-Fernando Zúñiga Umaña / EN EL BLANCO–
La corrupción, ese vil acto inmoral, en que los potenciales beneficios sociales se convierten en ganancia ilícita de unos pocos, es hoy el principal problema en Costa Rica. Hace 13 años Costa Rica asombró al mundo, arrestando en el aeropuerto Juan Santamaría en Alajuela, a un expresidente de la República, en ese momento, primer centroamericano que ocupaba el puesto de secretario general de la OEA. Miguel Ángel Rodríguez. Presidente en el periodo 1998-2002.
No hubo la mínima consideración. Se esposó y fue montado en un carro tipo “perrera” y conducido a los tribunales de Justicia. Un político de su confianza, “testigo de la corona” lo acusó de pedirle 60.0 % de 2.0 millones de dólares que la empresa Alcatel les había dado por concederles 400 000 líneas de telefonía celular GSM. Culpable o no, cerca de una década después, quedó liberado de cualquier cargo, claro nunca estuvo preso. Porque el tiempo que lo estuvo, fue cuando le dieron no casa por cárcel, sino mansión por cárcel.
En ese mismo año, 2004, la Fiscalía acusó a otro expresidente, Rafael Ángel Calderón Fournier, quien había gobernado durante el periodo entre 1990-1994. Un político que forjó su carrera bajo la sombra de su padre, un reformador social de mediados del siglo pasado. Calderón Fournier fue acusado de presuntos actos de corrupción. Involucrado en un escándalo por desviar dinero proveniente de un préstamo realizado en el 2001 por 39 millones de dólares del Gobierno de Finlandia para la compra de equipos médicos. Al final, salió dos veces liberado de cargos, y como las cosas pasan, se fue quedando todo en el olvido. Ambos habían sido candidatos del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), organización que entró en crisis después de estos escándalos y que a partir de las anteriores elecciones ha venido recuperando terreno.
Ese placer morboso que sentíamos quienes queríamos verlos “podrirse” en la cárcel, no fue satisfecho. Era mucho esperar. En la cárcel solo se “pudren” los que, carentes de dinero, no pueden contratar a un buen grupo de abogados.
El propio presidente de ese entonces, Abel Pacheco, dijo a un periodista lo siguiente: «…Creo que vamos a sobrevivir esta crisis, y con estas decisiones no le va a quedar a nadie más ganas de meter sus manos en los dineros públicos», estaba realizando una gira por una zona costera. «El ejemplo de Costa Rica va a ser seguido por muchas naciones de nuestro continente». Más adelante veremos que la ganas de meter las manos en los dineros públicos no se le quitaron a muchos.
Luego han venido muchos casos, cada vez más frecuentes, donde la corrupción se empieza a ver como “la moda” en los acontecimientos. Tuvimos a un expresidente que se “perdió” durante 10 años, montado y flotando en la nube de consultor internacional, entre aeropuertos, aviones, hoteles y honorarios internacionales. Su objetivo era evadir la justicia, por un dinero que recibió, cerca de un millón de dólares, aparentemente originado por un soborno de parte de la empresa Alcatel. Llegó cuando su caso había prescrito. Vino en diciembre a comerse un tamal. Un cínico de carrera. Tuvo el descaro de venir a proponerse como candidato a la Presidencia por el partido de sus amores. Me refiero a José María Figueres Olsen. Otro deseo frustrado para muchos de quienes lo queríamos verlo “podrirse” en la cárcel. No pudimos verlo antes, cuando tuvo un juicio, en el que lo acusaban de haber asesinado a un narcotraficante apodado Chemise. Pero, pese a ese largo proceso de corrupción política, las cárceles costarricenses no están llenas de políticos, es más, creo que no hay ninguno, al menos políticos de alto nivel.
Más recientemente tenemos el caso de la Trocha. Una vía de lastre que mide aproximadamente 160 km, paralela a la frontera con Nicaragua. Tuvo un excesivo costo, estimado en $ 45.0 millones, que pudo haber sido mucho menor. Actualmente está abandonada y están siendo investigadas más de 40 personas acusadas por diferentes delitos relacionados con el proyecto, construido en el gobierno de Laura Chinchilla, con puentes sin terminar, tramos inconclusos, un dinero desperdiciado, deforestación innecesaria y serios defectos en su construcción.
El caso actual es el cementazo. En Costa Rica hay dos fábricas de cemento. Como todos sabemos, el cemento es un insumo básico para el crecimiento de una economía. Incluso su consumo es un indicador de crecimiento. Los profesores de economía, para ilustrar el oligopolio como una forma de organización de mercado, usamos el caso del cemento. Es lo que denominamos un duopolio, dos empresas que brindan un producto similar.
Pero el asunto va más allá. Apareció un empresario con gran cantidad de contactos en el escenario político nacional y que había solicitado créditos en la Banca Pública por cerca de 35.0 millones de dólares. Los usaría en la importación de cemento de China, El Banco de Costa Rica aprobó el crédito, dando como garantía el propio cemento que iba a adquirir. Un banco nacional que debe velar por los intereses de sus usuarios. El presidente había permitido reuniones entre ese empresario y su gente más cercana. Según él, su interés era eliminar el duopolio y abrir el mercado de cemento.
Están “embarrados”, asesores del presidente, ministros y viceministros. El Poder Judicial, desde lo más profundo, sacó a relucir la inmundicia, el fiscal general, un magistrado y exministro de seguridad, diputados oficialistas y de la extrema derecha. La basura emergió. Y faltan muchas otras cosas que saldrán a relucir. Y uno se pregunta: cómo un crédito que hace un empresario saca a la superficie la inmundicia, cuántas otras cosas hay de más. Cuánto nos queda por contar. Probablemente, nadie se “podrirá” en la cárcel.
Imagen por Fernando Zúñiga.
Fernando Zúñiga Umaña

Costarricense, estudioso de la realidad económico social y política nacional e internacional. Economista de formación básica, realizó estudios en la Universidad de Costa Rica y en la Flacso México. Durante más de 30 años laboró en la Universidad Nacional de Costa Rica. Actualmente es director del Doctorado en Ciencias de la Administración de la Universidad Estatal a Distancia de Costa Rica. Consultor privado en el campo de la investigación de mercados, estudios socio económicos.
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