Meme Barrientos | Literatura/cultura / APRENDIZ DE ALERO
Hace algunos años se celebraba el bicentenario de la Catedral de Santiago, máximo templo católico de la Nueva Guatemala de la Asunción. Para la conmemoración se realizaron varias actividades culturales, exposiciones, simposios, conversatorios, etcétera. Estas promovían la importancia que va más allá del valor religioso del edificio, en ella se deposita gran cantidad de obras de arte invaluables elaboradas con distintas técnicas; pintura, escultura, orfebrería, cerámica, textiles. La catedral es un relicario y depositario de nuestra herencia cultural.
Después de los terribles terremotos de Santa Marta que destruyeron Santiago de Guatemala, surgieron disputas entre el bando de los «terronistas», encabezados por el arzobispo Pedro Cortés y Larraz, y el movimiento «traslasionista» liderado por el capitán general Martín de Mayorga. El bando terronista apoyaba la moción del obispo de reconstruir la ciudad, mientras de Mayorga abogaba por el traslado a un nuevo lugar. Por edicto real de Carlos III, se ordena trasladar la ciudad a un nuevo sitio, para tal empresa se escoge el Valle de la Virgen el cual pasó a llamarse la Nueva Guatemala de la Asunción.
Una de las primeras obras de Martín de Mayorga fue mandar a erigir la catedral para la nueva ciudad, se aboca con Luiz Diez de Navarro para la elaboración de los planos, estos fueron aprobados por Francisco Sabatini, arquitecto oficial de la Corona de aquella época. Sabatini designa a uno de sus discípulos, Marcos Ibañez, para la supervisión de la labor. La monumental obra tardó casi 30 años para su construcción, para trabajar tal empresa se necesitó de varios arquitectos a cargo, entre ellos Bernasconi, José de Arroyo y Santiago Marqui.
El conjunto arquitectónico de la Catedral de Santiago es hermoso e imponente. Su edificación obedece a los cánones del estilo neoclásico, está construida de piedra canteada, posee cinco naves interiores de bóveda de cañón, un coro alto y un ábside detrás del altar con hermosa sillería de madera. En sus torres campanarios se encuentra la campana «La Chepona», dedicada al patriarca San José, la cual tañe únicamente para fechas importantes.
Este histórico edificio lamentablemente ha sido víctima de las catástrofes naturales, los terremotos de las Navidades de 1917 y 1918 fueron devastadores, en ese movimiento telúrico se derrumbó la cúpula original, parte del frontispicio y el altar mayor hecho de mármol francés que se perdió. La reconstrucción estuvo a cargo del arquitecto Guido Albani, quien levanta la nueva cúpula y los pináculos, bellamente elaborados con la fina técnica de cemento colado y pintados de azul. Estos dan un hermoso acabado, según el diseño, cada ladrillo simula una escama para dar la impresión de ser la piel de un pez.
Hace un par de días me llegó el rumor, de parte de mis compañeros de la universidad, que estaban pintando la cúpula y los pináculos de la Catedral. ¡¿Cómo es eso posible?! Después me enviaron una fotografía que lo rectificaba, pero mi necedad hizo que lo fuera a comprobar con mis propios ojos. Así era, pude corroborar que hasta en las altas esferas religiosas existe un alto grado de ignorancia respecto al tema de conservación del patrimonio cultural. Debido a mi profesión, he tenido la oportunidad de tener contacto con religiosos y religiosas con gran sentido del humanismo que velan y protegen el patrimonio cultural del que están a cargo, reconocen que este no les pertenece a ellos, sino que pertenece a todos los guatemaltecos.
La Catedral Metropolitana es parte del rico y vasto patrimonio de Guatemala, por lo tanto debemos velar por su cuidado. Si bien es cierto existen serios daños debido al deterioro que se observan a simple vista, se deben de respetar los criterios de conservación para realizar esta clase de trabajos. Lo que hicieron con la cúpula y los pináculos no es más que un burdo repinte que altera la integridad física de la obra, ocultando su pátina y personalidad que le impregna el paso de los años. Este tipo de malas intervenciones me recuerdan a los maquillajes de las fachadas que hacía la administración del difunto Álvaro Arzú. ¿En dónde están las autoridades que velan por el cuidado de nuestro legado? ¿Por qué no han detenido este sacrilegio al patrimonio cultural?
Espero que de verdad las autoridades encargadas de salvaguardar nuestra cultura detenga inmediatamente esta detestable acción y tomen cartas en el asunto para que los responsables den una buena explicación de tan nefasto hecho, el cual debe revertirse y corregir, por los daños y la expoliación al patrimonio cultural de la nación.
Meme Barrientos

Licenciado en Arte y restaurador de bienes muebles, carrera que amo y me quita el sueño. Apasionado de la historia del arte guatemalteco, admirador y fanático de la arquitectura. Acumulador compulsivo de historias de antes y de objetos de otras épocas. Un alma vieja pérdida en este trajeteado siglo.
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