Dios en las corporaciones

Ernesto Guadalupe Pos Sacalxot | Política y sociedad / EL DIOS CAPITAL

«Mío es y ha sido la tierra, los medios de producción y la riqueza, ustedes los trabajadores, así es, así ha sido y así será», (Edad Media). El contenido del texto mencionado sigue vigente en la actualidad de manera ofensiva, aunque silenciosa pero igualmente dolorosa. La fama del capitalismo corporativo es la inversión y generación de riqueza por medio de las empresas que generan fuentes de trabajo, desarrollo y riqueza a todos los rincones de una nación, aunque la fortuna es para una élite y el trabajo arduo y agotador para las mayorías, los buenos salarios es para unos pocos y los bajos para la mayoría obrera y quien no cumple la entrega de productos es substituido por una lista que esperan ser contratados, muchas de estas corporaciones no cumplen con los derechos de los trabajadores y están en contra del aumento del salario mínimo, sin embargo, son exigentes con los obreros que generan riqueza que se convierte en millones al año para las corporaciones.

En su mayoría los trabajadores no perciben el valor de su fuerza de trabajo que prestan a diario convertido en capitales para los dueños de las corporaciones, los trabajadores llevan consigo un imaginario que el trabajo ocupado es un favor que les hacen las corporaciones, por lo tanto deben estar agradecidos porque las compañías presumen dar de comer y trabajo al pobre trabajador, por lo tanto las personas deben aguantar las jornadas y horas extras de trabajo.

Estas corporaciones se afaman de fomentar una cultura de hombres y mujeres trabajadores de éxito, riqueza, desarrollo, libertad de emprendimiento etcétera, exigen largas horas de labor para las empresas, supuestamente reconocen esas horas extras de trabajo. Lo que el trabajador no sabe es que ya cumplió su jornada de trabajo y para seguir trabajando el siguiente día la persona necesita comer, descansar, convivir con la familia, recrearse, fortalecer su espíritu y dormir, de lo contrario no podrá seguir. Las horas extras que da a la empresa es su vida, porque eso significa menos interacción familiar, descanso y sueño. El trabajador necesita recuperar el desgaste físico y psicológico que le representó su jornada de labor, por lo tanto, su desgaste por las horas extras no es reconocido, se le reconoce su fuerza de trabajo, pero no su producto de trabajo extra, menos su vida que dejó a la empresa.

Su vida-sangre que sacrificó por dar su trabajo a la empresa se convierte en pan, riqueza y dinero para el empresario y para el trabajador desgaste, cansancio, menos vida, muerte en su trabajo (muerte-vida), porque eso significa menos vida de por vida. Esto equivale la más extrema forma de explotación legal invisible del capitalismo, la esclavitud no desapareció, se reconfiguró de una manera invisible pero igualmente dolorosa en tiempos modernos, por lo tanto, estas empresas derraman y chupan sangre del trabajador pobre, de ahí se explica lo que menciona Enrique Dussel que «para que haya ricos deben haber pobres», el rico adquiere dominio permanente sobre el dominado trabajador, que se convierte en consumista comprando su misma sangre devorada. Esto lleva a un ciclo de civilización de trabajo en contra de los pobres a favor de los ricos, porque crean leyes de lucro de unos pocos dejando en el futuro millones de personas sacrificadas/ crucificadas. Lo que Thomas Fornet-Ponce hace alusión a Ignacio Ellacuría cuando dice: «Es necesario, entonces, bajar a ese pueblo crucificado de sus cruces como una práctica histórica de salvación».

Ignacio Ellacuría sacerdote jesuita salvadoreño asesinado en 1989 menciona lo siguiente: «El término crucificado no es un concepto teórico, más bien la expresión de una realidad histórica que recae en el pobre», en este caso, la persona desposeída y excluida por el rico a pesar de su arduo trabajo. Entonces, ¿trabaja Dios en las corporaciones? Sabiendo que la élite económica y de poder de los países pobres como Guatemala creen en Dios, hacen ofrendas al cielo, son puntuales en su diezmo, se afaman por llevar desarrollo y crecimiento económico aunque recae en unas cuantas familias sabiendo que el 60 % de la población es pobre y de ella 23 % vive en extrema pobreza, mientras alrededor de 20 familias tienen cooptado más del 80 % de la riqueza nacional. ¿Esto no genera descontento social y lucha de clases? Los bloqueos en las carreteras y diversas movilizaciones por el descontento social supuestamente generan escándalo, como que si no escandalizara la existencia de clases extremadamente desiguales entre pobres y ricos en Guatemala. ¿Dónde está el reino de la riqueza que pregonan los que abrazan el capitalismo, el neoliberalismo y la globalización?


Fotografía por Ernesto Guadalupe Pos Sacalxot.

Ernesto Guadalupe Pos Sacalxot

Licenciado en Psicología General y Msc. en Antropología Social por el Centro Universitario de Occidente de la USAC. Es fundador y director de la Asociación Escuela de la Calle, dedicada a la asistencia de niños y niñas de escasos recursos en el área de Quetzaltenango, principalmente niños trabajadores y abandonados en las calles, con el objeto de restablecer sus relaciones familiares y reincorporarlos en la sociedad con mejores oportunidades a través de la educación.

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