-Carlos Enrique Fuentes Sánchez / EL EDUCADOR–
El pago del décimo tercer salario o aguinaldo está cerca. De acuerdo con la ley, debe pagarse 50 % el 15 de diciembre y el otro 50 % el 15 de enero. Aunque la mayoría de trabajadores urbanos y rurales no recibe ese aguinaldo, es necesario, desde este artículo, hacer las recomendaciones pertinentes para quienes sí lo reciben. Algunos, desgraciadamente, y sobre todo los maestros y maestras, que no son buenos administradores, no saben aprovechar su aguinaldo y lo malgastan en cosas innecesarias. Incluso, hay algunos que, desde octubre o noviembre, ya tienen empeñado dicho aguinaldo y que cuando el mismo llega, solo sirve para pagar las deudas previamente contraídas. Si es para algo útil, ¡qué bueno!, pero si no es para ello, ¡qué pena!.
Es penoso también que, quienes no lo tienen ya empeñado, piensan gastarlo en diversas cosas como en convivios “navideños” en los que, voluntaria u obligadamente, tendrán que “colaborar” con su cuota, la cual servirá para la compra de licores sin escatimar dinero. Otros lo emplearán para la compra de teléfonos móviles caros para los hijos, en televisores de pantalla plana cada vez más grandes; en cohetillos y otros fuegos artificiales, no solo para gusto y diversión de los niños sino incluso para los adultos; en la celebración de fiestas de quince años para las hijas; en paseos con los amigos, no con la familia, y otros, en regalos para los familiares o personas queridas. Pocos; muy pocos, piensan en guardar o ahorrar aunque sea una parte, utilizarlo para cosas de provecho. Pocos saben o no se han querido enterar que, durante los últimos seis años, la población guatemalteca se ha empobrecido en más de 8 %, llegando ahora la pobreza a 60 % y la pobreza extrema a 20 %, lo que significa que cada vez hay menos clase media en Guatemala.
Entonces, se recomienda a los trabajadores receptores del aguinaldo que lo empleen en la compra de la ropa necesaria para los hijos, sin que la misma llegue tenga que ser “de marca”, como pretenden los adolescentes; que compren los útiles realmente necesarios para el hogar y sobre todo, que, aunque sepan que existe el otro 50 % para enero, guarden, aunque sea una tercera parte, para la compra de los útiles escolares, uniformes, inscripción, etcétera, de sus hijos e hijas, más aún si los mismos ya cursarán la secundaria diversificada o la universidad, niveles educativos en los cuales los gastos son mayores que en niveles previos.
Algunos pensarán y dirán que tales recomendaciones están fuera de orden, fuera de razón, porque el aguinaldo es un regalo, es un dinero que no se ganó con trabajo y que eso da al trabajador el derecho de malgastarlo, de gastarlo como le dé la gana. No se les puede objetar su pensamiento y su opinión. Lo único que se pretende con estas recomendaciones, es hacer reflexionar a los trabajadores para que sepan administrar ese dinero y no lo malgasten, porque el mismo puede servir para solventar una emergencia de salud, de estudios, de vivienda, entre otras, y siempre es recomendable tener un remanente de dinero para tales situaciones, y no tener que estar haciendo préstamos a las empresas financieras, que con leoninos intereses hacen que el usuario se endeude en menos tiempo del que se piensa. Recordar que la medicina industrial, aun la genérica, cada vez es más cara y, lo peor, que hasta los sepelios son cada vez más caros.
Se ha visto muchos casos en los que algunas personas han hecho gastos grandes en las fiestas de fin de año, se quedan sin dinero y el mismo 1 de enero, sin previo aviso, después de gozar la fiesta en la noche, están muriendo o sufriendo un accidente que requiere de hospitalización y medicinas caras, y ya no se cuenta con dinero, porque todo se ha gastado en las mencionadas fiestas. Esto podría pasarle a alguno de los lectores y, aunque no se desea que suceda, el problema es que son cosas que le pasan a cualquiera.
En fin, cada quien es libre de hacer lo que quiera con su dinero, pero el artículo busca que, en lo posible, se tenga cuidado en los gastos. Total, la fiesta navideña se entiende que es una fiesta espiritual, religiosa, no un “desmadre” y que, junto a la fiesta de fin de año, no son fiestas de gastos obligados, a menos que el consumismo haya hecho presa de la persona. Finalmente, se desea a los lectores felices fiestas sin licor, sin cohetillos, sin gastos vanos y que verdaderamente se gocen en familia y a la luz de los mandamientos religiosos que cada persona tenga. Un abrazo.
Carlos Enrique Fuentes Sánchez

Pedagogo y Educador, con 40 años de experiencia docente en los diferentes niveles del Sistema Educativo nacional; surgido de los barrios pobres de la Capital pero formado en diferentes departamentos de la republica. participante y decisor en procesos y redacción de documentos de trascendencia en la educación nacional en los últimos años. Asqueado de la historia de injusticia social que vive Guatemala desde la invasión Española, así como de la historia de masacres y crímenes políticos sufridos por la población, aspira a una Guatemala diferente, justa, democrática y humana, a la cual se pueda llegar por medio de una educación popular y revolucionaria, para todos y todas.
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