Discurso inaugural de Manuel Colom Argueta, alcalde de la ciudad de Guatemala y presidente de la Asociación Nacional de Municipalidades –ANAM–, en la IX Asamblea Nacional realizada en Huehuetenango en 1970

-Manuel Colom Argueta | PUERTAS ABIERTAS

Señor presidente de la República.
Señor presidente de la Novena Asamblea de Municipalidades.
Señores ministros, señores directores y gerentes de las distinguidas empresas.
Autónomas, colegas munícipes y representantes de las corporaciones de la República aquí presentes.

Señoras y señores:

Debido a lo reciente de la iniciación de nuestras actividades, tengo el honor de presentar a la Asamblea más que un informe, un mensaje objetivo y sincero, que sirve de introducción a este diálogo del pueblo de toda la República, a través de sus representantes como somos los munícipes y en el que participan también la Administración Central y las instituciones públicas cuyos cometidos persiguen la satisfacción de necesidades públicas y colectivas de orden material y social.

A la pregunta qué somos y qué se ha hecho, se tiene la respuesta en los trabajos que informan sobre las actividades realizadas por la Asamblea de Municipalidades desde su fundación. La autonomía municipal es piedra angular de la vida del municipio y testimonio auténtico de la soberanía del pueblo. Ha sido, es y será preocupación permanente de defensa y compromiso, de presente y de futuro, desarrollarla dándole contenido a través de la satisfacción de las necesidades a que el municipio esté obligado para con su pueblo.

La Asociación fue objeto, por las anteriores directivas, de una gran labor de estructuración administrativa presupuestaria, de gestión de intereses de las municipalidades para con entidades públicas y privadas de mediación de conflictos intermunicipios, de promoción de proyectos para el desarrollo educativo, de realización de seminarios y otras actividades que en el trabajo respectivo ha quedado plasmado.

La nueva Junta Directiva, consciente de las realizaciones de las administraciones anteriores, ha estimado necesario dar un nuevo impulso a la Asociación Nacional de Municipalidades a fin de orientarla acorde con la realidad nacional.

El primer paso fue considerar la necesidad de una nueva estructura administrativa de la Asociación Nacional de Municipalidad para que preste asistencia técnica y administrativa a las municipalidades del país.

La asistencia técnica administrativa debe perseguir, antes que todo, el fortalecimiento económico financiero de los municipios, reestructurando el sistema de arbitrios y tasas municipales, así como el establecimiento de un sistema de impuestos adecuados para ese fin.

Lo anterior es factible, siempre y cuando exista un diálogo constructivo con la Administración Central y las instituciones descentralizadas, que permite coordinar actividades como lo manda la Constitución de la República. La decisión del Gobierno de provocar el desarrollo aprobando un programa de inversiones, tiene su repuesta en esta Asamblea de la Asociación Nacional de Municipalidades al escoger temas de interés nacional y municipal como lo es el desarrollo regional en el ámbito urbano y rural, en el que el municipio es factor determinante en el programa de inversiones en el plano de la infraestructura.

Las municipalidades de la región central hemos suscrito un convenio de cooperación para desarrollo urbanístico al que se llama «Acuerdo de San Juan Sacatepéquez», con el fin de integrarnos para afrontar los problemas comunes de crecimiento urbano y prestación racional de servicios. Ese fenómeno de la regionalización ya está también siendo objeto de actitudes iguales por otras municipalidades. Ello evidencia que las municipalidades deseamos el desarrollo económico social de todo el país, es decir, el desarrollo equilibrado.

Las regiones pilares del desarrollo nacional no deben ser, en esta etapa, objeto de concepciones de tipo administrativo formalista, sino que por sus características especiales compuestas en su mayoría por municipios de mayor población rural, requieren ser consideradas como áreas en las que además de programarse inversiones estratégicas conforme el plan nacional, debe considerarse sus recursos naturales y humanos para ser usados más racionalmente, por eso los municipios plantean como paso primordial la modernización de su sistema de arbitrios, tasas e impuestos para poder superar los déficit de servicios primarios como son el agua potable, el alcantarillado, las escuelas y caminos vecinales; estos últimos, aunque no están contemplados legalmente en el Código Municipal como esenciales, constituyen en la realidad servicios primarios que provocan el progreso.

