Vinicio Barrientos Carles | Política y sociedad / DESARROLLO & PAZ
La paz no es únicamente la ausencia de guerra o violencia,
sino el fortalecimiento de los aspectos positivos que la edifican,
como son la armonía, la cohesión, la colaboración y la integración.
Johan Galtung
En nuestro contexto de país y, muy en particular, en esta época de fiestas electorales, el observador acucioso puede fácilmente percatarse de los altos niveles de violencia que existen en la sociedad guatemalteca, en la cual abundan el racismo, todo tipo de clasismos elitistas y una discriminación sin par, basada en estereotipos, casi incuestionables, que apuntan a valores impuestos, contrarios a la equidad y la justicia que deberían subyacer bajo cualquier sociedad que se dice llamar democrática. Estas observaciones y las consecuentes reflexiones invitan a tomarse el tiempo para profundizar sobre los orígenes de la violencia, pero no solo la nuestra o la del vecino, sino en general, todo tipo de violencia, sometida a un escrutinio racional riguroso, en un sentido antropológico mucho más general que el histórico particular que podríamos hacer de nuestro devenir regional y nacional, que dicho sea de paso, se ha realizado desde distintas perspectivas. En una publicación previa, comentamos sobre la obra crucial del matemático y sociólogo noruego Johan Galtung en torno de los conceptos de la paz positiva y su teoría de conflictos. Muchos teóricos afirman que la obra de Galtung representa por sí sola el 50 % de los estudios para la paz. Sus importantes aportes para una epistemología de la paz lo colocan como el punto de referencia más importante en este nuevo campo del conocimiento, denominado conflictología. La visión de Galtung incluye la sistematización y el estudio metódico de un área siempre existente en la historia y el devenir humano: el conflicto.
Es importantísimo reparar que esta constante histórica no es exclusiva del ser humano. En efecto, se puede constatar que, en distintos grados, el conflicto es inherente a los seres vivos, quienes conducen sus acciones a través de funciones objetivo, sean colectivas o de utilidad individual, de manera que, con menor o mayor complejidad, aparecerán distintos niveles de conflictividad, y de lucha, intraespecie e interespecie. Aún los organismos más simples desarrollan una algoritmia específica para confrontar situaciones problemáticas, a través de reacciones mecánicas que tienden a optimizar las salidas o respuestas de tipo global. Sin embargo, en la especie humana, los sistemas y mecanismos son mucho más variados y complejos, dado su nivel de inteligencia. De hecho, los niveles de inteligencia se pondrán a prueba por medio de la resolución de los conflictos, y el zoon politikon más inteligente someterá invariablemente a los más limitados, de una u otra forma. Galtung insiste en el análisis histórico, presentando ejemplos en los cuales la conflictividad fue el germen fértil para la implementación de cambios profundos en provecho del hombre, sin dejar de lado los otros, en los cuales el conflicto se transforma en violencia (metaconflicto), conduciendo a la deshumanización absoluta. La etología de los primates vivientes más cercanos a nuestra especie contrapone el modus operandi del género Pan, contrastando la solución agresiva y violenta de troglodytes (chimpancé) con la negociación sexual característica de la especie paniscus (bonobo o chimpancé enano).
La teoría de conflictos estructura y sistematiza las diferentes realidades en modelos y conceptos manejables por la racionalidad humana, contribuyendo a la práctica de la resolución, enmarcada como uno de los puntos teórico-referenciales más importantes en el campo de los estudios para la paz. Toda la teoría de conflictos responde a tres puntos o problemáticas bien definidas. Primero, un estudio científico social sobre la naturaleza del ser humano, suficientemente amplio que proporcione una respuesta satisfactoria a la posición que la paz ocupa en esta antropología universal, y que explique el sentido y razón del conflicto humano. Segundo, el tema propiamente dicho de la concientización, a nivel personal y social, que describa el fenómeno de la violencia, o metaconflicto, y de la posviolencia conformada por los procesos de la reconstrucción, reconciliación y resolución. Finalmente, tercero, el denominado método transcend, desarrollado por Galtung, justamente para la trascendencia y transformación de los conflictos. El método se explica por medio de tres modelos: el triángulo diagnóstico, pronóstico y terapia, como el cuadro general para el análisis de los conflictos; el diagrama de los 5 puntos alternativos a una situación conceptual (vence A, vence B, retirada, negociación/compromiso, trascendencia); y finalmente el triángulo creatividad, empatía y no violencia para la transformación pacífica de los conflictos.
