¿Cuál integración? ¿¿La historia se repite??

Luz Lescure | Política y sociedad / LUCES

Nada es nuevo, pareciera que es cierto aquello de que «la historia se repite en espiral». Cuando los blancos dueños de indígenas durante la colonización española de nuestro territorio querían subestimar a los indígenas, decían que estos eran sucios y borrachos y que no querían trabajar. ¿Era eso cierto? Las famosas encomiendas, a través de las cuales el encomendero disponía, de manera feudal, de un grupo de indígenas, eran, sin lugar a dudas, una forma de explotación laboral. Lo mismo sucede ahora con las poblaciones negras y marginales panameñas. Se dice de ellas que son unos negros vagos y borrachos, que no quieren trabajar. Pero, se ha puesto algún señor acaudalado o politiquero la mano sobre el pecho y se ha preguntado si él, en las mismas condiciones de trabajo y de vida de las poblaciones negras de nuestras costas, ¿sería un abnegado trabajador? De seguro que no. No aceptaría las condiciones de trabajo asalariado ni las condiciones de vida que poseen los negros y los indígenas panameños.

Estos señores (blancos, casi rubios y de descendencia española en su mayoría) han pelechado (por usar un término muy panameño) del poder político y han robado a manos llenas el tesoro nacional durante décadas. Se han beneficiado de la información de las empresas y de la información sobre cómo funciona el capital en el mundo; han enviado a dizque trabajar a sus hijitos a las mejores embajadas del mundo, para que estudien y aprendan idiomas. Luego regresan a la madre patria y son los únicos que hablan otros idiomas, conocen otras culturas y se han educado en buenas universidades. Y repiten el ciclo, son los dueños del poder, de los partidos políticos y de los mejores puestos de trabajo. Mientras, las poblaciones negras e indígenas trabajan de sol a sol, en condiciones infrahumanas y con muy bajos salarios. ¿Quién en estas condiciones no se hace vago y borracho? Yo hace rato lo sería, y usted también, amable lector.

Leí en un artículo de El País escrito por un señor a quien respeto, Juan Jesús Aznarez, que desgraciadamente: «Cerca de 30 millones de jóvenes latinoamericanos ni trabajan, ni estudian, y miles convergen en la delincuencia, la única integración que funciona». Y cómo no va a funcionar, si hace de madre y padre de muchos jóvenes necesitados y disgustados.

¡Qué vergüenza! Y con tal desigualdad en nuestras sociedades, nos atrevemos a llamar sucios, vagos y borrachos a parte de nuestras poblaciones que viven en forma marginal. Al margen de la riqueza y de las grandes ganancias que produce un Estado que es dueño de un canal interoceánico y de la Zona Libre más grande del hemisferio occidental, aparte de las miles de empresas y bancos que se aprovechan de nuestra posición estratégica y de los beneficios que proporciona nuestro sistema económico, político y social.

Yo no tengo la solución en mis manos. Pero si sé que mientras mantengamos un sistema desigual y con tan baja educación para nuestras poblaciones más necesitadas, problemas como el de Colón y muchos más se avecinan, y la corrupción crecerá.


Luz Lescure

Poeta, escritora y académica panameña. Licenciada en Relaciones Internacionales de la Universidad de Panamá, estudios de post-grado en la Universidad de Oxford, Inglaterra. Ha publicado los poemarios Volvería ser mujer, El árbol de las mil raíces, Añoranza animal, La quinta soledad y El mundo es un silencio. También los libros de relatos El obelisco de mi abuelo y La sonrisa de la primavera. Publicó La práctica diplomática, libro académico utilizado en universidades centroamericanas.

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