Jacobo Vargas-Foronda | Política y sociedad / BÚHO DE OCOTE
En Ecuador y Guatemala: algunas analogías y abismales diferencias, gAZeta 14/03/2019, recorrimos los sucesos de los corajudos, jóvenes y forajidos, en manifestaciones estudiantiles y clase obrera que desde el 13 de abril de 2005, con el vibrante apoyo de los indígenas y mestizos, logrando que el Congreso destituyera a Lucio, la cúpula de las fuerzas armadas le retiraran su apoyo, y el entonces vicepresidente, Alfredo Palacio González –APG– (del 15/1/2003 al 20/4/2005) fuera juramentado en el Congreso como presidente constitucional de Ecuador, para ejercerlo desde el 21 de abril de 2005 hasta el 15 de enero de 2007. Indicamos las semejanzas con el 2015 de Guatemala. Las diferencias, las protestas de los corajudos y forajidos, fueron totalmente espontáneas, organizadas y dirigidas desde las bases sociales ecuatorianas sin disimulada participación de las élites económicas con rostros de clase media acomodada, ni la pública participación de la embajada estadounidense. Y, a diferencia, en Guatemala el Congreso nombra como presidente interino a un oscuro personaje de la extrema derecha guatemalteca con el beneplácito de Washington. ¿Había otra opción?
Consideramos que APG es el precursor ideológico de Rafael Vicente Correa Delgado, más conocido como Rafael Correa –RC–. Su aporte político-social a la preparación del terreno político, social y electoral que lanza la figura de RC ha sido poco analizado y valorizado. APG llega a la Presidencia con el confuso estigma de haber sido el vicepresidente del defenestrado de la Presidencia, Lucio Edwin Gutiérrez Borbúa. Las confusiones, difamaciones y falsos juicios son el resultado de la ausencia de criterios analíticos con fundamentos, como ocurre con frecuencia en Guatemala. Esa creciente tendencia, de aceptar ciegamente los rumores, descalificaciones, mentiras, distorsión informativa promovida por los poderes económicos, políticos, militares y eclesiásticos fácticos actuales a nivel mundial, es la que sigue debilitando las capacidades de propuestas alternativas por los sectores democráticos, progresistas y de izquierda en el continente latinoamericano. El pesimismo de la larga oscura noche que lanza el mensaje político-ideológico de que nada puede hacerse, nada cambia, todo sigue igual, puede ser desterrado cuando la oportuna, seria reflexión ocurre. Para ello se requiere claridad teórica, sólidos principios filosóficos y decisivo compromiso con los pueblos. APG logra superar las infamias lanzadas contra él y a pesar de los embates deja una positiva visión para el futuro del Ecuador.
APG, nunca no se posiciona ni a la derecha ni a la izquierda, pero es conocida su afirmación de que «no le teme a la palabra izquierda, en tanto que por esta se entienda a la persona que quiere el cambio que el pueblo pide y necesita». En entrevista con Carlos Vera Rodríguez, el 3 de abril de 2005, para marcar claramente su distancia con la asquerosidad gubernamental de Lucio, en respuesta a las contundentes preguntas de Vera Rodríguez, expresaría que «llegamos con un proyecto político claro sin compromisos políticos con nadie (…) hacer un gobierno nacional como un instrumento, como una vía para aplicar (el) proyecto político de interés nacional con objetivos históricos» [1]. Es decir, la plataforma que se lanza como proyección de gobierno.
APG indica que siendo vicepresidente no se logró el gobierno de la gran concertación nacional, (ya que) «los proyectos políticos de Pachakutik (del Partido Sociedad Patriótica, PSP, centro-izquierda, y del Movimiento Popular Democrático, MPD, izquierda revolucionaria) y sus integrantes fueron traicionados y separados (del gobierno de Lucio). Aspiro para el 2005 que acabemos con estar fuera del Estado de derecho; a que tengamos el final del miedo; el final de la represalia; el final de esta situación tan inestable (…). El plan malévolo está en práctica y, asociado a esta demolición de las instituciones fundamentales, hay un proceso de descerebración que existe para que no comprendamos lo que nos está ocurriendo» [2]. Situación que tenemos en Guatemala desde 1999 y acentuada en este 2019.
