Ernesto Guadalupe Pos Sacalxot | Política y sociedad / EL DIOS CAPITAL
Antes de que el universo amaneciera, Tepew y Q’ucumatz, según el Popol Wuj, hicieron a los primeros hombres de lodo, pero no resultó, porque eran flojos, agachados, no eran macizos, se disolvían, no movían la cabeza, su vista estaba fija hacia abajo, no podían mirar hacia atrás, hablaban, pero no tenían entendimiento, no invocaron a sus dioses, por eso fueron destruidos.
Posteriormente, se crearon hombres de madera, estos se engendraron y hablaron como gentes, tuvieron hijos y se multiplicaron sobre la tierra, pero no tenían espíritu ni pensamiento, solo caminaron sin rumbo, no tenían sangre ni sudor, se olvidaron de sus dioses, cayendo en desgracia, por lo que luego fueron destruidos.
Finalmente, los formadores crearon a los hombres de maíz, llamados Balam Kitz’e, Balam Ak’ab, Maj U Kutaj e Ik’ Balam, junto a sus esposas, lo que dio origen a la descendencia del pueblo Maya de Mesoamérica. Estos hombres miraron y oyeron, fueron buenas personas, tenían respiración, su visión llegó lejos, tenían consciencia y sabiduría, su mirada atravesaba montañas, agradecieron su existencia una, dos y tres veces cuando el sol iluminó por primera vez.
¿Quiénes fueron esos hombres de lodo y de tierra que resultaron flojos, agachados que no podían girar la cabeza y se disolvían? ¿Fueron destruidos o lograron reencarnarse? Según el Popol Wuj, esos hombres fueron aniquilados, pero no dice si fueron completamente borrados de la faz de la tierra.
La historia se invierte, lo moderno parece haber sido el inicio de la creación, porque estos hombres modernos parecen ser de tierra o de madera, no pueden ver hacia atrás ni a los lados, no pueden ver su historia, no tienen entendimiento de sus actos malvados, aunque se multiplican y hablan como gentes, pero creen que son los únicos en el mundo y no dependen de las leyes de la naturaleza, por tanto, no tienen cuidado ni agradecimiento hacia sus formadores. Estos hombres se enfrentan constantemente y pocas veces triunfan, porque son aplastados por otros grupos dominantes, luego resultan muchas veces como servidumbre, esclavos o parásitos destructivos.
Los que dirigen el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio, hombres famosos acomodados en los palacios, sinagogas, megaiglesias, estrategas militares, empresarios millonarios, artistas, representan hombres de lodo o de madera, ahora hechos de dinero, porque no tienen espíritu ni consciencia, no saben distinguir entre el bien y el mal, han dejado de pensar, necesitan sangre humana para su existencia, no tienen sudor porque viven del trabajo de los otros; han llevado a la desgracia al resto de la humanidad y el planeta está en agonía por el derroche desmedido de sus recursos naturales; por su ambición inventaron guerras y armas letales para asegurar su dominación, creyéndose dioses.
Las alianzas de las corporaciones Montana y Bayer hacen una megacorporación mundial que monopoliza la alimentación y patenta semillas, fertilizantes, medicamentos e inventos de armas biológicas, no les importa que millones de humanos pasen hambre y mueran porque no tendrán acceso a la alimentación. Por otro lado, las industrias de armamento disputan el recurso natural invadiendo territorios, matando a millones de personas inocentes u obligando a naciones enteras a emigrar a otros territorios. Sin embargo, en la peregrinación y lucha por la sobrevivencia les acecha la muerte por el hambre, el clima extremo, la falta de trabajo y la expulsión de esos territorios extranjeros porque son considerados terroristas. El hombre «moderno» no tiene nada de moderno, son esos mismos hombres de lodo y de madera sin consciencia ni pensamiento, que no tienen la capacidad de mirar a su prójimo a su lado, menos ver su pasado por la vergüenza de su mismo paso al pasado que los mayas anticiparon.
Cuando Tepeu y Q’ukumatz crearon a los hombres de maíz, estos oyeron, fueron buenas personas con espíritu y consciencia, sabiduría y una visión lejana que traspasaban montañas. La pregunta es, ¿Tepew y Q’ukumatz se cansarán y destruirán algún día esta generación? Es posible que algunos hombres hayan dejado ser de maíz y hayan pasado a ser seres de madera y de lodo, aunque la creación de Tepew y Q’ukumatz ha sido perfecta, por lo tanto, no se cansarán, es su creación y no la destruirán porque una mayoría sigue siendo seres que luchan por la perfección. El problema es que los hombres de lodo y de madera lograron sobrevivir, se han reencarnado y adaptado al nuevo orden mundial, han tomado poder, se han multiplicado y cooptado la mayor parte de los recursos naturales, han gobernado a su antojo, inventaron instituciones internacionales para el control mundial, se adueñaron de la religión con fines de dominación, se apoderaron de la ciencia y la tecnología, la cultura y el arte, crearon la economía de consumo, inventaron las guerras con supuestos fines para alcanzar la paz y la democracia.
El escenario final es que los hombres de lodo y de madera destruirán al resto de la humanidad hecha de maíz y de la belleza de la naturaleza, del amor de los Creadores y Formadores. Su destrucción no solamente se dirige a la humanidad, también al planeta, el arma letal está lista para ser usada en cualquier momento. La sorpresa de Tepew y Q’ukumatz es ver cómo los hombres de autodestruirán.
Fotografía por Ernesto Guadalupe Pos.
Ernesto Guadalupe Pos Sacalxot

Licenciado en Psicología General y Msc. en Antropología Social por el Centro Universitario de Occidente de la USAC. Es fundador y director de la Asociación Escuela de la Calle, dedicada a la asistencia de niños y niñas de escasos recursos en el área de Quetzaltenango, principalmente niños trabajadores y abandonados en las calles, con el objeto de restablecer sus relaciones familiares y reincorporarlos en la sociedad con mejores oportunidades a través de la educación.
Correo: edelacxela@gmail.com
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