Déjenme pintar

-Rita Ma. Castillo / SOMOS ARTE

Hace un par de días me tocó pintar una pieza pequeña afuera de un restaurante, estaba trabajando cuando un señor se me acercó y me dijo: “Mi hijo pinta, y quiero que de grande, sea un artista”. El comentario, debo admitir, me hizo detenerme y pensar, porque es rarísimo que un papá quiera que su hijo sea artista, cuando muchos aún no lo consideran una profesión. Porque si estás en la música, teatro, pintura, baile, escultura, cine, etcétera, es probable que no vean tu trabajo con seriedad, piensan que es rebeldía o un hobbie o que nunca quisiste agarrar seriedad, lo ven todo menos como un trabajo.

Este simple comentario me hizo regresar años atrás a una pregunta trascendental en la vida: ¿qué querés ser cuando seas grande? Esa pregunta que te hacen cuando sos pequeño y que conforme pasan los años va cobrando más seriedad y te va poniendo en conflicto interno, ya que probablemente a los 15 o 17 tus metas de vida no pasan muchas veces de llegar a los 18 para poder hacer un montón de cosas o el superar tu año escolar sin tantos daños , y si les pasa al igual que a mí, a esa edad no la tenés clara, no tenes idea de que querés hacer en la vida, porque querés hacer tanto que no sabes como englobarlo en una sola cosa. Entonces, esa preguntita para siendo un terrible dolor de cabeza, y solo confiás que en el camino vas a ver la luz y vas a saber que querés ser cuando “seas grande”.

Con el pasar de los años, vas viendo que la vida no es como la esperabas o diseñabas, para la mayoría se torna mejor, porque se convierte en un mundo de posibilidades que no tenías ni idea que existía, y si bien seguiste confiando que verías la luz al final de la confusión, te das cuenta de que las cosas que son para vos siempre te encuentran, te cambian y te hacen llegar a tu destino. Cuando ya tomás tu decisión y das al fin tu respuesta, la mayoría espera algo tipo ingeniero, médico, arquitecto, maestro, que es lo que todo padre sueña, nunca esperan que uno les salga con un quiero ser artista, artista en cualquiera de sus ramas. La palabra artista les resuena en la mente y los asusta, para muchos es una temible respuesta. En ese momento, para los que nos dedicamos al arte, inicia un camino cuesta arriba, una crítica constante, un ir probando poco a poco que sí es una profesión y que sí se puede vivir de esto, que es probablemente una de las opciones menos fáciles ya que te espera un sinfín de “no” acompañados de burlas, con un tanto de sarcasmo, con muchas puertas cerradas y muchos “haceme un dibujito” gratis. Es un camino cuesta arriba, cuesta arriba de rodillas con calor de medio día en Zacapa y sin agua, un largo camino, y no quito el mérito a las otras profesiones, para todos el precio a pagar por hacer lo que amas es caro, pero lo vale siempre.

Déjenme pintar, quiero pintar es para muchos un grito. Para mí fue un grito acompañado de un apoyo incondicional de mis padres, y creo que fui bastante afortunada, porque si bien me dejaron siempre hacer lo que yo quería con mi vida, fueron esos hombros los que me sostuvieron y me permitieron avanzar, porque ha sido un camino largo, porque abrirte paso no es fácil, porque no todos entienden que el arte se paga, que el arte es necesario, que el arte te transforma, y si bien el arte guatemalteco está actualmente agarrando mucha fuerza, ha sido resultado de un trabajo incansable de personas que estuvieron antes de nosotros, a ellos les tocó poner la cara, abrirse paso, arriesgar y sacrificar mucho para abrir camino a los que venimos atrás, porque esto no se hace solos, esto se hace juntos, como siempre remarco en este espacio, esto se construye en conjunto, respetando las diferencias y aplaudiendo los avances.

Así que ya sea que seas arquitecto, abogado, cantante, bailarín o pintor, hacelo bien, entrale con todo, porque al principio siempre vas a querer renunciar porque no es fácil, porque lleva tiempo y ser artista no es para todos, porque lleva mucho que probar, mucho que defender, pero es un camino que se disfruta, porque es difícil ver la vida sin hacer lo que amas, porque al final de cada día nadie te roba la satisfacción de lo conquistado, y los pequeños avances te hacen recordar que vale la pena haber dicho un día con fuerza… ¡¡déjenme pintar!!


Fotografía por Rita Ma. Castillo.

Rita Ma. Castillo

Diseñadora industrial, apasionada por el arte, con ojos curiosos, corazón colorido, coleccionista de historias, relatos y vivencias con extraños. Descubrí el arte como una herramienta sanadora, como una medicina, dicen que las cosas llegan a la vida cuando deben llegar y a mí el arte me encontró y me rescató. Vivo de eso, y amo haber encontrado mi propósito de vida en ayudar al prójimo por medio de mi tesoro, por medio de mi arte, aprendo cada día y me nutro de color, historias y trazos.

Somos arte

Un Commentario

Rita de Castillo 06/12/2017

Precisa descripción delo que es perseverar en demostrarlo que eres para que estas en la vida, tu estas entre otras cosas para dar color al Universo cada paso de tu vida.

Dejar un comentario