Carlos Vera Rodríguez, con sus preguntas, buscaba establecer si APG era un cómplice de los inadmisibles hechos de Lucio, o si estaría dispuesto a encabezar las movilizaciones populares que ya iniciaban su activar en el país. APG aclaró que como vicepresidente «no puede hacer esa convocatoria, el vicepresidente está dispuesto a respaldar (las protestas pacíficas) y mantener muy alta, muy clara su voz, que representa el descontento popular (…). Cuando el coronel Lucio Gutiérrez me propone ser parte del binomio, yo asumí un compromiso con la Nación, no con un individuo (… y) yo no estoy solo. Cuando los principios de un hombre coinciden con el clamor popular, ese hombre no está solo. Estoy con el pueblo» [3].
APG recibe un Ecuador desinstitucionalizado y desideologizado, con la descerebración como fenómeno para que no comprendamos lo que está ocurriendo. Pedro Saad Herrería, se pregunta; «¿(hemos) llegado al fondo? Ya no es posible creer en los poderes públicos (ni Ejecutivo, ni Legislativo y mucho menos Judicial); ya no se puede tener fe en la rectitud y honestidad de las Fuerzas Armadas ni de la Iglesia, ¿en qué se puede creer? ¿En quién confiar?» [4]. Incertidumbre tan arraigada en Guatemala.
Ya como presidente, APG diría: «Mi absoluto compromiso con la constitución, las leyes y los intereses del pueblo ecuatoriano (…). Juntos debemos emprender los grandes desafíos de un país, que desde la tragedia del subdesarrollo, debe enfrentar el irreductible, inevitable proceso de globalización» [5]. Visualizando la necesidad de formular un Estado diferente, planteó ideas como: «Para transitar victoriosamente por ese camino, Ecuador precisa llegar a un nivel de estabilidad, seguridad jurídica y participación ciudadana (…). Modificar el Estado es un aspecto central de la refundación de la República, de la reconquista del convivir democrático (…). Metas tan ambiciosas solo se logran con la participación ciudadana, recogiendo el pensamiento y las necesidades que surgen de la rica diversidad (…). Para ello, el gobierno se propone impulsar (…) una consulta popular, en la cual, el Ecuador entero decida los cambios fundamentales de su Estado y el destino histórico de su pueblo» [6].
APG no logra hacer la consulta popular. La aceptación popular de su planteamiento de reforma constitucional, «se vio ratificado en las urnas, con el apoyo multitudinario a los planteamientos de convocatoria a una Asamblea Constituyente que realizó RC durante su campaña (electoral)» [1]. APG nombró a RC como su ministro de Finanzas, quien venía de ser su asesor económico en la vicepresidencia y es el autor de un mecanismo financiero para el uso una de parte del Fondo de Estabilización e Inversión de los Recursos Petroleros –FIREP– para implementar y garantizar en Ecuador la implementación del proyecto de Aseguramiento Universal de Salud e inversión en Ciencia y Tecnología. Es desde el Ministerio de Finanzas que empieza a crecer la figura de RC, un profesor universitario, economista, sin antecedentes político-partidistas, que se caracterizó por ser un fuerte crítico de cualquier tratado de libre comercio con Estados Unidos, del Fondo Monetario Internacional –FMI– inclinado a una mayor cooperación económica, política y cultural entre los países latinoamericanos y caribeños. RC ya era considerado como un izquierdista en los círculos académicos y durante las protestas contra el corrupto gobierno de Lucio fue un activo y bien conocido forajido.
RC asume su primera presidencia, el 15 de enero de 2007, con el respaldo del movimiento político Alianza PAIS, fundado por él en 2006, con el apoyo del Partido Socialista Ecuatoriano – Frente Amplio de Izquierda, el Partido Comunista del Ecuador, el Movimiento Popular Democrático, Pachakutik y el Partido Roldosista Ecuatoriano. Propone gobernar con los postulados del socialismo del siglo XXI. Luego fue revalidado como presidente constitucional del Ecuador el 2009, y en el 2013 vuelve a ganar las elecciones para el periodo 2003-2017.
Para RC, llegar a la Presidencia con el voto popular, en 2006, fue la demostración de que, «después de muchos años de tinieblas políticas, económicas y sociales excluyentes, no nos han robado la esperanza, (…) y salir de la larga noche neoliberal» [8]. Se definió con orientación de izquierda y desarrolló la Revolución Ciudadana. Afirmó tener como guías, las sombras libertarias de Simón Bolívar y Eloy Alfaro. Desde su primera comparecencia como presidente, reiteró no firmar ningún TLC con Estados Unidos, que no apoyaba el llamado Plan Colombia manejado desde Washington, y buscaba el regreso de Ecuador a la OPEP. Durante su presidencia logró instaurar la Asamblea Constituyente y elaborar la nueva Carta Magna confirmada en referéndum nacional en 2008, la cual en su momento fue considerada como una de las constituciones más avanzadas en América Latina y el Caribe, en la tendencia constitucionalista de un Estado social de derechos y justicia.