Para el teórico, la primera de las problemáticas proporcionará un base de por sí epistemológicamente titánica y de sobremanera atractiva. Para la pragmática, el método por él desarrollado proporcionará una guía fabulosa para el ejercicio de lo referente a la resolución de conflictos en los niveles aparentemente intratables. De esta guisa que en la primera parte resultará vital comprender que el tema de la paz deriva de diferentes concepciones antropológicas que hablan de la tendencia del ser humano hacia la cooperación y la competencia, que implican la paz y la violencia intrínsecas en su desarrollo y superación de sí para sí, y sus consecuentes efectos en la evolución humana. Galtung enfatiza la naturaleza científica del problema fundamental que gira en torno de la cuestión de una teoría de la paz, y de cómo una cuestión filosófica primera apunta en la dirección sobre la naturaleza del ser humano. Acá es posible distinguir el abordaje que asume del pensamiento en Occidente de la correspondiente solución que entrega Oriente.
El pensamiento occidental está caracterizado por una respuesta cultural marcadamente bipolar o maniquea, que llevó a la interrogante sobre si el ser humano es bueno o malo por naturaleza, y en particular para explicar la crueldad sin límites que históricamente se ha observado. En este sentido, Galtung propende al rompimiento taxativo con los esquemas dualistas y excesivamente simplificadores, abriéndose a otro tipo de racionalidad más flexible, que bien puede iniciar con el uso y análisis de los conceptos triádicos, totalmente característicos en su teoría. Después de todo, la complejidad humana requiere de respuestas igualmente complejas, bajo la premisa que las concepciones antropológicas del hombre son en el fondo un criterio hermenéutico y práctico de la historia de las civilizaciones, comprendiendo por ende que no hay una sola historia, sino variedad de historias.
El gran proyecto de Galtung se puede resumir en la tesis: paz con medios pacíficos, que como horizonte de las investigaciones y de las acciones orientadas a la paz, implicará dos aspectos fundamentales. Primero, como punto de partida, una antropología nueva y renovada que pone su confianza en el hombre, a la manera de un idealismo humanista. Segundo, pero no menos importante, el planteamiento de un verdadero cambio de paradigma resumido así: de la paz por medios violentos a la paz por medios pacíficos, es decir, la férrea convicción que la paz puede ser aprendida y enseñada.
De manera complementaria, Galtung da soporte a su propuesta en un principio radicalmente contrapuesto al tradicional, muy bien expresado por el adagio «si quieres la paz, prepárate para la guerra». En efecto, Galtung escribe si vis pacem para pacem (si quieres la paz, prepárate para la paz), proponiéndolo como un ideal, pero también como un proyecto perfectamente realizable afirmando: «debemos ser realistas en nuestras mentes y mantener viva la flama del idealismo en nuestros corazones» Así, de manera insistente y consistente, aseverará que la paz es posible: «pensad, discutid, actuad, las alternativas existen».
Este cambio de paradigma conlleva cuando menos tres etapas distinguibles e ineludibles por las cuales es imprescindible transitar. Esto debido a que la base epistemológica del proyecto de la paz con medios pacíficos está centrada fundamentalmente en el esfuerzo de hacer inteligible una idea antropológica de paz transformándola en un concepto teórico y práctico de una paz, no solo viable, sino sostenible según hemos querido recalcar. Conviene reparar que históricamente se han tenido siempre tres etapas acumulativas por las cuales discurrieron estos esfuerzos:
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Primera etapa: paz negativa y estudios científicos para la guerra.
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Segunda etapa: paz positiva, estudios sobre cooperación al desarrollo, desarme y refugiados.
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Tercera etapa: paz cultural y cultura de paz, que pueden enmarcarse dentro de las referencias de nuevas culturas versus nuevas realidades.
Por ello, en nuestro contexto de realidad se hace imprescindible introyectar a nivel de sociedad estos importantísimos conceptos, sabiendo que la más profunda comprensión de los arquetipos en nuestras microculturas nos permitirán abrir renovados horizontes esperanzadores, basados en un paradigma mucho más realista sobre el cómo y el porqué nos conducimos como nos conducimos, posibilitándonos ir más allá de los estereotipos en los que nos encontramos paradójicamente atrapados. Nuestra realidad puede cambiar, pero no lo hará de gratis ni por sí sola. Nuestro no negociable esfuerzo es condición imprescindible, como lo es nuestra participación, comprensiva y deliberada.
Imágenes principales tomadas de Reporteros asociados y Educando, editadas por Vinicio Barrientos Carles.
Vinicio Barrientos Carles

Guatemalteco de corazón, científico de profesión, humanista de vocación, navegante multirrumbos… viajero del espacio interior. Apasionado por los problemas de la educación y los retos que la juventud del siglo XXI deberá confrontar. Defensor inalienable de la paz y del desarrollo de los Pueblos. Amante de la Matemática.
Correo: viniciobarrientosc@gmail.com
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