Virgilio Álvarez Aragón | Política y sociedad / PUPITRE ROTO
En su interrupción bulliciosa de la conferencia de prensa que este 16 de agosto, junto al TSE, realizaba el comisionado Iván Velázquez, la ultraderecha guatemalteca se mostró sin ropa, de frente, y de cuerpo entero ante la sociedad guatemalteca.
Desesperados, al notar que sus estrafalarias, ilógicas e hipócritas demandas y acusaciones no han tenido repercusión en el grueso de la población, irresponsablemente han dado un salto al vacío, actuando de manera violenta contra órganos del Estado y agencias internacionales, en momentos importantes para la vida política del país.
Sus más conspicuos representantes descalifican, injurian y calumnian a todo aquel que no se preste a sus aviesos intereses. Pero, para su desdicha, nada de eso les ha dado los resultados esperados, que son simple y llanamente que los criminales contra la humanidad no sean juzgados y condenados, y que la corrupción, que estuvo detrás de esos crímenes y sobrevive como plaga en todos los espacios de la administración pública, no sea perseguida ni condenada.
Hasta la fecha, los grupos de la ultraderecha y sus voceros actuales no han sido capaces de proponer acciones favorables a la mayoría de la población, mucho menos construir organizaciones políticas en las que de manera clara defiendan su concepto de sociedad y de país. Todo lo contrario, sus acciones se han centrado en defender privilegios y entorpecer el funcionamiento de nuestro raquítico sistema judicial, vilipendiando a todo aquel que defienda los derechos humanos o proponga acciones favorables a la ampliación de derechos e inclusión social.
Asumiendo prácticas grotescas de los espías y agentes de la represión setentiochera, fotografían y filman a todos los que protestan, además, documentan sus actividades, con el claro interés por inhibirles en su quehacer profesional. Con organizaciones de fachada, sin más membresía que algunos exmilitares y sus familiares, se mantienen activos a cualquier hora y día de la semana, acosando, agrediendo y provocando a todo aquel que, por no estar de acuerdo con sus posiciones, consideran su enemigo y persisten en su encarcelamiento, expulsión y elimación, como fue la práctica de los regímenes militares de las décadas pasadas.
Enemigos de la verdad y la justicia, han encontrado en los políticos corruptos actuales fuentes de inspiración y recursos, haciendo del ataque y acoso al comisionado Velázquez su práctica privilegiada, escondiendo detrás de su irreal y primitivo nacionalismo sus verdaderos y aviesos intereses, que son conseguir que criminales y corruptos dejen de ser perseguidos y juzgados, en detrimento de la construcción de una sociedad democrática y equitativa.
Sin capacidad real de convocatoria, como lo demuestran sus raquíticas movilizaciones contra la Cicig, CC y TSE, tratan de ocultar su aislamiento político y social con un abierto y desmesurado servilismo al actual gobernante y sus aliados quienes, agradecidos, les proveen de información, recursos y, muy probablemente, financiamiento.
Necios, no consiguen asumir el fracaso de sus discursos y prácticas. Excluidos de los medios de comunicación serios y responsables, han hecho de los fracasados Siglo 21 y Vea Canal sus trincheras, sin más audiencia que sus seguidores tradicionales, persisten en ver comunistas hasta en la sopa, sin llegar a entender, mucho menos explicar coherentemente, qué entienden por ello.
Pero si en el TSE dejaron al desnudo su aislamiento social, su falta de visión de la realidad y anclaje en el pasado, así como su servilismo para con los represores y apropiadores de los recursos del Estado, también hicieron evidente su irracional vocación por la violencia y su placer por la agresión y, lo más peligroso, la complicidad abierta de los órganos de seguridad del Estado con sus prácticas nefastas y criminales.
Con este grotesco espectáculo, la ultraderecha guatemalteca ha demostrado que ya no es más una fuerza política temible por su capacidad de engaño. La cultura política guatemalteca, en ese sentido, ha madurado y ha descartado los argumentos falaces y mentirosos que la sustentan.
En cambio, han dejado en claro que continúan siendo el instrumento que el régimen corrupto y asesino, que se niega a desaparecer, tiene a su alcance para subvertir, ilegal y violentamente, el orden social y político, como en sus años de fuerza lo fueron en Ejército secreto anticomunista, los oficiales de la montaña y la tenebrosa panel blanca.
Si bien son menos y para nada convincentes, siguen siendo un riesgo para la estabilidad y desarrollo del país.
Fotografía por Ludvin Torres, tomada de Emisoras Unidas.
Virgilio Álvarez Aragón

Sociólogo, interesado en los problemas de la educación y la juventud. Apasionado por las obras de Mangoré y Villa-Lobos. Enemigo acérrimo de las fronteras y los prejuicios. Amante del silencio y la paz.
2 Commentarios
La ultraderecha utilizo a una cubana de nombre Barbara, solo para hacer payasadas, cuanto les cobro esta payasa…? Fundaterror con sus argumentos trasnochados ya nadie les aplaude…son ridiculos, no proponene, solamente desprestigiar al Comisionado Ivan Velasquez, donde ya se dio a conocer que no tiene necesidad de solicitar VISA…
Es cierto lo que exponéis, una gran verdad; y creo que el problema es aún peor porque en las otras posiciones solo hay protestas y no propuestas. La derecha ya no existe, la otra tiende ya a desaparecer por su falta de consistencia y porque de acuerdo a la época actual en la que vivimos nada le ha dado resultado porque se transforman cuando se acercan al poder y la corrupción y su ambición los absorben. Es difícil nuestra Patria querida porque bien lo dicen algunos en lo suyo, que se aprende a vivir solo con instinto y sin ninguna posibilidad de razonamiento.
Un saludo Virgilio, hasta donde estés.
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