Con RC, Ecuador vivió 10 años de estabilidad política que había desaparecido desde décadas anteriores la presidencia de APG, desde el asesinato de Jaime Roldós Aguilera ocurrido el 24 de mayo de 1981. Los logros de la década ganada con RC, tanto en sus programas sociales como en infraestructura, no pueden ser negados y quedan registrados en los avances sociales, económicos y políticos al interior del Ecuador. Con su política exterior, regional y mundial, RC fue un definido crítico del imperialismo estadounidense, pacifista y opositor a las bases militares estadounidenses en el continente. Se orientó al fortalecimiento de la integración regional y continental latinoamericanista y caribeña con la clara definición de buscar la construcción de la gran nación sudamericana. Difundió una clara línea de cooperación y sólida amistad con los gobiernos progresistas de su época, Argentina, Bolivia Plurinacional, Brasil, Cuba Revolucionaria, Nicaragua, Uruguay y Venezuela Bolivariana. Su periodo como presidente se puede resumir como la búsqueda de superar el modelo empresarial-neoliberal, y reinstalar al Estado como el rector institucional regulatorio en la economía y programas sociales sobre la base ciudadana, dando prioridad a las condiciones de vida de las clases trabajadoras y población en general sobre los intereses del capital. No podemos negarlo, no todo fue logrado ni perfecto.
RC entrega la presidencia el 24 de mayo de 2017 a quien fuera su vicepresidente, 2007-2013, Lenin Voltaire Moreno Garcés –LVMG– para el periodo 2017-2021. LVMG, con antecedentes de ser de izquierda desde su pertenencia el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, su ingreso partido populista de izquierda APRE y simpatizante del general izquierdista Frank Vargas Pazzos. Diversos centros de análisis estratégico estadounidenses consideraban a LVMG como «admirador de Castro y del dictador de Corea del Norte», que, para él, «el Estado debe tener un rol preponderante en la economía». y que el «socialismo del diglo XXI busca una nueva sociedad donde no se discrimine por ninguna diferencia», y que el «Estado revolucionario no precariza la condición del trabajo humano, sino que busca crear una sociedad solidaria, equitativa e inclusiva». De acuerdo con esos centros, el día que murió Fidel Castro, LVMG lo catalogó de «comandante de la dignidad de los pueblos pequeños». Ese LVMG murió, públicamente, al sentarse en la silla presidencial el mismo 2017.
En la Presidencia, en 2017, inicia a mostrar su verdadero rostro político cubierto con un hábil antifaz. Consideramos que desde el 2013 inicia su solapado y estratégico alejamiento de RC cuando decide no postularse a una nueva reelección como vicepresidente. Hoy, el nombre de RC y su gobierno de la revolución viudadana están bajo sendas difamatorias discusiones dominadas y controladas con la tendencia impulsada desde Washington en donde todo lo que suene a RC debe ser visto y catalogado como fracaso, corrupción, inoperancia y antidemocracia. Hoy en el Ecuador oficial, gubernamental, los nombres de Bolivia Plurinacional, Cuba Revolucionaria, México Cardenista, Nicaragua Nacionalista y Venezuela Bolivariana empiezan a ser como algo de lo cual hay que alejarse.
LVMG había declarando a Rafael Correa Delgado como una leyenda que ha conducido al país con dignidad, honestidad, transparencia e inteligencia. Sorpresivamente, esa opinión cambia radicalmente una vez se sienta en la silla presidencial. Pero no solo a la figura de RC, sino todo el proyecto de Alianza País con su Revolución Ciudadana. LVMG llega a la Presidencia con el compromiso de continuar y profundizar el proyecto político y planes de gobierno con la orientación de los criterios socialistas del socialismo del siglo XXI y el partido que lo llevó a la Presidencia. Ahora, en 2019, con insistencia clama su renuncia a cualquier conceptualización asociada al concepto socialista, hoy visto por él como «una cuadratura».
