-Ramiro Mac Donald / ALIQUID STAT PRO ALIQUOT –
El viernes 9 de febrero en el Canal Antigua transmitieron la condecoración que Álvaro Arzú, alcalde capitalino, le concedió a un grupo de cadetes de la Escuela Politécnica, basado en un criterio muy personal (y político) sobre los sucesos del 14 de septiembre de 2017 en la Plaza de la Constitución. Da mucha pena ver al alcalde distinguiendo con una medalla a los jóvenes aspirantes a militares, porque el galardón tenía un listón verde neón para destacar el color de su partido (Unionista) y por extensión a todo lo que tenga relación con el jefe edil, porque se trata del color institucional de la agrupación política y de la corporación capitalina. Daba vergüenza ajena, también, ver a los jóvenes militares, pues fueron obligados a aceptar esta acción con celo proselitista de un alcalde que ha perdido el verdadero rumbo de su gestión. Los cadetes fueron utilizados por el veterano político, en este acto, como quien juega con soldaditos de plomo, en sus afanes revanchistas en contra Iván Velásquez y Thelma Aldana.
La condecoración en un acto público fue nada más un pretexto, porque bien se pudo hacer en un recinto a puerta cerrada (el Salón del Concejo Municipal o en una instalación del Ejército). Pero se programó en un escenario al aire libre frente al Palacio de la Loba, como símbolo de poder, ante la mirada de los transeúntes y de la prensa. El podio desde donde el alcalde se dirigió a la concurrencia fue colocado de tal manera que a su espaldas sobresaliera el edificio de la Corte Suprema de Justicia, lo que no creo que haya sido casualidad. Fue el marco programado para las fotografías y los videos que se captaron.
El acto en mención esconde, además, algo muy perverso, pues pretendió manipular a la opinión pública sobre lo sucedido aquel 14 de septiembre, cuando aquellos jóvenes militares, ahora condecorados, fueron ordenados (por el Alto Mando castrense) que no continuaran izando el pabellón nacional en el centro de la Plaza de la Constitución. La versión oficial de ese hecho sostuvo que grupos de bochincheros pretendían «apropiarse» del símbolo patrio, un poco antes de las 18 horas, cuando tradicionalmente se da inicio al protocolo de las fiestas patrias. En ese instante se llevaba a cabo el Te Deum en Catedral Metropolitana, con la presencia de autoridades de todo tipo.
Esta versión es totalmente alejada de la realidad. Personas que estuvieron presentes han informado que numerosos ciudadanos se aglomeraron en la Plaza Central, y permanecían realmente indignados protestando ruidosa y activamente por lo que se denominó el #PactoDeCorruptos. Se recuerda que un día antes, 13 de septiembre, más de 100 diputados habían aprobado dos decretos favorables a la corrupción y a la impunidad. La tarde del 14 de septiembre agentes de seguridad del Estado se asustaron ante la reacción efusiva y cargada de ruido por la indignación, y el Gobierno prefirió cancelar el acto protocolario diciendo que personas habían intentado arrebatarle la bandera al grupo de cadetes y que también habían procedido a hacerle daños a la tarima que se encontraba frente al Palacio Nacional y donde se iban a presentar las autoridades que estaban en el acto religioso.
Es cierto que hubo algunos momentos de tensión, se dieron forcejeos entre manifestantes indignados y autoridades policíacas y militares. Estos tenían acordonado el espacio donde se iza la bandera nacional. También tenían cerrado el acceso a la Catedral, y hubo daños sin consideración a los lugares donde se iban a sentar los invitados y las autoridades, propios del arrebato del momento. Pero nada que no fuera controlable, porque no se registraron disparos, tampoco los manifestantes iban armados y muchos portaban también la bandera nacional. Uno de estos símbolos, roto y manchado de sangre, fue enarbolado en el asta del centro de la Plaza y muchas persona de tinte conservador pegaron el grito al cielo. Esta fue la forma de protestar de los grupos que estaban sumamente molestos por lo pactado entre corruptos en el Congreso de la República.
El pelotón antidisturbios de la PNC permaneció a la expectativa cerca del lugar, luego que cientos de inconformes botaron las bardas metálicas tras forcejear con agentes de seguridad. Esto impidió que los festejos de la Independencia se concretaran, pues la suspensión de la celebración oficial se ordenó, para evitar que sucediera cualquier problema más grave. Los ánimos, hay que aceptarlo, estaban caldeados. Por su parte, los cadetes de la Escuela Politécnica guardaron, nerviosamente, la insignia patria y se retiraron apresurados de la Plaza. Dos canales de televisión por cable, Guatevisión y Canal Antigua, estuvieron transmitiendo en vivo estos hechos que miles de personas pudimos observar, por lo que ahora no nos vengan con una historia que no concuerda con lo que sucedió.
