-Carlos Enrique Fuentes Sánchez / EL EDUCADOR–
La corrupción no es nueva, ciertamente. Pero eso no quiere decir que sea normal y, mucho menos, aceptable. Pensar y decir que un funcionario público llegue «a robar, pero que robe poquito», es ya parte de la corrupción, pues nadie debe ocupar un puesto público para robar, ni poco ni mucho. Desgraciadamente, nuestros pueblos se mal acostumbraron a tal situación y terminaron aceptándola como algo normal. Ocurre igual con los asesinatos que, de tantos que hay a diario, mucha gente ya ni se indigna.
Cada día se escucha de nuevos casos de corrupción y asesinatos. Los golpes dados a la corrupción y la impunidad durante los dos años anteriores parecen no hacer mella en los nuevos delincuentes. Desde los simples ladronzuelos, hasta llegar a los sicarios y los ladrones de cuello blanco. Todos ellos influyen en la balanza de la vida contra la muerte. Pilotos, ayudantes y mujeres asesinados diariamente con arma de fuego, arma blanca o simplemente lapidados.
Pero el asesinato no es solamente físico y a balazos, cuchilladas o pedradas. También está el asesinato «técnico», que no se mira pero que está ocurriendo. Este asesinato se refiere a todos aquellos casos en que el Estado descuida sus deberes para con la familia y los ciudadanos en general. Es aquel 50 % de niños con desnutrición crónica, aquel 60 % de gente pobre y 20 % de pobres extremos; aquellos niños que no tienen atención médica ni en los hospitales, quienes no pueden ir a la escuela porque deben trabajar; o las adolescentes sicarias que fueron expulsadas del sistema educativo porque no tienen dinero para realizar los gastos que la educación, aún la pública, les exige.
Por aparte, está la muerte provocada indirectamente por los grandes empresarios de las diversas ramas del comercio, la industria y las finanzas, que en su ambición de producir más y ganar más, obligan a los trabajadores a realizar esfuerzos sobrehumanos para ganar el pan de cada día. Gente que trabaja sin equipo adecuado, pilotos que están obligados a halar dos jaulas con caña en vez de una; pipas cada vez mayores, tráiler con más autos encima, etcétera, los cuales provocan grandes accidentes en las carreteras del país, como los ocurridos en Mixco, Escuintla o Retalhuleu recientemente, donde personas inocentes murieron por problemas en los grandes vehículos, a exigencias de los dueños a los pilotos de los mismos.
Todo lo anterior es propiciado por la corrupción y la impunidad. Las leyes existen, pero no se cumplen. Empresarios que no pagan sus impuestos y sin embargo vociferan contra la corrupción; otros que pagan coimas, funcionarios del Estado que las reciben, extorsiones de funcionarios para los trabajadores contratados, facturas falsas, plazas fantasmas, plazas otorgadas por amiguismo, prisiones cooptadas, policía y militares involucrados en actos delictivos; ¡en fin!
La corrupción descrita anteriormente, provoca muertes, como la de las más de cuarenta niñas asesinadas en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción, hace un año, por la negligencia e incapacidad de funcionarios nombrados por amiguismo; los cientos de mujeres asesinadas en lo que va del año; las madres y los niños fallecidos en los hospitales por falta de medicina o los muertos por desnutrición; los muertos por frío; los maestros, pilotos y ayudantes asesinados y los suicidas, consecuencia de un sistema social fallido.
En 2005 se creó un Frente Contra la Violencia por parte de la PDH, con presencia de múltiples sectores. Tardó menos de un año y la violencia no paró, al contrario, recrudeció. El nuevo Frente Ciudadano Contra la Corrupción da esperanzas, pero le puede ocurrir lo mismo que al Frente Contra la Violencia. «Llamarada de tuzas», decían los abuelos. El ver a ciertos personajes dentro del nuevo frente, pues… ¡provoca más dudas! Y si a eso se le agrega las sustituciones en el Ministerio de Gobernación, la Policía Nacional Civil y la necesidad, según un funcionario, de contar con un padrino para llegar a ocupar un puesto en las Cortes. Es bonito soñar cosas bonitas, pero es horrible cuando los sueños se convierten en pesadillas.
Pero independientemente de la existencia del Frente y sus dudas de funcionamiento, la sociedad civil organizada deberá continuar la lucha contra la corrupción y la muerte surgida como consecuencia de aquella. Y esa lucha, desgraciadamente, no es solo a través de documentos legales. Requiere, como en otras ocasiones, de lucha en las calles, de decisión, de valentía y de voluntad para cambiar esta Guatemala y tener otra, con justicia social y democracia real.
Carlos Enrique Fuentes Sánchez

Pedagogo y Educador, con 40 años de experiencia docente en los diferentes niveles del Sistema Educativo nacional; surgido de los barrios pobres de la Capital pero formado en diferentes departamentos de la republica. participante y decisor en procesos y redacción de documentos de trascendencia en la educación nacional en los últimos años. Asqueado de la historia de injusticia social que vive Guatemala desde la invasión Española, así como de la historia de masacres y crímenes políticos sufridos por la población, aspira a una Guatemala diferente, justa, democrática y humana, a la cual se pueda llegar por medio de una educación popular y revolucionaria, para todos y todas.
Un Commentario
Gracias por tus palabras Julio!!cheap custom essays
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