Muy pronto inicia los frontales ataques al periodo correista, calificándolo, ahora, como la década perdida. En lo interno, aparte de regresar abiertamente a la economía neoliberal protectora y benefactora del mercado, favorecer a la empresa privada en total perjuicio de la propiedad pública y el bienestar social de la población, fortalecer a la banca privada, abre las puertas para el regreso de la corruptela política y económica que había salido del país, ahora con elevados beneficios, nombramientos y entrega de la propiedad estatal para ser manejada y explotada por dichos personajes. Las privatizaciones se ven facilitadas por subvenciones públicas garantizadas y el gobierno adopta, nuevamente, el sistema internacional de arbitraje para todas las inversiones extranjeras, lo que constituye una violación más de la Constitución.
Como mago de circo, crea un Gabinete Estratégico como «un espacio en la dirección estratégica del gobierno destinado a la revisión, articulación, coordinación, armonización y aprobación de la política intersectorial dentro del ámbito y sujeción». Al Plan Nacional de Desarrollo, con secretarías que asumen funciones tradicionales del Ejecutivo, las entrega a los sectores tradicionales de la oligarquía y empresariado neoliberal. El presidente del Frente Unitario de Trabajadores (FUT), Mesías Tatamuez, de manera contundente ha señalado «el entreguismo del Gobierno al Fondo Monetario Internacional y la política neoliberal de los empresarios y banqueros, exigiendo al Gobierno Nacional el control de la elevación de impuestos, salida de capitales, y pidió que exija a los empresarios a que los traigan para ser invertidos en el Ecuador. Reiterando desde el FUT la convocatoria a los trabajadores a seguir preparando la Gran Huelga Nacional» [9].
LVMG habla de la lucha contra la corrupción y se ha dedicado a perseguir, fundamentalmente, a correistas y hacerse de la vista gorda con la corruptela inmersa entre sus correligionarios. La luna de miel de LMVG con el imperialismo norteamericano, el regreso de la presencia activa de militares estadounidenses y sus abrazos con el FMI se incrementan a pasos agigantados. No menos degradante es la expulsión de Julian Assange de la embajada ecuatoriana en Londres, violando todo precepto del derecho interno ecuatoriano y del derecho internacional. En el 2018, anuncia el retiro Ecuador de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América –ALBA– y de la Unión de Naciones Sudamericanas –Unasur–, y lanza el acercamiento con la Alianza del Pacífico, caracterizada por promover los famosos TLC con el tradicional beneficio de las economías industrializadas lideradas por el conservadurismo político y la ampliación de los criterios económicos neoliberales. Sin medir las consecuencias, LMVG convierte a Ecuador en incondicional lacayo estadounidense contra Venezuela Bolivariana y apoya todo tipo de intervencionismo. LVMG pasará a la historia como el traidor denigrante de su propio nombre y de los pueblos ecuatorianos.
Los 10 años de RC bien pueden ser comparados con los 10 años de primavera en Guatemala y el retroceso con la traición de LVMG puede significar el retorno de una dolorosa larga noche como la iniciada en 1954 en Guatemala. Hoy los poderes de las derechas imperiales guerreristas, intervencionistas con la descarada doctrina monroista, están de regreso en Ecuador, asumiendo el control de todas las instituciones públicas y sectores estratégicos de la economía. A diferencia de Guatemala, las fuerzas y corrientes progresistas ecuatorianas todavía cuentan con espacios de lucha política pacífica al interior del país y está viva la dirigencia política y social del movimiento político que hizo posible iniciar, con todos sus yeros y aciertos, el proceso de la Revolución Ciudadana, la ciudadanía ecuatoriana en general ve los retrocesos que se están implementando y cada día, de manera organizada, son contundentemente rechazados.
[1] Saad Herrería, Pedro. El libro negro de Lucio Gutiérrez, enero 2003/abril 2005. Ecuador: Rocinante, 2005. p.80
[2] Íbid., pp.80-81
[3] Íbid., pp.82-83
[4] Saad Herrería, Pedro. Cara a cara con la historia. Veinte meses de gestión. Abril 2005 – enero 2007. Ecuador: Rocinante, 2007, p. 47
[5] Íbid., p.49
[6] Íbid., pp.49-50
[7] Íbid., p.121
[8] El izquierdista Correa dobla en votos a su rival conservador en Ecuador.
[9] FUT asegura que el Gobierno Nacional está cumpliendo la «receta« del FMI
Jacobo Vargas-Foronda

Jurista y sociólogo. Aprendiz de escritor, analista y periodista freelance. Libre pensador y autodefinido como gitano, es decir, ciudadano universal.
Correo: forvar33@yahoo.ca
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