Desigualdad y migración

Vinicio Barrientos Carles | Política y sociedad / DESARROLLO & PAZ

México no se aprovechará más de nosotros. No tendrán más la frontera abierta.
El más grande constructor del mundo soy yo y les voy a construir el muro más grande que jamás hayan visto.
Y adivinen quién lo va a pagar: México.
Donald Trump

¿Cómo explicar la obsesión del maníaco Donald Trump con los inmigrantes sin documentación? Muchos parten de una sencilla explicación: demagogia política xenófoba y racista, propia de un fascismo recalcitrante que preocupa en los albores del siglo XXI. Para ninguno es desconocido el hecho de la migración de cientos que suman miles en su lucha desesperada por escapar de las nulas oportunidades enraizadas en los países del denominado Triángulo Norte, para buscar nuevas oportunidades en los Estados Unidos de Norteamérica. Este fenómeno de la huida de sus países de origen evidencia el Estado fallido al que cada uno responde, en menor o mayor medida, como se constata en estudios serios en la región, los cuales han denunciado como uno de los signos claves de la emigración a la imposibilidad de encontrar soluciones en el interno de la vida socioeconómica y de las dinámicas políticas de estos países del Triángulo Norte, principalmente Honduras y Guatemala.

Por otro lado, el discurso con el que el presidente Trump arrancó su campaña de reelección en Orlando, Florida, confirmó lo que muchos temíamos: su estrategia política será apelar al racismo y la xenofobia, y estará centrada en una supuesta «crisis migratoria» que en gran medida no existe. Sea cual sea la situación, no se aborda el fondo de las causales de este fenómeno y, en dado caso, el xenófobo Trump apela argumentos que aun siendo falaces desde cualquier ángulo, tienen paradójicamente un impacto en cierto sector de la población estadounidense.

Fotografía tomada de BBC.

Antes de su discurso en Orlando, Trump escribió, como le es habitual, en su cuenta de Twitter, anunciando que ordenará la deportación masiva de millones de extranjeros ilegales a partir de la próxima subsiguiente. Ya en este discurso de Orlando atacó a los inmigrantes indocumentados, para deleite de la multitud de más 20 mil personas, y sugirió que los perseguirá aún más en los próximos meses. Uno se repregunta: ¿a qué esta obsesión de Trump? Por ejemplo, el presidente podría haber centrado su campaña de reelección en la sólida economía de Estados Unidos y las bajas cifras de desempleo, a pesar de que, en cierta medida, heredó ambas cosas. Sin embargo al analizar a la multitud en Orlando, queda clarísimo que los seguidores de Trump se entusiasmaban mucho más cuando el presidente atacaba a los indocumentados que cuando se jactaba del buen estado de la economía. Y es que los demagogos populistas siempre necesitan un enemigo, real o imaginario, para poder presentarse como salvadores de la patria. Y Trump no es ninguna excepción, el afamado, aunque ridículo, muro de su campaña inicial es una prueba fehaciente de este populismo demagógico y falaz. La mentira está trillada, pero sigue utilizándola: existe una invasión de inmigrantes indocumentados que están llevando el crimen a Estados Unidos y que le están quitando empleos a los estadounidenses, porque la gente que ingresa desde México es la peor gente que uno pueda imaginar.

Imagen de Michael de Adder, tomada de Twitter.

Hagamos un breve análisis de su discurso. En primer lugar, todos los estudios serios basados en el censo de Estados Unidos muestran que la inmigración ilegal, especialmente de México, está muy por debajo de lo que era hace diez años. También, la estadísticas de muertes en inmigrantes ha bajado, aunque ahora es un tema mediático de suma importancia, dadas la mismas políticas extremistas que EE. UU. está tratando de imponer sobre México y Centroamérica. En este sentido, el Centro de Investigación PEW, un respetado grupo no partidista, publicó que en 2017 había un total de 10.5 millones de indocumentados, muy por debajo de los 12.2 millones que había en 2007. La reciente concentración de hondureños, guatemaltecos y salvadoreños, organizados en caravanas de inmigrantes, pareciera responder al mismo temor de que Trump estará cerrando muy pronto la frontera.

