Edgar Rosales | Política y sociedad / DEMOCRACIA VERTEBRAL
Las esperanzas de que el próximo evento electoral a celebrarse en el 2019 se desarrollen dentro de un marco propositivo, de debate edificante, de ponderación de los planes de gobierno y transparencia financiera, cada vez parecen más alejadas, debido a algunos eventos ocurridos en los últimos días y que auguran lo contrario, es decir, una campaña marcada por la descalificación, las campañas negras y los insultos hacia los aspirantes que empiezan a vislumbrarse.
El primero en dar esa pauta ha sido el «periodista» José Rubén Zamora, al publicar en las páginas de elPeriódico el reportaje de Insight Crime titulado «El dinero de los Zetas y la campaña de Colom en Guatemala». El artículo no aportó nada nuevo, por tratarse de una pieza reciclada y que fue publicada en el 2011 con el titular Los Zetas en Guatemala y en el 2015 fue adaptada por la Cicig en su informe «El financiamiento de la política en Guatemala».
En este caso, no se sabe si deliberadamente, la publicación foránea vino a articularse con la agenda política habitual de Zamora, siendo obvio que el propósito no fue plantear una denuncia acerca del daño social que puede causar la intromisión del narcotráfico, sino montar una campaña negra desde lo mediático en contra de sus odiados rivales de la UNE. Lo anterior se corrobora, además, porque a partir del día siguiente y como complemento a Insight Crime, ha aparecido una serie de refritos que también habían sido publicados previamente por elPeladero y que retratan las obsesiones de Zamora, las cuales nunca podrían tener la categoría de notas profesionales.
Al mismo tiempo, la campaña se ensucia con acontecimientos como el protagonizado el jueves pasado en la sede del Tribunal Supremo Electoral (TSE), cuando un segmento de la extrema derecha más cavernícola del país irrumpió en el lugar donde la Cicig y dicha magistratura suscribían una Carta de Entendimiento para facilitar la fiscalización de los partidos políticos.
Coincidiendo en fines perversos con Zamora, la nota tragicómica ocurrió cuando, «encendidos en patrio ardimiento», la cubana Bárbara Hernández y Otto Rottman, esposo de la mexicana Karina González, dueña de Vea Canal, llegaron a protestar ante aquel acto que calificaron de «atentado a la soberanía nacional». Hasta se atrevieron a gritar aquella frase que nadie había expresado en años, sino hasta que Manuel Baldizón –en su típica irresponsabilidad– pronunció al saberse derrotado en el 2015: «¡Fraude electoral!», dijeron.
Y tal y como ocurre cada vez que estos grupos aparecen (Guatemala Inmortal dicen que se llaman), las consignas extremistas, irracionales, anodinas y nada originales se hicieron presentes. «Corruptos, junto con el colombiano están preparando un plan para que la izquierda tome el poder. Nos quieren convertir en un país socialista, en otra Venezuela»… bla, bla, bla…
Pero, en honor a la verdad, no veo por donde se pueda perpetrar un fraude ni creo que una Carta de Entendimiento como la suscrita se pueda convertir en el instrumento para llevar adelante el proceso de toma del poder que conduzca al inexorable desplazamiento de una clase en sustitución de otra, según reza el ideario marxista (que obviamente, desconocen estos antimarxistas).
Se trata simplemente de un documento por medio del cual se acuerda la coordinación de mecanismos técnicos entre Cicig y TSE para «establecer parámetros de cooperación interinstitucional entre las partes, para el cumplimiento de sus funciones y facultades, relacionados con intercambio profesional, fortalecimiento institucional, etcétera».
Entre los objetivos concretos, la Carta de Entendimiento busca que la Cicig apoye la implementación y seguimiento de la Unidad Especializada de Control y Fiscalización de los Partidos Políticos y de la Unidad Especializada de Medios de Comunicación; instancias ambas contempladas en las reformas a la LEPP del 2016.
Por ello causa grima la ignorancia y desinformación de estos grupos radicales, porque no es la primera vez que se suscribe este tipo de instrumentos. En 2016, por ejemplo, se firmó un convenio similar entre el TSE; la Contraloría General de Cuentas, la Superintendencia de Bancos, la SAT, la SIT y la Cicig, para establecer mecanismos de intercambio de información para la fiscalización de las finanzas de los partidos políticos, lo cual sirve de referencia a la Carta suscrita el jueves, pero ahí ni la menearon.
Es obvio que estos se dejan ir al nada más recibir la orden de jule. Por ello, no extraña que un tal Rodrigo Polo presuma su estolidez a las cuatro esquinas del universo, al lanzar por la red Twitter una consigna tan gastada como estúpida: «La Cicig amenaza controlar a los medios de comunicación, tal como ha sucedido en naciones socialistas/comunistas».
La verdad es que solamente los corruptos afines a FCN-Nación y sus banderizos de la Liga Propatria, la Fundación Terrorista o el «ángel caído» de las adopciones, José Luis González Dubón, podrían estar en desacuerdo con afinar los mecanismos de fiscalización partidaria, legalmente establecidos en la ley.
Con estas vísperas, muy pocas expectativas puede abrigar la ciudadanía acerca de un proceso electoral ejemplar y civilizado. Resulta decepcionante que estas actitudes mezquinas hagan coincidir en objetivos al presidente de elPeriódico y la ultraderecha, aunque el primero ya facilitó su espacio para apoyar el ascenso de Otto Pérez, Roxana Baldetti y Jimmy Morales.
Urge el debate; son indispensables las propuestas; se requiere amplia discusión acerca de los planes y es imprescindible la transparencia de los financiamientos. Pero con campañas periodísticas negras y actitudes parvularias de grupos de ineptos, Guatemala parece condenada a un nuevo ciclo perverso. Al fin y al cabo, ellos sí han demostrado que pertenecen a una élite políticamente inculta y siempre al servicio de los intereses más oscuros que pululan por el país.
Fotografías tomadas de Plaza Pública y elPeriódico.
Edgar Rosales

Periodista retirado y escritor más o menos activo. Con estudios en Economía y en Gestión Pública. Sobreviviente de la etapa fundacional del socialismo democrático en Guatemala, aficionado a la polémica, la música, el buen vino y la obra de Hesse. Respetuoso de la diversidad ideológica pero convencido de que se puede coincidir en dos temas: combate a la pobreza y marginación de la oligarquía.
Un Commentario
Me da asco ver estas caras
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