Nuestra relación con Belice

Trescientos millones de quetzales para la consulta popular y solamente una cuarta parte de la población asistió a las urnas para votar en la solicitud de delimitar el territorio entre Guatemala y Belice. Es decir que casi 75 % de la población no asistió a emitir sufragio.

Lo que se observó antes de las elecciones fue un desconocimiento total del porqué se estaba realizando un referéndum en el caso de Belice. Podemos decir que más de 80 % de la población apta para votar no conocía a cabalidad la propuesta que se planteaba.

Belice es independiente y Guatemala reconoció dicha independencia, lo mismo hicieron la mayoría de las naciones en los países miembros de la ONU. Por lo tanto Belice goza de todos los privilegios que la ONU tiene con todos sus miembros.

Cuando se quiere tapar el sol con un dedo, como dice el refrán, se utiliza cualquier artimaña para tratar de hacerlo.

En el momento de la elección, el Gobierno de Jimmy Morales está en un callejón sin salida, tiene que nombrar a un fiscal general que puede trabajar a favor o en contra de la corrupción. Y esta elección lo pone entre la espada y la pared, pues por un lado tiene la presión del pueblo de Guatemala que exige transparencia y por el otro, los grupos del Pacto de Corruptos y del crimen organizado existente en Guatemala que no quieren que haya más persecuciones por estos delitos.

La constante batalla que ha librado Jimmy Morales contra el comisionado ha sido grande, ya que hasta llegó a declararlo no grato, haciendo le la situación más un problema de índole personal que un problema de carácter urgente del Estado. Dicho sea de paso, no ha logrado ni una sola de sus propuestas de querer sacar por la fuerza al comisionado, las cuales, además de ser abusivas, van en contra de los tratados establecidos. Pero sus bravuconerías son producto de sus desatinadas decisiones para dirigir el Estado.

Bajo este y muchos otros problemas, se hizo la consulta ciudadana sobre Belice, que en buena fe, ganó el SÍ, cuestión muy saludable para el país, pues se evidencia que se quiere una solución pacífica y negociada para evitar los problemas de ciudades fronterizas.

El problema fue que Jimmy y su Gobierno no entendieron tampoco por qué estaban votando, Jimmy a la hora de las votaciones expresó que llegó a votar por el diferendo que Guatemala mantiene con México, esto prueba que no estaba consciente de cual es el problema. Pareciera que su mente estaba fuera de control.

La oligarquía guatemalteca y los ganaderos, principalmente de Petén, quieren más territorio dentro de Belice para extender sus tierras. No les interesa la soberanía, ni los interés de los beliceños ni de los guatemaltecos, sino únicamente adueñarse de tierras, de centros turísticos para obtener ganancias, este es el problema de la poca información que se manejó y a la cual el pueblo guatemalteco no tiene acceso. Qué ganaría cualquier persona con «recuperar territorio beliceño», pues nada, a no ser aquellos grupo de poder que necesitan expandir sus negocios tanto lícitos como ilíciticos.

Recurrir a la patriotería o nacionalismo es común entre los gobiernos dictatoriales o antidemocráticos. Eso es lo más lamentable de esta situación, que en lugar de analizar los problemas de fondo que tiene nuestro país, se crea una cortina de humo con el nacionalismo y se juega a decir mentiras. El ejemplo más claro es el de Alemania, donde el nacionalismo llegó incluso a declarar en la constitución que la raza aria era superior, convirtiendo al Gobierno en asesino y represor, mientras su jefe de propaganda decía que se debe mentir hasta que esta mentira se conviertan en verdad.

Entonces estamos jugando al nacionalismo, lo cual genera peligro para nuestra propia sociedad, pues cuando el Gobierno no informa de manera veraz, ni explica con exactitud de qué se trata el referéndum y cuál es el diferendo con Belice, está jugando con los sentimientos nacionalistas, que puede generar chauvinismo y desencadenar una reacción colectiva negativa en contra de los vecinos de Belice. Esto va también en contra de la autodeterminación de los pueblos, un movimiento que está en contra de las intervenciones militares o intervenciones políticas de un país en otro.

Belice es un país independiente que tiene todo el derecho de desarrollar el sistema que más se adapte a sus condiciones para mantener su cultura y su autodeterminación.

Si Guatemala quiere colaborar para terminar con los problemas en las zonas fronterizas, debe dar una verdadera educación, salud, vivienda a los pobladores de esta zona y al pueblo en general. Pero no se acepta que se quieran escudar en el nacionalismo para tratar de tapar el sol con un dedo y olvidarse que los problemas de Guatemala son: la salud, la educación, la vivienda, la inseguridad, el crimen organizado, el narcotráfico, y una larga lista de etcéteras. Es aquí adonde el Gobierno debe dirigir su atención y desarrollar acciones a tomar para eliminar este flagelo.

Los límites fronterizos se deben delimitar y fortalecer el intercambio, comercial, cultural y social entre los dos pueblos que es lo que la humanidad necesita, la paz social y el desarrollo integral de los ciudadanos, dejemos el nacionalismo y chauvinismo por un lado y luchemos por el principio de solidaridad entre las naciones y del apoyo mutuo para lograr un mundo mejor.

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