Víctor Manuel Gálvez Borrell | Política y sociedad / DESDE ESTA ORILLA
En el artículo anterior de la GAZeta, titulado ¿En dónde están los (as) candidatos?, resumimos los principales cambios que se aplicarían a las elecciones generales del próximo año. Se trataría, principalmente, de modificaciones a las fechas y a las fases del proceso electoral, luego a la convocatoria (segunda o tercera semana de enero de 2019). Dentro de las fases de las elecciones, de nuevas regulaciones para la postulación e inscripción de candidatos y la campaña electoral. En forma adicional, de la prohibición de la campaña anticipada, de la práctica del voto en el extranjero, la responsabilidad del TSE por el límite de la propaganda electoral y su manejo, así como de la responsabilidad de este último órgano sobre transparencia del financiamiento de los partidos políticos. Son disposiciones nuevas que generarán cambios no menores y cuyos efectos están por verse. Este artículo intentaría entonces, complementar el anterior.
Conversando con algunos profesores de la Universidad Rafael Landívar, podrían esperarse tres escenarios posibles en torno al perfil de los futuros candidatos (as), más o menos similares a los registrados en anteriores elecciones. Así se encontraría un grupo de candidatos considerado como “tradicional”; otro ubicado como “alternativo” y un tercero, como “intermedio o de centro”. El primero -posiblemente el más numeroso- se situaría del lado de la libertad de mercado, del énfasis en la producción del aumento de la riqueza, del “derrame” que recibiría la población más vulnerable; de la limitación del papel del Estado y de la desconfianza en la política. Su divisa correspondería a la idea de “dejar hacer y dejar pasar”.
El grupo alternativo esperaría una mayor y mejor intervención del Estado en los beneficios de los grupos medios y populares (salud, educación, empleo, seguridad social entre otros). Ello se traduciría en el aumento de los ingresos estatales, del gasto público, de la eficiencia administrativa y distributiva. En el caso de Guatemala, el tema de la tierra recibiría una atención especial. En cuanto a los grupos de centro, estos fluctuarían entre el interés por incorporar posiciones más o menos propias de las dos anteriores, para lograr así un cierto balance. Un ejemplo de ello sería la tesis de la “economía social de mercado” que algunos postularían. Estos posibles grupos actuarían como referentes tendenciales.
Ahora bien, con independencia de los tres escenarios anteriores, la cuestión a preguntarnos es si se dibujarán otros elementos que respondan a situaciones nuevas. Es decir, ¿qué hechos mascararían el “perfil” de los candidatos producto de la “renovación de la política”, a raíz de las movilizaciones del 2015 y de las tensiones y luchas que siguieron dándose en los años posteriores (2016-2018)? ¿Habría o no respuestas? Nos referimos a contendientes que se ubicarían en el bando de la “lucha contra la corrupción” pero que, además, se comprometerían a demostrarlo. Que se posicionen como candidatos (as) probos, “como gente decente” que, por primera vez, se presenten a campañas electorales no comprometidos con la cooptación del Estado, con la corrupción de la política y con el financiamiento electoral ilícito. Al lado “ético” representado por esta renovación de la política, deben añadirse contenidos mínimos de conocimiento y capacidad esperados. Ello para conducir, por lo menos, uno o varios gabinetes de gobierno y contar con varios operadores políticos (apartándose del desastroso efecto de los “outsiders” -como Jimmy Morales- o de los partidos franquicia -como el PP o Líder-). La influencia de los candidatos propuestos para diputados, por ejemplo, sería un buen indicador de estos contenidos mínimos a considerar (lo contrario del riesgo del “voto cruzado” que, lastimosamente, se ha practicado en elecciones anteriores en Guatemala). Estaríamos pendientes de verificar qué candidatos (as) siguen algunos de tales ejemplos.
Víctor Manuel Gálvez Borrell

Doctor en Sociología, de la Universidad de Paris I. Trabaja en la Universidad Rafael Landívar como coordinador de investigación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
Un Commentario
Estamos esperando el proceso de cancelacion del partido Oficial, FCN, con esa bomba de tiempo, las fuerzas oscuras del Congreso, se verian diezmadas, asi veriamos que los partidos de ultraderecha saldran a la palestro con nombres raros, veriamos la loteria de partidos, todos con tendencia derechista…y otro que ya esta inscrito de ultra izquierda como SEMILLA…veremos sorpresas de nombres, pero no de lideres, el desprestigio es grave…
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