La imparable violencia contra las mujeres en Guatemala

Esta semana fue Vilma Ajcabal Ixcoi, originaria de San Pedro Jocopilas, del departamento de Quiché, con tan solo 16 años. En un país en donde se cumplieran los mínimos derechos individuales y sociales, Vilma debería haber estado estudiando, al lado de su familia, preparándose para un mundo laboral que le ofreciera un trabajo digno con el que encarar el futuro. Pero el futuro no existe para estas muchachas, sino un presente que implica dejar familia y poblados para emplearse en la capital en condiciones miserables. Vilma Ajcabal dejó San Pedro Jocopilas, trabajó como tortillera durante cuatro meses, según relatos de quienes la conocieron, ella vivía, comía y dormía en el mismo local en donde torteaba en horarios sin descanso. Lo que sin duda alguno podemos llamar explotación.

Con solo 16 años, esta adolescente pasó a engrosar un número espantoso de mujeres asesinadas en Guatemala en los últimos meses. Su cadáver con signos de violencia fue encontrado en un campo de futbol de Ciudad Satélite, municipio de Mixco. A su nombre, el de Vilma Ajcabal Ixcoj, se agrega un listado elaborado por la Fundación Sobrevivientes, listado que enmudece las conciencias: la enfermera Karina Ivon Mazariegos, de 32 años, cuyo cadáver apareció en San Andrés Villa Seca, Retalhuleu; Lorena Leticia Agenel Rivera, de 18 años, y Sandi Siomara Agenel Rivera, de 16 años, cuyos restos fueron encontrados en una fosa en un barranco de Villalobos 2, municipio de Villanueva; Katherine Dessire Morataya Arenas, cuyo cuerpo sin vida apareció en ruta a Santa Elena Barillas, municipio de Villa Canales; Karen Yojana Barrera García, de 19 años, Griselda Elizabeth Gutiérrez, de 23 años, y Virgilia Marisol Gómez de León, de 22 años, cuyos cadáveres aparecieron en el caserío La Oriental, municipio de El Chal, departamento de Petén; Betzy Esmeralda Có Sagastume, de 18 años, y Kelly Marisa Villareal Recinos, de 25, cuyos restos fueron dejados en el kilómetro 54 en la ruta entre Sanarate (El Progeso) y Jalapa. Leyendo este listado, pareciera que Guatemala se erige sobre mujeres cadáveres.

Esta violencia no solamente da cuenta de una descomposición social, en el centro de la cual una mujer es asumida como pertenencia desechable, sino también de la impunidad. Porque muchos de los casos de feminicidio apenas prosperan en los tribunales, en donde frecuentemente se negocia la prosecución con base en pagos del mejor postor y posiblemente del más macho. La fiscal vigilante, que poco ha hecho en estos meses por avanzar en casos de corrupción y mucho por cumplir su propia agenda política, completa un discurso de lamento colectivo pero no de acción. Y ya lo dice el dicho, de buenas intenciones está empedrado el infierno. Aquí, en Guatemala, de esas intenciones está empedrado el camino a la muerte por el solo hecho ser mujer.

Los feminicidios son un fenómeno social complejo, pero indudablemente los mismos se inscriben en sociedades que interiorizan que una mujer no tiene valor y que, cuánto más vulnerable es, por pobre o por sola, más margen de abuso y violencia. Antes del cadáver, pueden rastrearse palabras agresivas, gestos violentos, miradas lascivas y controladoras, abusos físico o psíquico, ninguneo, explotación laboral, anulación de la persona. De ahí que acabar con estos crímenes machistas exige proporcionar a las mujeres una autonomía psíquica, educativa y laboral, que les permita encarar los imaginarios y actos violentos. Y esto solo se consigue con un Estado que provea de educación y salud a las mujeres, además de un mercado laboral regulado con justicia y equidad. Mientras los diputados sean sobornados para aprobar leyes que benefician a unos pocos, mientras un presidente y sus ministros confraternicen con narcotraficantes y mientras un sistema legal, sostenido por las élites económicas, se resista a que vayamos a una votaciones libres, seguirá la miseria y perdurarán los cuerpos insepultos de estas muchachas.

Vilma Ajcabal Ixcoi se merecía otro futuro y no ese lento morir que va de la deshumanización al feminicidio, de la tortillería al campo de futbol de Ciudad Satélite.

4 Commentarios

Luz Lescure 20/05/2019

Ciertoo, Guatemala es un pais en donde no se respeta la vida humaba ni la integridad, no se respetan los derechos humanos y menos de las mujeres pobres

Guillermo Maldonado C. 14/05/2019

Esa violencia es concebida y dirigida por personajes siniestros. Magos negros y personajes obscuros que dominan los estamentos de poder, inoculando menosprecio en contra de las mujeres; sembrando iniquidad y sumisión.

Lillian Irving 13/05/2019

La barbarie es el legado del sistema patriarcal imperante durante siglos.

Roberto Bermejo 12/05/2019

Este es un país de bárbaros con un Congreso irresponsable y corrupto; algo intolerable

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