Educación para tod@s…

Luis Enrique Morales | Política y sociedad / OTREDAD Y EDUCACIÓN

El sociólogo francés Pierre Bourdieu (1930-2002), de los más destacados de la época contemporánea, escribe sobre la función de la escuela. Él presenta su teoría de clases. Según Bourdieu, el mayor problema de países como Francia o Japón es la autodivisión del individuo en diferentes campos sociales.

Los campos sociales son grupos de personas que tienen intereses en común. Ese interés en común está relacionado a lo que él nombra como capital simbólico. El capital simbólico es algo que tiene un valor, que de manera periódica dará resultados o frutos, o sea, por medio del capital simbólico, un individuo puede tener mayores oportunidades en la sociedad. Ese capital puede ser cultural, social o económico. El capital cultural es sin lugar a dudas el conocimiento que una persona tiene sobre la cultura, el acceso que tiene esa persona a la cultura, o la capacidad de crear. El capital social, podemos decir que es la red de contactos que una persona tiene, o el grupo de personas con las que se relaciona. Este capital está relacionado tanto al cultural como al económico. El capital económico es la cantidad de bienes que una persona posee. También nos dice que cada grupo social tendrá diferentes habitus, que son diferentes formas de comportarse, podríamos decir, que una persona que tiene un capital económico alto, tendrá los habitus de hablar de viajes, buena comida y famosas marcas. Todo esto se lleva y se representa más en los grupos de personas que tienen el interés común o, en términos sociológicos, en los campos sociales. Bourdieu concluye que quien posee más capital simbólico tiene más poder en la sociedad. Entonces él sugiere a la escuela como una herramienta para contrarrestar las diferencias sociales. La escuela debe cumplir la función de potencializar el capital simbólico de los estudiantes, para que ellos puedan tener más herramientas para vivir en la vida real.

Imagen tomada de France culture.

En países donde la educación es accesible para todos, hay estándares para que la educación sea de la misma calidad. En Japón, por ejemplo, existe un programa de educación para cada grado. Este se lleva estrictamente a todas las escuelas, para mantener la educación en cierto nivel y se va midiendo por año. En Suecia también existen los estándares, con la diferencia de que estos se miden en estadios de aproximadamente 7 años. En los dos países existen escuelas que tienen mejor calidad educativa. En Japón, se puede pagar para adquirlo. En Suecia no, las escuelas con mejor calidad son las escuelas de los sectores que más impuestos pagan. Vemos pues que lo que Bourdieu llamaría capital económico, es lo que en este caso hace que los estudiantes tengan mejor acceso a la calidad educativa. Este no es solo un fenómeno de países desarrollados, es un fenómeno de todo el mundo.

La mayor parte de los países latinoamericanos no son la excepción. Encontramos colegios con mayor y menor calidad educativa. Es algo así como que el que paga más, tendrá mejor calidad educativa. Esa calidad educativa incluye una potencialización del capital cultural, social y económico. Según el sociólogo francés, esto sucede porque al potencializar el capital cultural, la persona se enriquece en el conocimiento de las estructuras sociales, la psique humana, la comunicación y la capacidad de reflexión. Esto obviamente dará frutos no solo culturales y económicos, no se diga políticos. El problema de la educación privada es que detrás de todo estudiante que se educa en un buen colegio, puede existir aquello que se le llama por el esfuerzo familiar, padres o madres de familia trabajando día y noche por darle una buena educación a sus hijos, perdiendo lo poco de vida que les queda, o indocumentados pasando penas y vergüenzas para poder mandar alguna remesa económica.

Digámoslo así, lo privado está asesinando a lo público. Esto trae consigo que las diferencias sociales crezcan. También que el derecho de educación al cual se obliga a los Estados se cumpla mediocremente. Sucede porque lo privado le quita toda responsabilidad al Estado. Lo privado no es el problema. El problema es huir de la educación pública porque no tiene calidad. Porque quien estudie en escuelas públicas tendrá menos acceso al capital simbólico y estará en desventaja con quien haya estudiado en un buen colegio. Esto trae consigo que no se solucione nada porque todo desarrollo social es la educación la que está en su base.

Hace unos días, los ministros de Educación y Finanzas se unieron para tomar un préstamo de US$ 150 millones, ellos llaman a esto un préstamo de calidad educativa. Es decir, el dinero se verá invertido en la mejora de las escuelas públicas. Todo este préstamo debe ser cuestionado. Una deuda no se paga sola. Y puede ser solo una estrategia para terminar de asesinar lo poco de educación pública que queda. Porque hoy puede ser el préstamo, y mañana privatizar todas las escuelas para pagar el préstamo. También se debe tomar en cuenta que la calidad educativa no se potencializa solo con lo económico. Es el capital cultural y la capacidad intelectual de los catedráticos lo que hace la calidad educativa.


Imagen principal tomada de eMaze.

Luis Enrique Morales

Quetzalteco nacido en 1989, escritor independiente y estudiante. Egresado de la Universidad Galileo en 2012, excatedrático en el área automotriz de la región de Quetzaltenango. Actualmente residente en Estocolmo, donde trabajo en docencia y, al mismo tiempo, estudio Ciencias de la Educación (Pedagogía) en la Universidad de Estocolmo.

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