¿Después de la pandemia, un nuevo humanismo?

Rodrigo Pérez Nieves | Política y sociedad / PIEDRA DE TROPIEZO

Padece usted una de las dolencias más normales en el género humano:
la necesidad de comunicarse con sus semejantes.
Augusto Monterroso

En una entrevista realizada antes de que falleciera, en febrero de 2003, por la revista Crónica, Augusto Monterroso responde:

– Estamos en el umbral del siglo XXI, ¿como percibe Augusto Monterroso el futuro?
– Negro. Aunque es difícil saber qué va a pasar, siento que nos acercamos a una segunda edad de oscurantismo. Hay fuerzas dispuestas a eliminar la cultura: la mala música, la pésima lectura y el surgimiento de los fundamentalismos amenazan con hundirnos de nuevo a la oscuridad.
– ¿Como cree que podamos evitar ese extremo?
– Por medio del Humanismo. Esa es la vía que puede llevar al hombre a un esclarecimiento profundo que lo aleje de esos terrores.

El Renacimiento se usa para designar la etapa histórica que se produjo en la vida intelectual y artística de Europa. El antecedente del Renacimiento es un movimiento espiritual que se conoce con el nombre de Humanismo. Se dedicaba al estudio del hombre, en contraposición a los pensadores medievales que solo se ocupaban del estudio de Dios. El más grande de los humanistas fue Erasmo, su obra mas conocida es el Elogio de la locura en la que critica a la jerarquía eclesiástica y ridiculiza las convenciones sociales.

El Humanismo al que se refiere Monterroso es el Humanismo actual, con hombres y mujeres de este siglo, de esta época. Reconocen los antecedentes del Humanismo histórico y se inspiran en los aportes de las distintas culturas, no solamente en aquellas que en este momento ocupan un lugar central.

Los humanistas proclaman: «Nada por encima del ser humano y ningún ser humano por debajo del otro». Si se pone como valor central a Dios, al Estado, al dinero o a cualquier otra entidad, se subordina al ser humano creando condiciones para su ulterior control o sacrificio. Los humanistas tienen claro este punto, son ateos o creyentes, pero no parten de su ateísmo o de su fe para fundamentar su visión del mundo y su acción; parten del ser humano y de sus necesidades inmediatas. Y si en su lucha por un mundo mejor creen descubrir una intención que mueve la historia en dirección progresiva, ponen esa fe o ese descubrimiento al servicio del ser humano.

Todas las formas de violencia física, económica, racial, religiosa, sexual e ideológica, merced a las cuales se ha trabado el progreso humano, repugnan a los humanistas. No son violentos, pero por sobre todo no son cobardes, ni temen enfrentar a la violencia porque su acción tiene sentido.

Los estudiantes y docentes, normalmente sensibles a la injusticia, van haciendo conciente su voluntad de cambio en la medida en que la crisis general del sistema los afecte, y algo más, la gente de prensa en contacto con la tragedia cotidiana, está hoy en condiciones de actuar en dirección humanista. Iniciemos la nueva modalidad tratando cada uno de hacer un mundo más humano.

«Ante un peligro extremo la manada se une. ¿Hará eso la humanidad? Estamos en un momento crucial y se hace más necesario que nunca reflexionar sobre nosotros mismos. Damos la voz a los filósofos para que nos guíen en tiempos difíciles» (Fátima Uribarri).


Fotografía principal tomada de REDH.

Rodrigo Pérez Nieves

Ingeniero graduado en Alemania, columnista durante 12 años en el periódico El Quetzalteco, con la columna Piedra de tropiezo. Colaborador con los grupos culturales de Quetzaltenango y Coatepeque. Catedrático en la URL en la carrera de Ingeniería Industrial, sede Quetzaltenango. Libros escritos: Pathos entrópico (poesía y prosa), Cantinas, nostalgias de un pasado y el libro de texto universitario Procesos de Manufactura.

Piedra de tropiezo

Correo: pngeneral@gmail.com

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