Edgar Florencio Montúfar Noriega | Política y sociedad / IDEAS AL AGUA
Durante los últimos años, han existido diferentes eventos que han ido generando un malestar dentro de diferentes sectores de la población guatemalteca. Los principales responsables son, en orden de aparición y de acuerdo dentro de los sectores: el presidente, algunos diputados y algunos ministros. Existen algunos sectores señalados como beneficiarios de la corrupción o de la impunidad. Pero estos son sectores donde los amenazados tienen nombre y apellido, o lo tendrán después de algunas investigaciones. En ningún momento un sector completo puede ser estigmatizado, y quien lo hace demuestra el autoritarismo más bruto que lleva dentro.
Es necesario señalar esto, porque dentro de la formación ciudadana y formación política que se recibe en la primaria, en el ciclo básico o en el diversificado, no se enseña esto. Pero también porque los analistas y generadores de opinión han utilizado la generalización para desarrollar un discurso maniqueista.
El discurso maniqueista es aquel donde se señala con argumentos falaces quienes son los buenos y los malos. Quizás el ejemplo cotidiano es el de“aquí están los corruptos y aquí los que luchan contra la corrupción”. Y posteriormente se lista a uno o más actores y/o sectores como los corruptos, y de la misma forma se lista un grupo de actores y/o sectores como los que luchan contra la corrupción.
Pero desafortunadamente los corruptos e impunes ven en ese discurso la salida a sus problemas. Se ubican en el grupo de los que están “en contra de la corrupción” y por ello no son corruptos. Un argumento falaz. O que algunos miembros de su sector están haciendo algo bien y por ello todos los de ese sector son “buenos”.
El discurso maniqueista simplifica la forma de entender el mundo, por ello las personas que no son críticas fácilmente pueden caer con el discurso maniqueista. Por ejemplo, al señalar que “todos los migrantes son los responsables de los delitos que se dan en el país”; “el subdesarrollo es por culpa de los indígenas”; “el terrorismo es causado por las religiones”; “la corrupción es culpa de los políticos”; “los pobres son pobres porque son unos holgazanes”. Juicios que anulan la racionalidad, justifican la omisión o “autorizan” el castigo indiscriminado, la censura social y la estigmatización, permitiendo que el autoritarismo aflore y mitiga la ciudadanía plena.
Si esto se da, estaremos entrando a una nueva etapa de autoritarismo social guatemalteco. Donde el hecho de haber participado, o no haber rechazado esas acciones, nos involucrará y trataremos de justificarnos, de destacar el valor de la “paz alcanzada” y etiquetándonos de democráticos, a la vez de justificar hechos dudosos como lo hemos estado haciendo, si observamos de manera critica la historia guatemalteca.
Edgar Florencio Montúfar Noriega

Hijo, padre, esposo, hermano, sociólogo y pecador creyente que vuelve a pecar
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