Cubilgüitz: una historia de violencia contada a tuitazos

Trudy Mercadal | Política y sociedad / TRES PIES AL GATO

La Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos
ha dado uno voz de alarma por el aumento de asesinatos
de activistas, principalmente indígenas, en Guatemala.
Reuters (en Twitter)

El café y azúcar que ha enriquecido a familias
de ascendencia criolla (…) estos dos productos
son producto de explotación absoluta y despojo territorial.
Rebeca Lane, artista y activista (en Twitter)

¡Ya no sabe una ni por donde comenzar! Llevan ya varios años matando y hostigando impunemente a defensores y defensoras de la tierra, del medio ambiente, de derechos humanos, y ahora esto: queman un caserío de 40 familias, y las imágenes propagadas en las redes traen a la mente de miles de guatemaltecos las infamias de los años del conflicto armado. Son imágenes tan impactantes que han trascendido las fronteras y se replican en medios de la Américas y Europa.

Este conflicto, sin embargo, es de particular importancia histórica para el país, pues se remonta a la migración de alemanes a Guatemala y lo que esto significó para la población indígena, los derechos laborales rurales e ideales nacionales. Como todos somos internautas, casi todo lo que acá comparto son publicaciones en Twitter y Facebook, reconociendo la importancia que tienen estas redes en nuestra cotidianidad, especialmente en lo pertinente a la información y comentarios noticiosos.

Antes de proseguir, les dejo una tarea para cuando terminen este artículo y tengan tiempo: ver el documental de Uli Stelzner, Los civilizadores – alemanes en Guatemala (1998), que agregaré al final de este texto, y leer el artículo publicado por el Centro de Estudios Urbanos y Rurales (CEUR) titulado ¿Pioneros del desarrollo? ¿Civilizadores? Consideraciones sobre los neocolonialistas alemanes en Guatemala, 1828-1996 (1996) por Julio Castellanos Cambranes. El documento lo pueden descargar gratis en la internet, googleenlo. Y, finalmente, el excelente libro de Matilde González-Izas, Modernización capitalista, racismo y violencia (2014).

Procedo a examinar lo que se sabe del asunto Cubilgüitz y, luego, iluminar lo que el discurso público mantiene velado, o sea, las raíces reales del problema, una brutal historia de despojo y explotación, de mitificación racial, en la que indígenas empobrecidos son representados como culpables de su situación y los terratenientes de ascendencia alemana son artífices del progreso, que se enriquecieron a través de trabajo duro y honesto. Concluyo con las percepciones que de los factores del caso se tienen en Twitter.

Lo que sabemos que sucedió, según las noticias:

Al menos 40 familias campesinas de la etnia q’eqchi’ huyeron hacia las montañas de Alta Verapaz, una región boscosa al norte de Guatemala, después de que un grupo armado las sacó de sus casas y quemó algunas de ellas.

Los pobladores llamaron a las autoridades que, según reportes, no hicieron nada más que observar lo que sucedía:

El informe policial sobre el incidente, al que Reuters tuvo acceso, confirmó que se recibió la alerta sobre el ataque el sábado a las 23 horas, pero agentes no pudieron interceder porque fueron amenazados por los agresores. [No se sabe, al momento de escribir este texto, quiénes son los agresores].

Algo más que sabemos sucedió, según fuentes históricas fidedignas (que pocas veces salen a luz): estas fincas —a menudo grandes latifundios— se formaron por medio de maniobras que, aunque legales, fueron ilegítimas, pues se otorgaron títulos de propiedad a criollos y extranjeros sobre tierras falsamente declaradas «baldías». Estas eran propiedad ancestral de indígenas poqomchi’, chol y q’eqchi’, que no podían mostrar título de propiedad por desconocer las leyes o no tener los medios de procesarlo. Así, es difícil determinar hoy día a quien le pertenecen esas tierras, sea por derecho histórico o sea por título.

La cosa no quedó ahí: las fincas se les otorgaron a los nuevos dueños con todo y la gente que ahí habitaba como «parte de la propiedad», o sea, peones colonos ya incluidos, considerados «accesorios de la tierra». Este evento fue fundante de las condiciones de explotación de los campesinos en la creación de la república. Abajo, les resumo una serie de tuits del historiador Diego Vásquez Monterroso, experto en el tema, que usa Twitter como su mayor medio de diseminación:

Algunos datos etnográficos e históricos sobre el desalojo de hoy: Kub’ilwitz (Cubilgüitz) es un poblado Q’eqchi’ ubicado a medio camino entre Cobán y Chisec. Se trata de un mercado regional que sirve de entrada entre el altiplano de la Verapaz y sus tierras bajas, al norte. (…) Es probable (…) que Kub’ilwitz haya sido un centro regional de importancia desde hace varios siglos, mínimo unos dos milenios. Y, como tal, haya estado poblado sin interrupción desde entonces por poblaciones Ch’ol y Q’eqchi’.

