Byron R.Titus | Política y sociedad / TRANSFORMACIÓN
Quien se levanta hoy por Cuba se levanta para todos los tiempos.
José Martí.
Antes de que yo naciera, mi madre -siendo muy joven- viajó en una excursión a Cuba. Debe de haber sido allá por 1951, después regresó durante el verano de 1959. Así crecí con las historias de sus viajes y su amor por aquella isla y su gente, quienes la habían acogido con la sorprendente hospitalidad del pueblo cubano. Quién le iba a decir entonces a aquella joven, que décadas más tarde regresaría a Cuba con este narrador, su esposa y sus nietos cubanos; a reencontrase con las calles de La Habana y a recorrer sus caminos hasta Matanzas y Cienfuegos.
Hablar o escribir sobre Cuba en este lado del charco es polarizante y hasta controversial. Sobre todo entre cubanos -a los que respeto y de quienes en este andar me siento parte-. Fuera de Cuba y en EE. UU. Particularmente, he conocido varios grupos de cubanos que responden a diferentes realidades. Entre varias experiencias están los que salieron en los 60, los «marielitos» en los 80, los «balseros» en varias olas migratorias, sobre todo después de los «marielitos», y los demás que han llegado por los programas migratorios de lotería de visas (bombo), reunificación familiar, etcétera. Las opiniones entre la comunidad vuelan libremente como las críticas, muchas apoyadas frágilmente en la emoción, el dolor, la adversidad superada, la nostalgia, la desinformación, la propaganda, en su mayoría fundada en la falta de conocimiento de su historia y su realidad general. Yo no voy a criticar a Cuba. No podría, no sé lo suficiente, no la he sangrado ni estudiado a ese nivel como para ganar ese derecho o autoridad, ni he vivido de una libreta, ni sufrido sus penas. Además, como dice mi colega Ignacito, «para eso hay suficientes cubanos expatriados que se dedican a eso».
Yo sí podría escribir críticamente sobre los gobiernos militares guatemaltecos que asesinaron y desaparecieron a la mayoría de mis compañeros, pues allí sí tengo los desaparecidos, sus huellas y los cadáveres esparcidos para hacerlo. Desde Castillo Armas hasta nuestros días. Pero de Cuba solo atesoro el amor y solidaridad cubana. ¡Ojo, que tengo amistades y hasta familiares en todo el espectro cubano!
No todo es color de rosa, ni en Cuba, ni en Estados Unidos, ni en ningún lado del mundo, en todos se cuecen habas, como no lo es en Guatemala «país de la eterna primavera». Eso sí, en Cuba he conocido más centros de salud y escuelas que en ningún otro sitio por los que he pasado. No, tampoco con lo más moderno de equipo, ni con inventarios repletos de medicina. Pero sí con médicos llenos de voluntad que están dispuestos al sacrificio, a no dejarte morir ni desangrar, aunque tengan que detenerte la hemorragia con los propios dedos y dientes, recurriendo a «inventar» (como se dice allá) si es necesario.
Para pararnos en la realidad –anti-Trump-, y poner las cosas en contexto como son, es necesario examinar «brevísimamente» la historia reciente. En los 60, Estados Unidos estableció un bloqueo comercial, que entre otras consecuencias obligó a Cuba buscar alternativas de comercio, política y sobrevivencia con el bloque soviético, así llegó a constituirse como socio comercial y aliado político. En 1989 con el rompimiento de este bloque, Cuba se quedó prácticamente sin socios y así se dejó venir una de las etapas más críticas que ha sobrevivido el pueblo cubano. «El periodo especial». Allí es cuando Cuba empieza a experimentar una de las etapas más dolorosas y sacarificadas de su historia reciente.
Continuará.
Byron R.Titus

Sociólogo, investigador científico y transformador. Conferencista y asesor internacional. Actualmente director del Regional Resource Center en Webster MA. Fundador y director del Centro de Transformación a la Excelencia. Vivo fuera de Guatemala desde la noche del dia de la virgen de Guadalupe 1975. Mi cumpleaños es el 15 y 16 de julio, resido -hasta que San Juan baje el dedo- en Nueva Inglaterra, EUA. Amante de las artes, particularmente la literatura y la música.
Un Commentario
Estimado Byron, ha sido un deleite leer tu maravilloso y justo escrito sobre Cuba, la bella. Percibí tu descripción real de dicho país, tal como un cortometraje que uno quisiera ver más de una vez, y por ese logro, te felicito ¡Bravo!
Yo también recuerdo a amistades y familiares de mis padres, en los años 50s, relatando sus agradables experiencia después de visitar Cuba. No he tenido el placer de visitar dicho país, pero sé que lo haré en un futuro cercano. Cuba es un país que cuenta con una riqueza de grandes pintores y artistas, y me gustaría conocerlos, y ver sus talleres/estudios.
Tendré el gusto de compartir tu ‘Transformación’ con mi amistades. Un abrazo chichicasteco para vos.
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