Fernando Zúñiga Umaña | Política y sociedad / EN EL BLANCO
Los costarricenses vivimos un momento histórico, en el que las amenazas de reducción de la calidad de vida y de verse sometido al rompimiento de lo que podría haber sido en las últimas décadas un pacto social son inminentes. Si hiciéramos un rápido FODA al costarricense, tendríamos un triste panorama: el entorno le presenta grandes amenazas, pocas oportunidades, muchas debilidades y pocas fortalezas.
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Esas amenazas que enfrentan los ticos, tienen que ver con un paquete fiscal que a diario se le menciona, les sale hasta en la sopa. Con un deterioro permanente del salario real producido por los crecimientos en el costo de vida, que se maquillan en un IPC que no refleja de manera completa el encarecimiento que han tenido los bienes y servicios que a diario consumen los ticos. También tienen que ver con los servicios sociales que brindan las instituciones estatales a las personas, a saber, educación, salud, seguridad ciudadana, seguridad social, transporte, vialidad. Miles de fantasmas y oscuros personajes rodean al costarricense, lo amenazan, lo reprimen, lo aterrorizan. El obrero, el agricultor, el profesional, el estudiante, la ama de casa, el pensionado, todos son víctimas de este entorno amenazador.
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Lo peor es que el entorno no ofrece importantes oportunidades. Qué oportunidades tiene el tico de incorporarse al mercado laboral cuando la tasa de desempleo abierta es de poco más de 10.0 %. La familia cada vez está más empobrecida por las políticas económicas en favor del gran comercio, que vorazmente absorbe los escuálidos salarios de los trabajadores. Qué oportunidad es ver debilitarse a las instituciones que antes eran aliadas de los ciudadanos, que los curaban, que prevenían enfermedades, que los educaban, les daban seguridad en sus combates a la delincuencia, y que hoy hacen a un lado su labor social y abandonan a los costarricenses.
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El costarricense se ha debilitado, ha perdido la confianza en el sistema, se siente inseguro. No reacciona y pese a que creyó fuertemente en quien lo iba a gobernar, hoy está frustrado, porque las cosas no mejoran, están empeorando cada vez más. La traición recibida por los gobiernos de turno lo ha debilitado, lo mantiene enfrentado a un sistema deslegitimado y con el cual se identifica cada vez menos. Lo han debilitado la acumulación de deudas, los bajos ingresos y sobre todo la incertidumbre que enseña un triste paisaje desolado y duros caminos que recorrer.
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Sí hay fortalezas, el tico siempre ha sabido enfrentar las malas situaciones a las que conducen los políticos que han ejercido el poder. Hay que aprovechar esas fortalezas y enfrentarnos a un Gobierno complaciente con los poderosos, que sigue insistiendo en formas de hacer que paguen más los que menos ganan, subiendo precios, recetando aumentos salariales que en nada compensan el incremento en el costo de vida.
Imagen por Fernando Zúñiga Umaña.
Fernando Zúñiga Umaña

Costarricense, estudioso de la realidad económico social y política nacional e internacional. Economista de formación básica, realizó estudios en la Universidad de Costa Rica y en la Flacso México. Durante más de 30 años laboró en la Universidad Nacional de Costa Rica. Actualmente es director del Doctorado en Ciencias de la Administración de la Universidad Estatal a Distancia de Costa Rica. Consultor privado en el campo de la investigación de mercados, estudios socio económicos.
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