De Guatogo a Togolandia

-Virgilio Álvarez Aragón / PUPITRE ROTO

El régimen ultraconservador de ultraderecha que Álvaro Arzú ha impuesto en Guatemala, esta vez a través de Jimmy Morales, ha dado pasos importantes para poner en marcha su programa de gobierno, que tiene como único objetivo evitar que ambos comparezcan ante la justicia para responder por sus delitos electorales y de gestión pública.

Si alguien alguna vez a pensado que Álvaro Arzú, por el color de su piel y cabello, y por sus apellidos es un orgulloso heredero de los criollos coloniales, a olvidado que, por su vocación autoritaria y ambiciosa, ha tenido siempre como ejemplos a seguir a los gobernantes africanos. Si bien nunca fue capaz de dar golpes de Estado, siempre quiso ser un emperador al estilo Bokassa, aquel dictador centroafricano que hizo de la riqueza de su país su fortuna personal y se declaró emperador.

Su africomanía es tal que, como Eyadéma, el presidente vitalicio de Togo, ha decidido comenzar a preparar a su hijo para heredar sus posesiones gubernamentales. Aquel gobernó otro de los países ricos más empobrecidos del África por cuarenta años y dejó el cargo a su hijo. Arzú ya hizo a su hijo presidente del Congreso de la República, y se ilusiona con verlo asumir el poder en el Ejecutivo.

Para Arzú, como para su teniente que ahora gobierna el país, la democracia es solo cuestión de elecciones, en las que se usan los recursos públicos para imponer a los suyos, sin que esto pueda parecerles transgreción alguna. Nunca habría imaginado que, en un momento de tanta necesidad y aislamiento político, un aprendiz de actor habría de servirle de instrumento para evitarse el juicio por el manejo ilegal de los fondos municipales y, quien quita, juzgarle por un crimen del que con firmeza, pero también con astucia, durante casi veinte años le protegió y chantajeo un miembro de su guardia personal.

Para alcanzar ese supremo objetivo ya no es posible simplemente dar palos a la prensa, pues esta en muchos de sus aspectos sí ha cambiado y los jóvenes periodistas ya no se venden por platos de lentejas, haciendo que hasta medios tradicionalmente conservadores y pro statu quo, como Prensa Libre, se la jueguen por la democracia y contra la corrupción. De allí que fue necesario doblar mucho más la cerviz y formar parte del grupo de minúsculos países que, como payasos de circo barato, imitan ridículamente las malcriadeces del domador.

El voto a favor de Israel intentó ser el golpe magistral, el que solo Eyadéma hijo se dispuso acompañar, movido por los mismos y oscuros intereses: obtener el silencio cómplice de Estados Unidos respecto a su insultante y descarada corrupción. Pero la jugada resultó más que obvia e ineficiente a sus intereses pues, aparte de Honduras que sí obtuvo el «premio» del reconocimiento al fraude electoral de inmediato, a la Guatemala de los Arzú-Morales no les será tan fácil ganar impunidad al cien por ciento. El voto ya se dio, y los inmigrantes, por ejemplo, siguen siendo deportados en cantidades considerables.

El «grupo de los micro siete» lacayos no es para nada un grupo importante, mucho menos homogéneo, pues aparte de los tres gobiernos corruptos que buscaron comprar inmunidad con el voto, los otros, con excepción de Nauru, forman parte del Pacto de Libre Asociación (COFA por sus siglas en inglés) de esos países de la Micronesia con Estados Unidos, quien les proporciona defensa y asistencia económica, a cambio de que su política exterior siga sus férreas disposiciones.

Eyadéma padre, como Álvaro Arzú, dejó el camino recorrido sembrado de cadáveres, pero también colmado de nuevos ricos que hicieron su fortuna con el uso indebido y personalista de los recursos públicos. Arzú Irigoyen no consiguió, como su ideal africano, mantenerse en el poder gubernamental por más de un período, pero, aprovechando la hegemonía discursiva de la ideología conservadora y la ausencia de una oposición creativa en la ciudad, ha conseguido no solo gobernarla sino manipular a su sabor y antojo los enormes recursos públicos de la Municipalidad capitalina.

Aunque quiso pasar a la historia del país como el caudillo de las derechas que había conseguido la paz, su vocación autoritaria y personalista le ha traicionado en todo momento, resultando incapaz de compartir espacios con nadie. Aislado y avenjentado política e ideológicamente, apoyar y apoyarse en políticos menospreciados por todos ha sido su último asidero, quienes es más que evidente que no respetarán ningún pacto y harán de su hijo un fantoche, condenado al fracaso y menosprecio como sucedió con el heredero de Pérez Molina.

Los tiempos han cambiado, y si bien el cerco legal no parece haberse cerrado para Arzú y Morales, controlar con su vástago e inescrupulosos aliados el Congreso no resulta suficiente garantía para escapar con los bolsillos llenos y la impunidad sacramentada. Pérez Molina cayó apenas meses antes de concluir el período, y a esta dupla políticamente afroguatemalteca aún le faltan veintidós largos meses de gestión, y todo puede suceder.

Del juicio y condena a Arzú y Morales depende que los guatemaltecos superemos la condena de ser un país sin dignidad ni identidad política propia. Romper con la admiración secreta que nuestras élites han tenido por los Bokassa y Eyadéma resulta urgente e indispensable.


Imagen principal, collage a partir de fotos tomadas de Congreso de la República y Wikipedia.

Virgilio Álvarez Aragón

Sociólogo, interesado en los problemas de la educación y la juventud. Apasionado por las obras de Mangoré y Villa-Lobos. Enemigo acérrimo de las fronteras y los prejuicios. Amante del silencio y la paz.

Pupitre roto

Un Commentario

Edgar Rosales 18/01/2018

Excelente figura que, me imagino, no va a caer en gracia al comendador. Y es un hecho que el plan de la ultraderecha no se queda en cl control del Ejecutivo y la, literalmente, conquista del Congreso. El plan incluye el avasallamiento total, por medio de los delincuentes del PP y Líder más lo que va a quedar de FCN, junto a Viva, Giammattei y Mariscal Zavala. Terrible!

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