Los misioneros y viajeros coloniales, entre los siglos XVI y XIX, mencionan esa región y el Icbolay como fundamentales en las rutas de viaje hacia el Petén y el golfo de México, atravesando la espesa selva al norte. Insisto, una región no densamente poblada, pero sí con varios poblados y de paso obligado.

… asumo que Kub’ilwitz quedó, como tantos poblados Q’eqchi’ de la vertiente norte de la Verapaz, sujeto a las dinámicas racistas de expropiación para la creación de fincas de café a finales del s. XIX. Como tantos lugares, es probable que una finca recién creada haya «caído encima» de Kub’ilwitz y otros asentamientos Q’eqchi’ cercanos, pasando a ser estas antiguas aldeas y caseríos en «asentamientos de mozos» que se ofrecían como parte de la compra-venta de fincas, casi como esclavos o propiedades inherentes a la finca, es decir, sin posibilidades de salir de ella.

Para complementar, les agrego esto publicado por el periodista Máximo Ba Tiul en una revista digital:

Para principios de 1900, había más o menos 400 fincas en manos de alemanes y otros terratenientes guatemaltecos, para el cultivo del café y otras más para el engorde de ganado, ambos eran para la exportación.

La llegada de los alemanes, a la región causó un nuevo ciclo de terror entre los indígenas de la región, sobre todo porque no entendían como es que sus tierras pasaban a manos de otros (…) A finales de 1800, con el objeto de fomentar el cultivo del café entre los propietarios del lugar, uno de los Jefes Político extralimitándose en su celo mandó a arrancar las milpas de los que no hubieron sembrado el dicho café.

Aquí, entonces, vuelvo a lo que sucedió este fin de semana y lo que, hasta ahora, sabemos pudo haber causaron el acto violento, según el Comité de Unidad Campesina (CUC):

Los indígenas de la aldea Cubilgüitz de Alta Verapaz son extrabajadores de una finca de café que ocuparon hace años tierras de sus antiguos empleadores, la familia Dieseldorff, en medio de un reclamo porque no les han pagado prestaciones laborales por 15 años.

A esta acusación, la familia Dieseldorff respondió en un comunicado que también se difundió en redes:

De acuerdo a la familia Dieseldorff y propietarios de la finca que ha sido invadida en Cubilgüitz , la destrucción de los hogares de 40 familias de la Comunidad Urbano 2 ubicados en la Finca Cubilgüitz fue organizada por grupos criminales que operan de forma ilegal en la zona y que se vinculan al exguerrillero César Montes.

A esta acusación, César Montes de la Fundación Turcios Lima emitió un comunicado en Facebook negándola y que por cuestiones de espacio no puedo reproducir por completo:

La Fundación Turcios Lima se deslinda pues de los hechos mencionados que en concreto son un agudo conflicto entre CUC y CCDA. Cualquier acusación a mi persona u organización es irresponsable y poco seria.

El lenguaje de la familia Dieseldorff refleja viejas estrategias de grupos en poder, que durante las décadas del conflicto armado, recurrían a culpar a los campesinos por la violencia usada contra ellos, repitiendo frases como «se matan hermanos contra hermanos» (entre grupos indígenas) o «están siendo manipulados por comunistas/guerrilleros» a manera de representar a la guerrilla como criminales. Algo de esto fue replicado en la cuenta de Twitter del presidente Giammattei:

La violencia no es aceptable entre hermanos. Con preocupación vemos los hechos ocurridos en la comunidad Cubilguitz, Cobán, Alta Verapaz, y se ha coordinado con distintas instituciones para garantizar la seguridad y vida de los pobladores [negrillas mías].

Existe, por otro lado, la percepción de que los medios tradicionales promueven un discurso que tiende a favorecer a los propietarios, como evidencia esta publicación en línea de Prensa Comunitaria:

se publicó el testimonio de la nieta de los Diesseldorff, en la que afirma que han exigido por 16 meses el desalojo de las familias campesinas q’eqchi de esta finca, un día después en Prensa Libre y El Periódico (sic) se publicó la misma versión en la que buscan victimizar a los terratenientes, estos testimonios se acompañan de los pronunciamientos de La Asociación para la Defensa de la Propiedad Privada (sic) (…) en ninguna de las publicaciones se mencionó de la deuda laboral de los Diesseldorff con las familias campesinas.

