¿Las alegres elecciones?

Sorprende esta semana que los medios de comunicación empiecen hablar de las elecciones y sus candidatos, a pesar de que estuvieron desaparecidos del mapa político por mucho tiempo.

Nuestro país esta sumido en una crisis social tremenda, los órganos del Estado están completamente desgastados, hay ausencia de liderazgo dentro del Gobierno y este, a su vez, no ha hecho acciones que beneficien al pueblo. Por el contrario, cada día comete más errores, como querer desaparecer a la Cicig a cualquier costo. Durante las catástrofes no ha respondido con celeridad y en la mayor parte ha llegado a la negligencia, como fue la reciente erupción del Volcán de Fuego donde cientos de personas perdieron la vida y casi dos millones fueron desplazadas. Son comunes las protestas sociales que se manifiestan dentro del país debido a la carencia de los servicios básicos,la falta de trabajo o los salarios paupérrimos.

En el Legislativo, los representantes del pueblo se recetan sendos salarios, hacen un pacto de corruptos, no dan trámite a los antejuicios por financiamiento electoral ilícito, ni ningún otro que tenga que ver con la lucha contra la corrupción. En cambio, atacan a la Corte de Constitucionalidad y protegen a los diputados abiertamente identificados con la corrupción. En fin, el Congreso no legisla para el bien común sino para satisfacer los intereses de los diputados.

En el Organismo Judicial existe una falta de control y un permanente condescender con el Pacto de Corruptos. Este año será renovada la Corte Suprema de Justicia –CSJ–, sin que se consiga poner en marcha de manera completa y efectiva la carrera judicial. La CSJ ha sido incapaz de proponer, de manera firme y activa, enmiendas para que la justicia sea ejercida de manera pronta y ecuánime, y así enfrentar de manera directa la corrupción.

Ambientalmente, los ríos son desviados para beneficiar a los azucareros, se autorizan hidroeléctricas que afectan a amplios sectores de la población que, siendo quienes protegen y mantienen los bosques de donde surgen los mantos acuíferos, no resultan beneficiados con la producción de energía eléctrica. Junto a ello, continúan las extracciones mineras a cielo abierto, afectando de manera drástica y casi irreversible nuestro medio ambiente.

Cada vez en mayor número, los guatemaltecos huyen del país, tratando de alcanzar en otros países mejores remuneraciones por sus esfuerzos, mismas que les permitan satisfacer las necesidades básicas de sus familias. La migración va en aumento sin que existan políticas públicas efectivas para mejorar sus condiciones de vida en el país.

Pero ahora aparecen los candidatos presidenciales, que en su mayoría nunca se manifestaron frente a estos problemas y, de manera descarada, comenzarán a ofrecer lo incumplible. Junto a ellos, todo un séquito de candidatos a diputados y alcaldes intentarán obtener cargos, desde los cuales, abiertas de nuevo las compuertas de la corrupción, se enriquecerán y enriquecerán a sus allegados, apropiándose de todo lo que esté a su alcance.

A los políticos que desean alcanzar un triunfo electoral solo los hemos visto aparecer durante las crisis para oponerse a la lucha contra la corrupción, y apoyando, desde la ultraderecha, el desmantelamiento de las escasas conquistas legales que los sectores marginados con luchas constantes han conseguido.

Guatemala tiene grandes e ineludibles retos que deben ser atendidos cuanto antes, como Estado plurinacional debemos exigir propuestas serias y efectivas que permitan alcanzar el desarrollo con equidad a partir de nuestras diferencias.

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