Víctor Manuel Reynoso Angulo | Política y sociedad / INTERÉS PÚBLICO
Tres cosas llaman la atención del discurso que Guillermo Pacheco Pulido presentó al tomar posesión como gobernador interino de Puebla: que no mencionó la principal función de su corto gobierno, organizar la elección; que lo hizo indirectamente, apelando a la unidad de los poblanos; y que le dio una curiosa importancia al dinero.
Empiezo con la última, que me parece la más importante. Mencionó los dos principales problemas de Puebla, la inseguridad y la violencia. Señaló que estos fenómenos se generan debido a la impunidad. Y que la impunidad es un problema grave en Puebla porque las dos instituciones encargadas de combatirla, la Fiscalía y el Poder Judicial del Estado, han sido, en cierto sentido, abandonadas.
Sobre eso habló del dinero: esas dos instituciones no tienen los suficientes recursos económicos para cumplir su función. No dio detalles, pero se entiende que no basta con darles más dinero, sino de encauzarlo correctamente. Imagino que aumentar el número de jueces, de funcionarios en el Ministerio Público, de policías. Incrementar también su calidad, lo que implica, muy probablemente, pagarles mejor y darles mejores prestaciones. Además de contar con los diversos y complejos medios materiales que estos trabajos exigen, y que cuestan dinero.
La breve referencia a la necesidad de dinero para que estas instituciones funcionen me llamó la atención, porque contrasta con el discurso del Gobierno federal. Dos discursos distintos que reflejan algo más de fondo: mentalidades distintas. La mentalidad de Pacheco, me parece, es más terrenal, más «a nivel de cancha». No se queda en las prédicas y las buenas intenciones en las que parece quedarse, en varias cuestiones, el Gobierno federal.
Lejos de apelar a la honradez y a las buenas intenciones, que supongo, da por supuestas, pues conoce a los encargados de las dos instituciones mencionadas, va más lejos: a los medios necesarios para que las instituciones funcionen adecuadamente. Y esos medios cuestan dinero. El Gobierno no puede estar formado por voluntarios. Para investigar los delitos y castigarlos, se requiere de profesionales bien preparados y con los incentivos bien alineados. Dejar de ver esto es vivir en un mundo de fantasía. Lo que tiene costos, que pueden ser muy altos.
No tendrá tiempo suficiente el gobernador interino para resolver estos problemas. Pero al menos ya los incorporó a la agenda. Y abrió la puerta a una mentalidad más realista, que no niega la honestidad y el compromiso ético, pero que sabe que para ser eficaces se requieren de medios materiales.
¿Por qué no habló de la elección? Ciertamente el Gobierno del estado no la organizará, pues esa es una función de los institutos electorales, local y nacional. Pero sí es responsable del contexto general de la elección. La elección poblana del 1 de julio de 2018 es un buen ejemplo de lo que no debe ser una elección. Lo más visible, el asalto armado a casillas electorales en la capital del estado. El gobierno que preside Pacheco Pulido sí tiene los medios para evitar ese tipo de anomalías.
En la historia electoral de Puebla hay un poco de todo. Pero en las últimas décadas, y a excepción del año pasado, las elecciones iban bastante bien. Pacíficas, sin irregularidades notables, permitieron alternancias en casi todos los ámbitos (gubernatura, ayuntamientos, distritos). No se merece el estado una elección como la de julio de 2018. La unidad debe darse con base en el respeto a las normas escritas y no escritas de la política. Algo que falló el año pasado.
Víctor Manuel Reynoso Angulo

Profesor investigador de la Universidad de las Américas, Puebla. Doctor en Ciencias Sociales por el Colegio de México, maestro en Ciencia Política por FLACSO México y licenciado en Sociología por la UNAM.
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