Diversidad del pensamiento indígena (V)

José David Son Turnil | Política y sociedad / RI KAXKOL (EL SERVICIO COMUNITARIO)

Almolonga: un pueblo auténticamente indígena

El objetivo de este análisis de la diversidad del pensamiento indígena, es reflexionar sobre los modelos de cosmovisión vigentes. Por eso, en los primeros artículos se hizo una breve relación del pueblo de Sajcabajá en el departamento de Quiché. Se encontraron ahí elementos del pensamiento indígena que son comunes a todos los pueblos indígenas de Guatemala, y otros que son específicos de la población de San Andrés Sajcabajá. En otro artículo se abordó las características del pensamiento indígena del pueblo de Totonicapán con sus elementos comunes y sus especificidades. Y, en esta otra parte, se dará un vistazo al pensamiento indígena de Almolonga, una población del altiplano occidental, muy cerca de Quetzaltenango, y con elementos muy interesantes acerca de la transformación cultural por la influencia del emprendedurismo vinculado a las nuevas ideas sobre la religiosidad.

En Almolonga no tiene auge el movimiento campesino, ni el movimiento indígena, menos el mayismo, porque desde hace varias décadas, este pueblo se convenció que solo el trabajo y el emprendedurismo constituyen la puerta al desarrollo y al mejoramiento del nivel de vida. En Almolonga no se encuentran grupos demandando tierra, ni exigiendo mejores jornales, o vivienda. La mayoría de las personas están dedicadas a la siembra de hortalizas para comercializarlas en los principales mercados del país, en Centroamérica y el sur de México. No tienen tiempo para asumir ideologías reivindicativas. Lo normal es que cada persona se especialice en la siembra de hortalizas, ya sea trabajando para otro o por cuenta propia. Incluso se acusa un auge en la compra de tierras o renta de tierras en los municipios vecinos, por parte de ellos.

El cambio etnográfico ha penetrado al grado que el maíz ha dejado de ser el grano sagrado y de cultivo obligatorio. Mientras otras comunidades indígenas se aferran al maíz, para los almolongueños no tiene sentido, en tanto no reporta las ventajas económicas que le ofrecen las hortalizas. No en vano se ha dado en llamar a este municipio “la hortaliza de América”. El ideal de un almolongueño es identificarse con la tierra con fines productivos, la ha desmitificado de la cultura de “la madre tierra” y le ha dado un valor pragmático. A eso se agrega la ilusión de llegar a ser independiente, exportador, poseer su propio camión último modelo y sentirse realizado económicamente.

Almolonga es una población pequeña, con 98 % de indígenas de la etnia k’iche’. Desde que en ese lugar se propagó el neopentecostalismo, la población tomó un giro hacia una nueva cosmovisión. El empoderamiento de sus líderes es perceptible vinculado al manejo de la economía y de la religiosidad protestante. Llegar al centro urbano es encontrarse con población indígena que habla en idioma k’iche’ con mucha seguridad y orgullo. En el caso de las mujeres, usan su traje tradicional en el que predomina el color amarillo combinado con elegantes bordados de seda, el hombre usa el traje convencional, pero con estilos propios del pensamiento indígena en los colores y modelos. En el pueblo se encuentran muchos templos evangélicos donde resuenan los instrumentos electrónicos con sonido ecualizado y abundan los símbolos cristianos protestantes.

Desde niño, el ciudadano de Almolonga sabe que debe incorporarse al trabajo productivo, a ser independiente, a buscar la prosperidad. Su fe cristiana, mayoritariamente neopentecostal, le permite alejarse del licor y de las drogas y dedicarse a su preparación como futuro productor. La tierra está sobreexplotada, varias cosechas al año dan sostenibilidad a la economía, aunque para ello deben usar los elementos químicos de la agricultura moderna.

Es un pensamiento pragmático. Para ellos una parcela de tierra es útil si en ella se puede producir varias cosechas de hortalizas para comercializar. Su identidad étnica está muy lejos de ser mayista, es una identidad indígena que vive el momento actual. Sus principales elementos son su idioma, su vestuario, sus costumbres alimentarias, su vida familiar y su vivienda que siguen siendo tradicionales con algunos elementos de modernidad que les permite su auge económico. Muchas familias tienen las posibilidades de poner a estudiar a sus hijos en colegios de Quetzaltenango que está a pocos kilómetros de la población.

Con estos tres casos: el pueblo de Sajcabajá, Totonicapán y Almolonga, es posible teorizar sobre cuáles son los elementos emblemáticos del pensamiento indígena, su diversidad y sus oportunidades de desarrollarse libremente en condiciones de igualdad y respeto a sus derechos humanos fundamentales, cuestión que resumiré en el próximo artículo.


Fotografía principal por Rony Rodríguez, tomada de Guatemala fotos.

José David Son Turnil

De origen maya k’iche’ nacido en Totonicapán. Licenciado en Pedagogía, con maestría en Ciencia Política, actualmente docente de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Facultad de Humanidades. Consultor y conferencista independiente para diferentes instituciones nacionales e internacionales.