Como segundo punto, las afirmaciones de que los indocumentados están haciendo aumentar la delincuencia en el país del norte son totalmente infundadas, pues no hay ningún estudio serio que demuestre esto. Inclusive un informe reciente del Instituto Cato concluyó que los inmigrantes en general tienen una tasa de encarcelamiento criminal más baja que los nacidos en Estados Unidos. El último punto pilar en el discurso de Trump es también un asunto sin fundamento, en el sentido de que no hay evidencia que respalde la afirmación de que los indocumentados les están quitando empleos a los estadounidenses de menos recursos. En el fondo, el hecho es que los estadounidenses no quieren hacer la mayoría de los trabajos que realizan los indocumentados.

Fotografías tomadas de BBC, The World News y RTVE, editadas por Vinicio Barrientos Carles.

¿Cuál es el trasfondo real de la inmigración observada? La respuesta es simple, sin complicaciones alarmistas o conjeturas xenófobas y racistas; la causal del movimiento poblacional es la desigualdad socioeconómica. En efecto, las diferencias económicas existentes entre las tres economías del Triángulo del Norte de Centroamérica, México y Estados Unidos son verdaderamente enormes. El ingreso per cápita en los tres países centroamericanos oscila entre USD 2 500 en Honduras y USD 4 500 en Guatemala, lo que hace contraste con el doble de USD 9 000 en México y los USD 60 000 de Estados Unidos. Esta comparación es tan solo a nivel promedio (PIB per cápita), pero las diferencias se convierten en alarmantes cuando se considera la desigualdad interna en países como Guatemala, donde el coeficiente de Gini se eleva a niveles casi máximos.

De igual forma, si se comparan los activos totales –es decir, la riqueza real acumulada de cada país–, se evidencia que estos ascienden a brechas estratosféricas. Para hacer una comparación global, anótese que el valor patrimonial neto de los tres países centroamericanos es apenas de unos 210 millardos de dólares, que es ocho veces menor del correspondiente valor neto de los activos en México y unas 600 veces menor que el correspondiente al de Estados Unidos. Así, cada individuo hondureño, salvadoreño o guatemalteco posee en promedio unas seiscientas veces menos recursos que sus contrapartes estadounidenses. Ante esta increíble desigualdad, no cabe la menor duda de que esta gigantesca asimetría de recursos es la causal única y fundamental del imparable flujo de migrantes desde estos países del sur al norte.

Imagen tomada de BBC, editada por Vinicio Barrientos Carles.

Frente a la fuerza injusta del poderoso, a los débiles solamente les queda apelar al recurso de la razón y de la ley. Así, países débiles como México, Guatemala y los otros Estados hispanoamericanos no pueden darse el lujo de negar el imperio del derecho internacional y la importancia de las instituciones internacionales, tan trabajosamente construidas, a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial, pues hacerlo sería un verdadero suicidio colectivo. Es aquí donde aparecen los objetivos de nivel mundial como esperanza para obtener el equilibrio perdido.

Así, la desigualdad no es un tema de izquierdas y derechas, ni de ideología política alguna. El racismo a niveles del Sr. Trump no solo es inadmisible en el orden teorético sino también en el orden práctico. Y es que expulsar a millones de indocumentados causaría serios problemas en muchas industrias, y más confrontándolo con otro tipo de medidas como la regularización de quienes trabajan duro y no tienen antecedentes penales. Así, si se persiguiera soluciones a la problemática, Trump podría comenzar por legalizar a los más de 700 mil soñadores, o hijos e hijas de inmigrantes indocumentados que fueron llevados a ese país cuando eran bebés, entre los que se incluyen, por citar ejemplos, graduados de Harvard.

Sin embargo, el presidente Trump se ha negado a orientar sus esfuerzos por esas vías conciliadoras. Esta necia campaña de Trump con los indocumentados sería más fácil de explicar si en efecto Estados Unidos estuviera en medio de una depresión económica o si el desempleo estuviera planteando cifras récord. Por ello es que, de cerca o a la distancia, con una economía fuerte y con bajas tasas de desempleo, solo hay una posible forma de explicar esta obsesión del muro y de las fronteras, y de toda la amalgama de estupideces fundamentadas en el odio, y es el odio mismo, que explica y describe a la perfección toda esta demagogia política repleta de xenofobia y racismo.


Fotografía principal tomada de BBC.

Vinicio Barrientos Carles

Guatemalteco de corazón, científico de profesión, humanista de vocación, navegante multirrumbos… viajero del espacio interior. Apasionado por los problemas de la educación y los retos que la juventud del siglo XXI deberá confrontar. Defensor inalienable de la paz y del desarrollo de los Pueblos. Amante de la Matemática.

Desarrollo & paz

Correo: viniciobarrientosc@gmail.com

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