Acaso resultaría más pertinente preguntarse en dónde está hoy el istmo centroamericano, pues parece haber desparecido del mapamundi de las noticias internacionales. Y no por falta de acontecimientos que reflejan diversos procesos, especialmente en los países centroamericanos, azotados por el descubrimiento de estructuras de corrupción incrustadas en el Estado. Si bien la corrupción es una ola continental, recuérdese el caso de Odebretch, sucede que en las naciones del istmo el impacto social y económico resulta mayor debido a la magnitud de la corrupción y el tamaño menor de los países. Parece estarse entrando en una crisis democrática regional, ya que la democracia representativa desde hace dos décadas no está suministrando los satisfactores esperados, razón por la cual continua el éxodo y migraciones de miles de centroamericanos que se ven obligados a buscar otros horizontes de vida.
La corrupción es un obstáculo mayor para el desarrollo. Y en países con altos índices de pobreza cobra miles de víctimas inocentes, en especial entre la infancia desnutrida. La corrupción mata, por lo tanto los políticos corruptos resultan una especie de asesinos.
Es necesario resaltar las diferencias plausibles entre las repúblicas del istmo. Razones históricas y culturales hacen que, por ejemplo, Guatemala, con la mayor población, tenga diferencias étnicas y sociales que son causa de falta de cohesión nacional y de exclusión, y de los mayores niveles de pobreza entre la población indígena y rural. Guatemala es un país estratégico del tráfico de drogas hacia Estados Unidos, por lo que los carteles y el crimen organizado han cooptado el mismo Estado y a la clase política. El establecimiento de una comisión internacional avalada por la ONU, tras propuesta del Estado guatemalteco, para combatir la impunidad, ha producido resultados positivos pero también un creciente enfrentamiento con las fuerzas de la derecha extrema, las mafias y el mismo Estado, sobre todo cuando el presidente Jimmy Morales y su familia han sido señalados por esta comisión –Cicig– de hechos delictivos relacionados con corrupción y financiamiento electoral ilícito. El sabotaje a la lucha contra la corrupción del presidente guatemalteco, en alianza con un Congreso manejado por fuerzas de la vieja política corrupta, está produciendo tensiones muy peligrosas que ponen en peligro la institucionalidad y a la misma democracia.
Costa Rica se diferencia del resto de países centroamericanos por una cohesión cultural y social más homogénea, así como el desarrollo de sus instituciones y la fortaleza del Estado democrático. El país ha venido, sin embargo, teniendo un ascenso de la pobreza, que aunque no llega a los niveles de los vecinos, demuestra como las políticas neoliberales afectaron el tejido social. Además, estas mismas políticas han llevado a una crisis democrática que se reflejó durante las últimas elecciones, en las que se confrontaron dos perspectivas políticamente antagónicas con la aparición de un candidato ultraconservador de perfil evangélico, Fabricio Alvarado, derrotado empero en segunda vuelta por Carlos Alvarado Quesada, candidato de la fusión de la gran base electoral costarricense compuesta por partidos seculares, aunque sus dirigencias hubieran optado paradójicamente amarrase al carro conservador.
Panamá se ha convertido en la lavandería de dinero del continente latinoamericano y el refugio de capitales dudosos en una banca sin visibles escrúpulos. Panamá sigue siendo, en términos geopolíticos, un país fundamental para la economía dominada por el capital norteamericano y aún el europeo, debido a la esencia estratégica del Canal. El espectro político se volvió rancio y poco transparente durante la Presidencia de Ricardo Martinelli (2009-2014) con acusaciones de espionaje antidemocrático a los adversarios políticos y sobre todo de manejos corruptos. Martinelli se encuentra detenido en Estados Unidos por causa de un pedido de extradición de su propio país y se lleva a cabo una intensa lucha jurídica.
Nicaragua, con la continuidad del orteguismo, conserva logros de la Revolución sandinista pero ha entrado en un proceso de deterioro del Estado de derecho y de una gobernanza autoritaria que permite el flujo de la corrupción nacional y extranjera. La aguda crisis, con más de 40 muertes violentas, causada por las políticas gubernamentales de hacer cambios en el seguro social desde hace años quebrado y al borde del colapso, vinieron a mostrar el complejo engranaje de contradicciones en el país de Darío y Sandino donde, a pesar de la aplicación de programas sociales de esencia clientelar, continua la pobreza. El gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo se encuentra sumido en el mayor de sus aprietos y se vislumbra un deterioro de la institucionalidad y un aumento del autoritarismo
En El Salvador no se ha podido disminuir significativamente la pobreza y no se ha logrado un desarrollo institucional con niveles de amplia aceptación social. Todo lo contrario, la gestión de los gobiernos del FMLN se ha caracterizado por ser deficiente y corrupta. Las pasadas elecciones parlamentarias fueron un claro NO a las políticas del gobierno y se prevé una derrota contundente para el candidato del Frente en las elecciones presidenciales.
Honduras, azotada por la violencia de las maras y la pobreza, sigue soportando una gobernanza represiva y corrupta que llegó al extremo de un golpe de Estado en el 2009 y ahora al fraude electoral después en las últimas elecciones, lo que ha minado a profundis la credibilidad del sistema de democracia representativa con un auge de la protesta social y represión de las fuerzas de seguridad del Estado. Estados Unidos, comprometido con el golpe de 2009, volvió a mostrar el sentido patrimonial con que trata a los países centroamericanos, al haber convalidado de inmediato, pese al evidente fraude electoral, el triunfo espurio que llevó a Juan Orlando Hernández a la Presidencia de nuevo.
La monoproducción agrícola de exportación (por ejemplo el café) caracterizó la economía del siglo pasado, con la existencia de los enclaves bananeros y la ostensible dependencia económica y política hacia Estados Unidos. Centro América se convirtió en el llamado «patio trasero» y en las «repúblicas bananeras». Estados Unidos, durante la Guerra Fría, consideró geopolíticamente el área como estratégica e invirtió más en recursos militares que en desarrollo social. La tendencia histórica de los agroproductos y de las materias primas de devaluarse respecto a los productos industriales, ha sido una cruda realidad en el área, con impactos perturbadores en el campo social. Al mismo tiempo que el crecimiento de la población ha convertido a la agricultura no industrializada en una vía imposible para el desarrollo justo y sostenible.
La pobreza es el enemigo mayor de la democracia en la región. La criminalidad ha aumentado hasta grados que hacen pensar en estados de ingobernabilidad, al mismo tiempo que más del diez por ciento de la población centroamericana ha emigrado a Estados Unidos (muchos como ilegales) desde donde envían las remesas que permiten la supervivencia del istmo, en especial El Salvador y Guatemala. El modelo de economía agrícola de subsistencia combinado con el de plantación extensiva ha entrado en declive irreversible y las contradicciones sociales parecen, a corto plazo, insolubles si no se realizan cambios estructurales como la tenencia de la tierra y la reforma fiscal.
No puede negarse la influencia y presencia de Estados Unidos en la región. La lucha contra las drogas es el gran motivador, pero también el deseo expreso de frenar la migración de centroamericanos. También un proceso de borrar la presencia económica de otras potencias en el istmo, en especial la china y la rusa. Se vive una época de contraste y contradicciones, donde los intereses más poderosos imponen su ritmo a los vulnerables países centroamericanos.
2 Commentarios
Puntual y acertado análisis.
Gracias, por esta información del istmo centro americano muy interesante.
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