperar el país en defensa de los derechos humanos.
Tenemos un «Estado laico», aunque eso en la práctica no existe, porque cada día existe una proliferación de colegios «cristianos» y la mayoría de los maestro de la educación pública presionan para instaurar el tema de Dios en las aulas.
¿Será permitido orar para generar una educación laica?
¿Quiénes son responsables de la violencia contra las mujeres en un Estado patriarcal?
¿Por qué la culpa recae sobre las mujeres?
¿Qué ejercicios pedagógicos generan condiciones para educar en salud sexual y reproductiva?
¿Por qué se denuncia penalmente a un colectivo de mujeres por ejercer su derecho a expresarse libremente?
¿Legisladores proimpunidad tienen solvencia ética y moral para interpelar al magistrado de Conciencia?
¿Quiénes ejercen presión para visibilizar una marcha feminista y olvidar la violencia de Estado contra las mujeres?
¿Qué papel juega en todo esto el maestro o maestra?
¿El medio de comunicación, informa o manipula la opinión pública?
El ejercicio de derechos sigue avanzando, derechos para unos cuantos, derechos desde lo normado por un sistema patriarcal, entonces solo queda la sororidad de las mujeres y el ejercicio de acompañamiento y compromiso de los hombres para la organización y articulación de un Frente Amplio donde recuperemos las conquistas de la Revolución de Octubre y el espíritu de los Acuerdos de Paz.
Héctor Herrera

Ha cursado estudios en la Facultad de Humanidades (USAC), docente en el nivel primario, dirigente magisterial y estudiantil. Ha participado y desarrollado actividades académicas en distintos puntos del país y ha colaborado con otros docentes que trabajan diariamente en la construcción de una sociedad dispuesta al pleno ejercicio de la equidad, desde las aulas y las ideas de las nuevas generaciones. Es, en suma, un hombre comprometido con los grandes procesos y desafíos interculturales en el país.
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