-Amada Lydia Rodríguez Téllez / PUERTAS ABIERTAS–
En este breve artículo, me propongo exponer los diferentes factores que, desde la visión de los jóvenes universitarios, inciden en los problemas que tienen en su desempeño escolar. En la universidad pública mexicana donde trabajo, tuve la oportunidad de realizar, junto con otros compañeros, una investigación sobre la reprobación de estudiantes de licenciatura del área de las ciencias económico-administrativas.
Si bien el tema no es novedoso ni está de moda en el mundo académico, el hecho subsiste ciclo escolar tras ciclo escolar, con porcentajes que no admiten su invisibilidad, así como tampoco los problemas personales y sociales que provoca y que todavía no han sido atendidos. En nuestro estudio, el porcentaje oscila entre 9 y 10 de una población estudiantil de alrededor de 15 mil estudiantes, cifra que llamó nuestra atención y nos condujo a preguntarnos acerca de los factores que incidían en este hecho.
Generalmente, el fenómeno es considerado como una situación individual, propia de quien no se esfuerza o no tiene las capacidades suficientes para realizar estudios de nivel superior, sin embargo, los hallazgos en la aplicación de una encuesta y de entrevistas semiestructuradas, permitieron constatar que el problema es más complejo. Además de los motivos personales, también factores institucionales y socioeconómicos se interrelacionan e inciden negativamente en el rendimiento escolar, de forma tal que nos permite afirmar que la reprobación es también una manifestación del sistema educativo y la desigualdad social que permea a las instituciones.
Con relación a las limitaciones personales que conducen a no aprobar las materias, los estudiantes reconocen que tienen dificultad para comprenderlas, especialmente las relacionadas con las matemáticas, estadística y afines. Pero también se suman inconvenientes como la falta de hábitos de estudios, manejo del tiempo, estrés y depresión, entre otros, incluso no falta quien confiesa que es porque realmente “le da flojera estudiar”, aunque generalmente esto ocurre en los primeros años.
Respecto a los otros factores, destaca la situación socioeconómica, ya sea porque debido al desempleo los jóvenes no cuentan con los recursos necesarios para cubrir los gastos que su educación requiere o porque deben trabajar para ayudar al mantenimiento de su núcleo familiar y/o financiar sus estudios y gastos personales. En nuestra investigación se pudo demostrar que este factor es primordial en la incidencia reprobatoria, sin embargo, raras vez es tomado en cuenta. Lo mismo ocurre con la condición de género, por ejemplo, cuando los padres o los hijos enferman, son las jóvenes quienes los cuidan, razón por la que dejan de asistir a clases y como consecuencia no aprueban las materias. El matrimonio y la maternidad o el matrimonio y los pequeños negocios de la pareja, también inciden como causal de reprobación en las mujeres.
El empleo y las condiciones laborales también resultan ser inconvenientes importantes en el bajo rendimiento en el proceso educativo. Por ejemplo, el cansancio, este es recurrente para quienes trabajan de noche e inscriben materias a las 7:00 a. m. porque no hubo cupo a otra hora; ellos manifiestan que después de dos a tres meses, el cuerpo empieza a pasar la factura, su eficiencia baja, se duermen en clase o faltan porque no se despiertan a tiempo, todo esto afecta negativamente en sus calificaciones. De igual forma se perjudican por el tipo de relación que establecen con el jefe o con la empresa, se sienten presionados a dedicar más tiempo del establecido en el contrato laboral y trabajar fuera del horario, a costa de sacrificar la presencia a clases.
También repercute el hecho de no contar con una computadora personal, puesto que trabajan de día, estudian después de su horario laboral y cuando terminan las clases no encuentran cibercafés abiertos para hacer la tarea que deben entregar esa semana. La falta de recursos para trasladarse a la universidad es otra peculiaridad que también cuenta, aunque no para la mayoría. En síntesis, estos son algunos aspectos importantes destacados por los estudiantes como causales involucradas en su desempeño académico; sin embargo, también perciben el papel que juega la institución en el agravamiento de su estado.
En el hecho estudiado, los jóvenes tienen la oportunidad de repetir una asignatura en tres ocasiones, de no hacerlo son dados de baja de la universidad, y para mantenerse en ella, la opción es la de cambiar carrera. Esto es así debido a la normatividad institucional que prevalece. A primera vista se puede pensar que la posibilidad de repetición es más que suficiente, sin embargo, las condiciones que la institución impone para hacerlo complican el proceso.
En primer lugar, estos alumnos obligatoriamente deben repetir la materia en el siguiente ciclo escolar, en segundo lugar, no obstante lo apremiante de su situación, primero se inscriben los que aprueban y luego ellos, por tanto no pueden incluir las materias en el horario que mejor se les acomode sino en el que tenga disponibilidad de cupos, si no se inscriben porque no hay espacio o este no se ajusta a sus horarios de trabajo, automáticamente quedan en estatus de reprobación. Cabe agregar que a los aspectos de índole burocrático administrativo, se suman las relaciones interpersonales distantes y asimétricas con algunos profesores, así como las deficiencias pedagógicas de otros.
Todos estos factores tienen repercusiones trágicas en la subjetividad de los alumnos en condición irregular, porque según manifiestan, provoca en ellos desgaste emocional, baja autoestima, desmotivación y frustación. La sensación de fracaso personal es muy fuerte, cuando en realidad el problema no es únicamente individual sino multifactorial. Por esta razón los resultados de la investigación nos obligaron a ser críticos y propositivos sobre la prácticas administrativas y pedagógicas de la vida cotidiana universitaria.
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