En el subtema. El fortalecimiento económico del municipio, se apunta que 323 municipios, es decir, excepto Guatemala y Quetzaltenango, tienen ingresos ordinarios por un poco más de cinco millones, mientras la capital tiene más del doble. Este dato es testimonio absoluto de nuestra realidad nacional y si se analizan los arbitrios, impuestos y tasas que se pagan en ciertas regiones, encontramos la paradoja de corporaciones municipales paupérrimas en donde se encuentran establecidas grandes empresas agrícolas que no tributan absolutamente nada y cuya riqueza proviene del recurso natural tierra.

No es un secreto que será objeto de discusión la política crediticia del Infom y las tarifas del INDE; hay que hacerlo con claridad, serenidad y realismo. El desarrollo municipal necesita una política financiera más penetrante por parte del Infom y la adquisición definitiva de nuestros propios recursos como la nacionalización de la Empresa Eléctrica y la municipalización de la distribución, para hacer un programa que estimule el desarrollo a través de ese servicio; pero también es cierto que si no se reestructuran los arbitrios, tasas e impuestos con la colaboración del Gobierno, se utilizarán solo los préstamos para afrontar las necesidades más urgentes de los municipios y se continuará a provocar el estrangulamiento económico-financiero, porque los préstamos siguen comprometiendo los actuales arbitrios más importantes y por ello las nuevas administraciones carecen en lo absoluto de fondos para afrontar los servicios esenciales más importantes de sus respectivos municipios.

Los sistemas de arbitrios, tasas e impuestos deben ser acordes con la capacidad de tributación de cada municipio o región. Quien habla a su pueblo de hacer sacrificio para darle impulso al desarrollo, habla la verdad; pero creer que sin sacrificio se sacará a nuestro pueblo de su subdesarrollo, es sacrificio sin esperanza.

Cuando la estadística dice que 104 municipios no tienen luz eléctrica; que falta agua potable en 39 municipios; que en el país solo el 36 por ciento sabe leer y escribir y que en el área rural solo el 22 por ciento es alfabeto y que existe solo el 40 por ciento de escuelas para el servicio primario escolar; que el 83 por ciento de los médicos está en la ciudad y el 17 por ciento está distribuido por el resto de la República, llega el momento de plantear con toda sinceridad y honestidad que es necesario dialogar, partiendo de la verdad, para encontrarle al país alternativas que provoquen su desarrollo.

Los municipios de la República, representados por todos los sectores políticos y sociales, abrimos un diálogo sincero con la Administración Central y demás organismos e instituciones públicas; contribuimos a la regionalización del país, conscientes de su trascendencia: estamos dispuestos a defender y desarrollamos la autonomía municipal por ser la expresión auténtica y directa de los intereses de los pueblos que nos eligieron, créemos que el desarrollo nacional solo puede lograrse a base de una interacción, en el que la Asamblea Nacional de Municipalidades es partícipe y por eso creo que hay que partir de la verdad, saber la situación nacional y lograr así que los planes y programas nacionales y los de las instituciones autónomas se coordinen, a efecto de poder responder con toda madurez en esta etapa histórica, a los mandatos que el pueblo de todo el país y los pueblos de cada municipio otorgaron a las autoridades nacionales y municipales.

Creo que nuestro país necesita de una nueva frontera y el diálogo que hoy se inicia con sinceridad y franqueza, constituye un estimulo y esperanza para que el país supere sus problemas sociales, económicos y políticos.


Fotografía principal tomada de Prensa Comunitaria.

Manuel Colom Argueta

Político y alcalde de la ciudad de Guatemala de 1970 a 1974. Fue un importante líder de la oposición social demócrata en Guatemala desde el gobierno del coronel Carlos Castillo Armas hasta el del general Fernando Romeo Lucas García. El 20 de marzo de 1979 fue asesinado, en un operativo masivo, cuyos autores materiales e intelectuaes siguen aún impunes.

Puertas abiertas

Un Commentario

Jorge Herrera 29/05/2019

No cabe duda que su pensamiento progresista en el que los gobiernos locales eran importantes para el desarrollo lo dejó plasmado y nadie le dio continuidad.

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