Por otro lado, también en Twitter, un joven comentador en la cuenta de la fotógrafa Lela Ruiz, quien también compartió varios tuits con comentario social de la región, apuntó:

La familia Dieseldorff acumuló un total de 2,200 caballerías correspondientes a 143 mil (sic) manzanas de terreno. O espera el comunicado de la familia donde muestren documentos de la compra y el precio, que datan de esa fechas…

Comprender las raíces históricas de los problemas políticos, económicos y sociales en Guatemala toma trabajo. Hay que informarnos. Y estos comentarios en Twitter muestran que la memoria histórica, aunque velada y ausente de la versión enseñada en el sistema educativo establecido, se abre espacio en la conciencia pública a través de las redes. Para cerrar, agrego una frase del estudio de Castellanos Cambranes, para resaltar que hay versiones de la historia que crean imaginarios mitológicos y muy positivistas sobre la creación de la nación, en la cual todo lo bueno se debe a la superioridad racial y cultural de criollos y extranjeros europeos:

[Regina] Wagner ofrece interesantes notas biográficas de (…) miembros de la familia Dieseldorff (…) y de otros alemanes más que se destacaron en Cobán como comerciantes, banqueros y finqueros. (…) Se trata, empero, de una información incompleta, rebuscada y extremadamente parcial, que pretende embellecer la actividad de los “pioneros” alemanes en tierras consideradas incivilizadas e inhóspitas, a la par que destaca supuestas cualidades de sacrificados hombres extraordinarios, como manera de legitimar el poder y la opresión de los alemanes y, especialmente, la penetración del capital alemán en una región de Guatemala que muy pronto fue convertida en enclave colonial del imperialismo alemán.

Castellanos Cambranes explica cómo el recuento que la historiadora Regina Wagner presenta del fundador de la familia Dieseldorff en Guatemala esconde mucho:

De este personaje que hizo bajar a los infiernos al campesinado guatemalteco, expresa que gracias a “con energía, disciplina, responsabilidad, trabajo arduo y espíritu tesonero” logró levantar en menos de dos décadas una gran empresa en Alta Verapaz.

Esta afirmación es incomprensible en una investigadora que ha tenido acceso directo a los archivos comerciales y privados de EPD. En donde puede (…) encontrarse el teje y maneje de los negocios de uno de los finqueros más inescrupulosos y brutales que ha existido en Guatemala.

Quiero hacer énfasis que, aunque este artículo se enfoca por cuestiones de actualidad en la familia Dieseldorff, esta solamente es una más de muchas familias terratenientes a través de la historia del país y no son particularmente más explotadores que otras. También es importante recalcar que, en general, los migrantes contribuyen a las sociedades a donde arriban. Desafortunadamente, sin embargo, nuestra historia es, hoy como ayer, una de violencia y despojo, eventos que se han velado a través de discursos y reconceptualizaciones blanqueadoras de la historia real.

Finalmente, varios medios cerraron su cobertura de los sucesos con la siguiente frase, que me parece resume en un par de oraciones, toda la historia del país:

En Guatemala, los indígenas representan el 42 % de los casi 17 millones de habitantes, y viven condiciones de pobreza, sin acceso a tierras. El gobierno ha registrado más de 1000 conflictos agrarios en el país centroamericano.

Fuentes: «Familias indígenas en Guatemala huyen tras ataque de grupo armado» (Reuters, 16/8/2020), «Familia Dieseldorff se pronuncia por actos violentos en Coban» (Perspectiva Hoy, 17/8/2020), «Policía resguarda a indígenas a quienes les quemaron sus casas en Alta Verapaz» (elPeriódico, 17/8/2020), Los civilizadores – los alemanes en Guatemala (Uli Stelzner, 1998), «Chicoyoguito: cincuenta años después» (Máximo Ba Tiul, Albedrío.org, 27/7/2018), «Grupo armado ataca a unos 40 familias indígenas en Guatemala y quema sus casas» (AP Noticias, 16 de agosto, 2020), «Desalojan y queman viviendas de cuarenta familias q’eqchi de Cubilgüitz» (David Toro, Prensa Comunitaria, 16 de agosto, 2020).

Fotografía principal tomada de Twitter.

Trudy Mercadal

Investigadora, traductora, escritora y catedrática. Padezco de una curiosidad insaciable. Tras una larga trayectoria de estudios y enseñanza en el extranjero, hice nido en Guatemala. Me gusta la solitud y mi vocación real es leer, los quesos y mi huerta urbana.

Tres pies al gato

Correo: info@trudymercadal.com

0 Commentarios

Dejar un comentario