Ri kaxkol (El servicio comunitario)

6 Commentarios

juan gonzalez 07/08/2018

Don David, es interesante el caso de almolonga, lo cual obliga a analizar otras variables relacionado con la teología de la prosperidad y uno de los objetivos de este pensamiento religioso empresarial es matar la historia y la espiritualidad de los pueblos indígenas para imponer el modelo de desarrollo moderno. Se puede decir que en Almolonga cuajó bien la política de desarrollo impoulsado por el antropológo Red Field quien propuso la teoría del Folk Coninnum Urban, la cual consistía en primero había que matar la espiritualidad, la lengua, la vestimenta, la forma de organización social,… de los indígenas para luego urbanizarlos, ya estando urbanizados, les llegaría el desarrollo. Don David, acuérdese, el protestantismo ha jugado un papel contrinsurgente y una de sus misiones es dividir para vencer. Sin embargo, tengo amigos almolongueños que lamentan la forma como los ven: «como simples productores de verduras y no como seres pensantes y críticos de su propia realidad».

    David Son Turnil. 08/08/2018

    El tema es complejo, estimado don Juan González. En un solo artículo es difícil exponer todas las variables que tienen incidencia en el caso de Almolonga. Es muy cierto que la iglesia evangélica jugó un papel contrainsurgente en el conflicto armado. Ahora mismo sigue jugando un papel pro imperialista. Pero lo esencial en este artículo es mostrar otra cara indígena, porque el tema central es que los pueblos indígenas tienen diversidad, no todos son mayistas, no todos son tradicionalistas, no todos son sincréticos. Los hermanos de Almolonga siguen siendo indígenas kiche’ aunque no practiquen la espiritualidad maya. Se han insertado en la economía liberal y no por eso han dejado de ser indígenas. Por lo anterior, debemos concluir en que la identidad étnica toma diferentes matices según los elementos funcionales de cada comunidad.

arturo ponce 19/07/2018

Porqué será que en el área de la etnia Kekchí es todo lo contrario?.
Es muy cierto que Almolonga se distingue por su mentalidad positiva pero si tine mucho que ver que las iglesias cristianas del protestantismo «SÍ» han cumplido su objetivo de sensibilización.
Buen artículo. Gracias.

í

    David Son Turnil. 08/08/2018

    Gracias don Arturo. El propóstio de estos artículos es mostrar que los pueblos indígenas no son uniformes, tienen particularidades y diferencias. Lo que sucede es que hay teóricos que venden la idea de que todos los indígenas somos mayistas, es decir que seguimos nuestro nawal, invocamos a los abuelos, practicamos la espiritualidad maya y hablamos nuestro idioma, etc. Y eso no es cierto. Hay muchos indígenas que no saben nada de los nawales, ni invocan a los abuelos, no practican la espiritualidad maya, no hablan su idioma y muchas veces ya ni se visten con ropa ancestral. Muchos dicen que el cristianismo se impuso por la fuerza al indígena. Es cierto, para la época de la conquista y la colonia, pero para la época actual tanto el católico como el evangélico han asumido esta espiritualidad en forma voluntaria y consciente.

Silvia Romero 18/07/2018

Me han parecido muy interesantes los tres casos presentados y toda esta serie sobre diversidad en el pensamiento indígena. Ciertamente son una muestra de la diversidad de formas de vivir y entender el mundo en diferentes lugares y pueblos. Esta visión es muy distinta a la que se procura incorporar en el sistema educativo, donde «lo maya» suele presentarse como algo homogéneo. Así se habla en el currículo de una cosmovisión (una sola) con valores y características rígidas y casi intransferibles a otros modelos culturales, una sola historia y un conjunto de elementos culturales (trajes, tradiciones, comidas) que si bien son muestra de diversidad, terminan generando una imagen homogénea del otro. ¿Cómo aplicaría usted este aporte que hace con su análisis, a los intentos de incorporar el enfoque de multi e interculturalidad en la educación formal?

    David Son Turnil. 19/07/2018

    Buen día Silvia. Gracias por leer este artículo. Usted concluye en lo que se pretende plantear. El pensamiento indígena es diverso, pero las élites mayistas lo presentan como algo hegemónico y los extranjeros creen ese discurso. Creo que a nivel de la educación formal el CNB tiene mucha carga mayista. El mayismo, que no es malo, es reivindicativo y tiene mucho valor, pero no es lo único, hay que abrirse a otras formas de pensamiento indígena que tiene derecho a existir. Afortunadamente hay libertad de cátedra en Guatemala. Creo que el tema de la interculturalidad debe tomarse en forma polisémica. Es decir, desde muchos significados, de acuerdo a lo que los estudiantes viven en su entorno. Lo importante en la multiculturalidad es abrirse a comprender a las culturas y subculturas sin esquemas rígidos. Al fin y al cabo que la cultura es dinámica, diversa, cambiante.

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