¿Las alegres elecciones?

Sorprende esta semana que los medios de comunicación empiezen a hablar de las elecciones y sus candidatos, después de haber desaparecido del mapa político por mucho tiempo.

Nuestro país está sumido en una crisis social tremenda, los órganos del Estado están completamente desgastados, hay ausencia de liderazgo en el Gobierno, el cual no ha actuado en beneficio del pueblo, al contrario cada día comete errores, como querer desaparecer a la Cicg a cualquier costo. Durante las catástrofes no ha respondido con celeridad y en su mayoría ha llegado a la negligencia, como fue durante la reciente erupción del Volcán de Fuego, que tuvo como resultado cientos de fallecidos y casi dos millones de desplazados. Son comunes las protestas sociales en el interior de la República, debido a la carencia de los servicios básicos, la falta de trabajo o los salarios paupérrimos.

En el Legislativo los representantes del pueblo se recetan sendos salarios, conforman un pacto de corruptos, no dan trámite a antejuicios por financiamiento electoral ilícito, ni ningún otro que tenga que ver con la lucha contra la corrupción. En fin, el Congreso no legisla para el bien común sino para sus propios intereses. Una muestra es que el proceso de reformas a Ley Electoral y de Partidos Políticos no ha avanzado como debería, ni está enfocado para el beneficio de la población.

En el Organismo Judicial existe lo mismo, una falta de control. Se hace evidente que es necesario renovarlo completamente, además debe proponerse la carrera judicial y otras enmiendas para que la justicia sea pronta y ecuánime, de tal manera que pueda terminarse con la corrupción.

Existen los problemas con las mineras, las hidroeléctricas, el desvío de ríos; los problemas de migración que afectan mayoritariamente a los niños. Es este un país sumido en un caos tremendo.

Pero ahora aparecen los candidatos. Y aunque la mayoría nunca se manifestó por estos problemas, resulta que ya ven llegar la hora de correr tras la Presidencia, las diputaciones y alcaldías, entonces empiezan aparecer los rostros de los más descarados para llegar a ocupar uno de estos puestos.

Durante la crisis, no hemos visto aparecer a los políticos que desean alcanzar un triunfo electoral, ni siquiera dando declaraciones o análisis sobre la situación, hacen como el avestruz que mete la cabeza bajo la tierra. Ahora que se acercan las elecciones empiezan a sacar su cabeza, muchas de ellas vacías de planteamientos concretos con respecto a soluciones para salir de la crisis en que estamos.

Existen alrededor de 25 partidos políticos en Guatemala que se jugarán la Presidencia, diputaciones y alcaldías principalmente, muchos harán alianzas para, según ellos, fortalecerse. La dinámica es la misma, no manifestarse durante tres años y medio, ni siquiera como una oposición constructiva, para mantenerse vigentes y estar al lado de impulsar mejoras para que el país cambie.

Se habla ya de doce candidatos prepresidenciables, que están con los deseos de correr el camino para llegar a la guayaba, como decimos aquí. Pero la mayoría no representa una opción política de cambio, es decir una propuesta para encontrar soluciones a la problemática actual.

Pasa, como decía Ursula en Cien años de soledad, que el mundo gira y vuelve al mismo lugar. Para la mayoría de estos candidatos, su negocio son las elecciones, ya sea que ganen o pierdan, pues siempre hay sectores que los financian y de eso se aprovechan para su forma de vida. Ninguno de estos candidatos se ha manifestado por un cambio a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, para que esta sea más efectiva y acorde a la realidad y a los temas de anticorrupción y transparencia. Los candidatos a ocupar puestos de elección popular deben trabajar todos los días, no para conseguir financiamiento, sino para participar en las propuestas que el país necesita.

Vienen las elecciones el próximo año y ya los oportunistas están buscando cómo posicionarse dentro de las agrupaciones legalmente inscritas, para llegar a esquilmar al Estado.

Los partidos políticos serios deben tener presencia durante los cuatro años en la solución a la problemática nacional e impulsando leyes en beneficio de todo el pueblo. Cambiar leyes que son obsoletas y apoyar la transformación en organismos e instituciones. También deben participar en el impulso de una propuesta económica para elevar el nivel de empleo y así generar más condiciones para un desarrollo integral. Lo que vemos es lo contrario, partidos políticos acomodados que solo esperan colocar un número determinado de legisladores, alcaldes y otros para poder tener control y poder, y así continuar con el mismo círculo que no llega a ningún lado.

Los partidos políticos inscritos y que se quieren inscribir para participar en las próximas elecciones no buscan la solución a la problemática nacional, no cuentan con un programa de trabajo serio, con un planteamiento que sea incluyente, con una propuesta de nación, en fin, solo ven las elecciones para llegar a ocupar cargos, acomodarse y enriquecerse. Incluso los partidos que no ganan la Presidencia sí ganan haciendo componendas con diversos sectores, atrayendo financistas que les permiten darse una vida de lujos y ser la base legitimadora, según ellos, de un proceso que no es democrático.

En la concepción democrática existe la idea de elegir y ser electo. Sin embargo, esta idea está vedada para la mayoría de la población, porque los partidos políticos solo aceptan candidatos para los diferentes cargos si estos dan una porción de dinero al partido, o sea, los puestos a elección son comprados. De allí que se haga cierto el refrán que dice «El que paga por llegar, llega a robar».

Guatemala necesita de los guatemaltecos organizados, pero con interés de sacar al país adelante, de crear un movimiento social que permita la participación amplia de todos los sectores, de terminar con el clientelismo político y que las propuestas sean para hacer una agenda de nación y no de improvisación. Hay grandes retos que el pueblo de Guatemala tiene y, como nación pluricultural, necesitamos que esta propuesta sea incluyente y con base en el principio de respeto a otras formas culturales.

Las elecciones se transforman en un mercado porque los financistas sacan su dinero y lo distribuyen en unos pocos partidos políticos para comprar conciencias y así continuar con el mismo sistema. Debemos cambiar esto, ya la forma tradicional de las elecciones en Guatemala es obsoleta y corrupta, necesitamos de una nueva forma de elección de cargos que contemple la institucionalidad de los partidos políticos.

Guatemala merece un cambio, no solo de dirección política, sino de oportunidades para la población pobre del país. Las elecciones no son alegres para el pueblo, sino una pesadilla de la que, al despertar, nos encontramos con las mismas caras dirigiendo, mientras la pobreza y la desigualdad continúan.

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