Marcelo Colussi | Política y sociedad / ALGUNAS PREGUNTAS…
La izquierda no está en alza en el mundo; al contrario: el ideario socialista está en retroceso. La ideología dominante fue capaz de hacerlo retroceder, presentándolo como pieza del pasado, pretendidamente tendiente a desaparecer. Hoy ya pocos bastiones socialistas quedan en el mundo, abriendo interrogantes sobre por qué las experiencias anticapitalistas del siglo XX no se mantuvieron y/o ampliaron.
¿De qué izquierda hablamos entonces? Cuba, en Latinoamérica, sigue siendo quizá el más puro y combativo de esos bastiones socialistas. Allí, sin medias tintas, tal ideario tomó cuerpo realmente según los principios básicos que lo alientan: a) economía en manos del Estado sin presencia del capital privado y b) democracia de base real, poder popular por medio de asambleas. Con casi seis décadas de construcción de socialismo, todo indica que en la isla caribeña el modelo vigente no está por irse. Puede haber problemas, y los hay, pero los principios básicos se mantienen (de ahí los fabulosos logros obtenidos por la sociedad cubana en salud, educación, organización social, movimiento cultural, deporte, lucha contra el racismo y el patriarcado, etcétera). Cuba revolucionaria sigue siendo un lugar de donde sacar lecciones.
En Nicaragua, con un ideario de izquierda, se intentó construir un mundo nuevo a partir de la Revolución Sandinista de 1979. Ya sabemos cómo concluyó la experiencia: por una suma de factores –agresión del imperialismo estadounidense, caída del campo socialista en Europa, errores propios– la revolución hizo agua y terminó hundiéndose. Hoy, casi 40 años después de aquella gloriosa gesta, es poco lo que queda como legado. El sandinismo retomó el poder político luego de tres administraciones neoliberales (Violeta de Chamorro, Arnoldo Alemán, Enrique Bolaños), todos títeres teledirigidos desde Washington. ¿Es de izquierda ese sandinismo actual, más orteguista que sandinista? Más aún: ¿son realmente opciones revolucionarias, populares, socialistas, todos estos gobiernos progresistas que hemos tenido estos últimos años en Latinoamérica, entre los cuales se inscribe el de Daniel Ortega?
Socialismo no son programas asistenciales, clientelares, parches puestos sobre las penurias del capitalismo con negociaciones de las cúpulas a espaldas de los pueblos. «No miren lo que digo sino lo que hago», pudo decir Néstor Kirchner en una conferencia con empresarios españoles, invitándolos a la inversión en Argentina. ¿Doble discurso de un «revolucionario montonero»? ¿Qué negoció Daniel Ortega con el cardenal Miguel Obando y Bravo: complicidad y silencio mutuos (los supuestos ocho hijos del prelado y las empresas del presidente)? Pactos en secretividad a espaldas de las clases populares no tienen nada que ver con el socialismo. Ni tampoco los «capitalismos con rostro humano».
La economía nicaragüense no va mal en términos macros, según las mediciones de los organismos del Consenso de Washington (Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional). En el período 2010-2017 creció en promedio un 5.2 % anualmente. Valga apuntar que actualmente el 96 % del PIB del país proviene del sector privado. Repartir esa riqueza con algún criterio social benefactor no está mal, pero la izquierda no puede quedarse en eso. En definitiva, un país gobernado por el capital –con el modelo de alianza pública-privada que aplauden la derecha mundial y los organismos crediticios– puede alivianar las penurias, pero no las termina. ¿Nos quedamos resignadamente con ese discurso del posibilismo? ¿Eso debe ser la izquierda?
En este momento, en Nicaragua se vive una profunda crisis política. La izquierda –nicaragüense e internacional– también debe sacar lecciones de eso. ¿Por qué se da la crisis? Como en todo complejo fenómeno social, hay una sumatoria de causas. El gobierno de Ortega y de su esposa Rosario Murillo ha abandonado los principios históricos del sandinismo, aquel fundado por Carlos Fonseca en la década de los 60 del pasado siglo. El sandinismo revolucionario, antiimperialista y anticapitalista que fue poder en la década de los 80, ha quedado en la historia. Se han sustituido los ideales y la mística por el mundo de los negocios, haciendo del Frente Sandinista un partido para la defensa corporativa de un grupo de interés que lo controla. Pero ese capitalismo reinante en Nicaragua, con una política asistencial redistributiva, contribuye a un clima de tranquilidad social. ¿Es de izquierda? No en la forma en que la entendemos clásicamente, pero sí está alineada con los países del ALBA, espinita atravesada para el imperialismo, con un discurso populista que no es el que se habla en el FMI y el BM.
Además, Nicaragua abrió las puertas a China para la construcción del canal interoceánico (¿futura base militar china allí?), y a Rusia para la instalación de la estación satelital Glonass, desplegada por la agencia espacial rusa Roscosmos en Managua, destinada al espionaje electrónico contra Estados Unidos. Todo eso hace que, para Washington, el actual gobierno de Ortega sea un candidato a derribar, así como lo son todos los gobiernos con un talante social. De ahí el formidable acoso de Washington a todas estas iniciativas; los acontecimientos actuales lo muestran.
Sabiendo qué significa el capitalismo y la voracidad del imperialismo estadounidense, el actual sandinismo es cuestionable, quizá tanto como todos los gobiernos populistas-socialdemócratas-reformistas que vemos en la región. ¿Deben apoyarse? ¿Son el camino de izquierda? ¿Es todo a lo que podemos aspirar? El debate está abierto.
Imagen tomada de Amazonaws.
Marcelo Colussi

Psicólogo y Lic. en Filosofía. De origen argentino, hace más de 20 años que radica en Guatemala. Docente universitario, psicoanalista, analista político y escritor.
4 Commentarios
Creo q el articulo esta sesgado y no es mas q exactamente lo mismo que promulgan los q desde adentro han intentado bombardear el proceso del gobierno de el presidente Ortega,con todo sus bemoles y desaciertos este gobierno es por mucho lo mejor q ha tenifo Nicaragua en los últimos 30 años,creo q desde una posición de articulista es fácil textear cualquier «cosa» y lo entiendo pero hay q ser más coherente y menos vocero de parlanchines tarifados,el sandinismo es y sera una realidad y lo q sucedió en Nicaragua y sigue ocurriendo es nada mas y nada menos q una apología del terror q impone la politica del gobierno gringo y sus millones destinados a derrumbar lo q no le es adhesivo a sus caprichos y designios,o acaso quieres q también ponga la embajada el Jerusalén el presidente Ortega?
Ya pasados los días, más de un año, respondo las tres finales interrogantes de Colussi: No, no y no. Esto no es por sesgo sino por el camino que sigue el sandinismo de pacotilla y los idólatras que los dirigen y siguen.
Creo que se ilustró el articulo con banderas de Chile y Cuba, cuando la nota es sobre Nicaragua y Cuba!
Comprendo que el tema de Venezuela da para escribir otro artículo completo, pero también lo meten en el mismo saco de los «modelos socialistas» supuestamente fallidos en la región (por supuesto sabemos sobre el bloqueo económico y manipulación mediática en poder del imperio estadounidense). Permite poder cuestionarse sobre la realidad sobre la situación en Nicaragua, yo agregaría sobre las creencias religiosas de Ortega y cómo estás también han formado parte importante en la creación de políticas y manejo del país.
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