El país de la eterna primavera se convierte en el país de la eterna desigualdad. La opinión ciudadana es que Guatemala se encuentra en una situación caótica, analizamos los últimos gobiernos y vemos como los grandes funcionarios de cada época son señalados de corruptos, es decir que se aprovecharon del dinero de los contribuyentes para favorecerse personalmente, es así como muchos funcionarios han llegado a tener mansiones con los más sofisticados adornos y excentricidades, que van desde alfombras persas hasta reliquias mayas.
Los funcionarios cooptaron el Estado, quiere decir que tenían control total sobre los negocios que proporcionaban mucha riqueza a ellos, sus familias y allegados fieles a sus fechorías. Pero esto es el quehacer cotidiano o lo que comúnmente se habla en la calle, achacamos estos hechos a malas personas o personas no idóneas para desempeñar los cargos.
Eso solamente es el efecto; el problema de fondo es estructural. Si vamos a los órganos del Estado, vemos como sistema judicial, el Legislativo y Ejecutivo, no funcionan o están al servicio de una estructura económica fuerte que no permite que estos cumplan con sus atribuciones legalmente establecidas.
Entre las prioridades a resolver, está la reforma completa del sector justicia, en donde hay una forma de actuar que no es compatible con los principios de un Estado de derecho, al comenzar por esta forma de estructura judicial se puede dar un cambio en de la justicia guatemalteca y así ver resultados inmediatos. De todos es sabido que hay una serie de exfuncionarios detenidos, pero ninguno ha recibido sentencia, hay muchos narcotraficantes que deambulan libremente por las calles después de pagar sus fianzas y no les pasa nada, el crimen organizado tiene sus tentáculos en ese organismo que no está al servicio de la población guatemalteca sino que de intereses espurios. Los últimos casos en los que jueces y juezas recomiendan no quitar la inmunidad a funcionarios que han sido señalados por el MP y la Cicig de cometer actos ilegales, evidencian la cooptación sistema de justicia. Sobre todo cuando en cualquier país con una justicia sana, los mismos funcionarios deberían presentarse a un juzgado y renunciar a la inmunidad, que dicho sea de paso es un blindaje para ser intocables por la justicia.
En el Organismo Legislativo, las leyes en pro de un desarrollo se estancan y se limitan a debatir cuestiones estériles. Por ejemplo, la ley de aguas cumple el sueño de los justos y así muchas leyes que beneficiarían a la población que no avanzan. Este hemiciclo se ha utilizado hasta para batallas campales, donde grupos representantes de intereses económicos principalmente, luchan por mantener el poder, como fue el caso de la elección de la actual Junta Directiva, que fue una componenda entre el presidente, el alcalde capitalino y los sectores económicamente poderosos. Lo que nos demuestra que el Organismo Legislativo necesita una reforma profunda, tanto en la elección de sus miembros como en la agenda a seguir para tratar asuntos de interés nacional. En repetidas ocasiones se ha dicho que nuestro país tiene muchas leyes que no se aplican, no vamos a referirnos al ámbito social o económico, sino al ambiental; sobre este tema hay más de 1 500 leyes que protegen la naturaleza, pero la realidad nos demuestra que el país se deteriora, cada día hay más contaminación, más desechos, lo que demuestra la inoperancia de las leyes.
Solo en estos dos órganos del Estado, se encuentran los principios básicos de las soluciones a tanto caos existen en el país.
Para la elección de jueces y magistrados debe existir una forma que garantice la llegada de personas acordes al cargo, lo que empezaría con una carrera judicial en donde se establezcan normas de comportamiento económico, social, ética y moral. Sin una reforma al sector justicia y al Legislativo; el país no avanzará en la erradicación de la corrupción y la impunidad.
El Legislativo también debe reformarse, pero no con una reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos que la manipulan a su gusto los diputados, sino debe haber una reforma profunda, que cambie la estructura misma del Congreso, desde empezar a cambiar cómo se eligen los diputados, el accionar de estos con respecto a la elaboración de leyes. El papel que juegan los partidos políticos, erradicar las costumbres que no son acordes a su cargo y empezar con una nueva política de legislación.
Creeríamos que estamos hablando de otro país, pero si no tenemos una ruta a seguir con propuestas concretas, nunca vamos avanzar, y poniendo parches, las cosas se arruinan pronto.
El diálogo entre los diferentes sectores que conforman el tejido social es vital, aquí no debe quedar excluido nadie. Empresarios, trabajadores, campesinos, universitarios y demás sectores que se adhieran.
El diálogo es vital para establecer mesas de trabajo en las que se generen propuestas para resolver la crisis gubernamental, en lugar de hacer una propuesta general de cambio, que se implementen paulatinamente las más urgentes para poder avanzar y salir poco a poco del círculo vicioso en el que nos encontramos. El diálogo con una metodología clara y que beneficie al país es lo único que puede salvarnos de una catástrofe social.
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