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Claudia Navas Dangel | Política y sociedad / ORDINARIA LOCURA

Vino a este país con 14 años. Una edad en la que los cambios son continuos. Así, mientras le daba la bienvenida a una voz más ronca, también recibía, y en manada, a puntitos grasientos que enrojecían su rostro, pese a que ese tono era casi imperceptible en su rostro moreno, chato y con mejillas desinfladas, recuerdo de una niñez rechoncha que se despedía junto con esas libras de más que tantas burlas le acarrearon cuando asistía a la escuela.

Pero el sobrepeso no fue lo único a lo que dijo adiós. Agitó su mano muchas veces mientras miraba a la abuela, a los amigos del barrio y a don Arístides. Sus rostros se desvanecieron por el llanto que nublaba su vista y del brazo de su tío se alejó hacia otra ciudad para abordar el avión que, cruzando el mar, lo traería junto a su papá para empezar una vida juntos, en un país sin violencia, con oportunidades y mucho desarrollo.

Las miradas, disimuladas por supuesto, de los empleados de la línea aérea mientras hacían escala en Holanda fueron solo el anuncio de lo que le esperaba en la tierra de Goethe y no solo al principio, sino por años.

Su papá había adquirido ya un comportamiento distinto-distante, así como el que le encajan a todos estos canches que beben buena cerveza y comen salchichas en cantidad. Pero eso no era cierto. No todos eran fríos, cortantes y severos, algunos nomás.

Integrarse no fue fácil, aún y cuando este Estado, que no era el suyo, le dio lo que el propio nunca siquiera le ofreció, como aprender el idioma o sentirse parte de un grupo de personas en una edad vulnerable.

Así, entre jalones y estirones, entre miradas de ojos claros y el ich bin y el ich werde, terminó la escuela, obtuvo un empleo, se casó con una polaca y cada dos años viaja a Guate a ver a la abuela y a escuchar las historias, no tan afortunadas como la suya, de aquellos patojos que se fueron al norte y que la migra, los atropellos les acabaron la vida.


Claudia Navas Dangel

Periodista, mamá, catedrática de periodismo y literatura. Lectora y redactora nocturna de algo parecido a los cuentos, gestora cultural, comunicadora y gatera.

Ordinaria Locura


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