En este marco, el viernes 9 de febrero pasado, casi tres meses después (que curioso que no fue antes) se condecoró a los patojos que generaron dicho acto frustrado al no poder izar la bandera, una decisión tomada por el Alto Mando. Ese fue el efecto visible, pero la causa del descontento que prevalecía entre la ciudadanía, la quieren esconder. Por eso, este acto de condecoración en la Municipalidad es un muestra de intentar manipular la realidad, porque con esta distinción Arzú pretende elevar su imagen, venida a menos desde que la Cicig y el MP solicitaron que fuera levantado el antejuicio por una serie de supuestos actos de corrupción que cometió al amparo de su función pública. Entre otras cosas, le otorgó a la compañera de vida del reo Byron Lima y a la mamá de esta, plazas fantasmas para tener callado al teniente coronel, que había sido encontrado culpable del asesinato de Monseñor Juan José Gerardi. Y se denunció que usó dinero de la Municipalidad para fines de propaganda electoral de su partido, imprimiendo mantas y playeras con el logo Unionista.
Con el acto del viernes pasado, Arzú pretende capitalizar el sentimiento patriótico del guatemalteco, aduciendo que premia a los jóvenes militares de aquella tarde del 14 de septiembre porque defendieron el símbolo patrio. No es cierto. Algún miembro del Ejército se asustó al ver el grado de indignación que prevalecía entre los manifestantes en la Plaza Central, quienes estaban enardecidos por el momento político, y se ordenó a los patojos militares que estaban izando la bandera que detuvieran el acto. Esa fue una estrategia de inteligencia militar, para luego echarle la culpa a los sectores indignados que manifestaban.
Y esa misma noche, en un sorpresivo mensaje televisado, el presidente Jimmy Morales anunció la cancelación de los actos oficiales por el 196 aniversario de la Independencia, incluyendo el tradicional desfile cívico-militar. El paquete quedó armado con esa transmisión. Mostrando caras de pesadumbre y fastidio casi todos los miembros el gabinete de Gobierno, que acompañaron a Morales en el corto anuncio de televisión, dieron la sensación que provenían de una guerra anunciada. Estaban profundamente perturbados: presidente, vicepresidente y ministros. Los rostros registraban una sobrecarga de energía negativa. Todos estuvieron formados militarmente frente a las cámaras, con caras adustas. El presidente hizo el anuncio con una voz más impostada que lo normal.
El acto frente a la Municipalidad, el viernes 9 de febrero, tuvo una fuerte intensión propagandística porque pretende persuadir al guatemalteco de forma no muy sutil, ya que el alcalde le hace una reverencia a los jóvenes militares de la Escuela Politécnica, tratándolos de colocar como héroes nacionales al haber defendido el símbolo patrio. Esto es una forma metafórica (pretendidamente a favor de Arzú) de presentar la realidad, procurando crear postales en el imaginario social, pero retorciendo la verdad de los hechos y, además, apelando al patriotismo más primigenio del guatemalteco: la defensa de nuestra bandera. Ese acto es una estrategia de la más desacreditada propaganda.
El alcalde pretende manipular los sentimientos nacionalistas. Y lo hace en momentos en que es criticado severamente por diversos sectores, pero en especial, por haberle comprado los votos necesarios a su hijo para ser electo presidente del Congreso de la República, en dos ocasiones seguidas. Arzú Jr. es un joven de 33 años sin méritos propios, pero con un padre poderoso que lo está empujando al abismo y hasta lo puede sacrificar políticamente, con tal de que él (el acalde) no salga damnificado por las investigaciones sobre serios actos de corrupción en la Municipalidad capitalina.
El discurso del alcalde de la capital frente a los militares condecorados, avalado por el Alto Mando castrense, ese viernes 9 de febrero, merece un análisis aparte. Esa es una pieza de antología, que espero poder rescatar con alguien que lo haya grabado, pues solo he visto parcialmente algunas frases que, honestamente, me confirman que el alcalde está padeciendo demencia senil. Pero lo que no pierde es esa maña de querer llevar agua a su molino, con actos de pura propaganda política en plena función pública.
Para concluir, creo que las organizaciones sociales pretendían, la tarde-noche del 14 de septiembre, desmilitarizar la celebración de los actos de la Independencia patria. La sociedad civil está cansada de que los militares se hayan abrogado el control, y la custodia de nuestros símbolos patrios, literalmente secuestrando el sentido que le damos a muchos conceptos, entre ellos el de amor a la nación. Igualmente sucede con otros elementos como las palabras dignidad, honor y lealtad. Por lo visto, un sector consciente de la población ha decidido recuperar los símbolos patrios (como el hecho de usarlos en las concentraciones frente al Palacio Nacional) y es posible que esa nueva actitud haya disparado la alarma entre los sectores conservadores y la dirigencia castrense, hoy más unidos que nunca por intereses de control y manejo del poder político en Guatemala. El acto del viernes es una nueva señal, en la que se unen símbolos patrios y propaganda, acciones a las que hay que ponerles atención.
Fotografía principal tomada de Publinews.
Ramiro Mac Donald

Semiólogo social. Académico de Ciencias de la Comunicación. Periodista.
2 Commentarios
Thanks a lot for the article post.Much thanks again. Fantastic.
estamos esperando que terminen las investigaciones del caso caja de pandora…para saber como le cambia el fisico al SEÑOR DE ORO…por lo pronto el ALCALDE esta usurpando funciones que no le corresponde…es el caso que robo camaras en un acto publico, dando le ordenes a los señores oficiales del ejercito que defiendan a la patria que esta en peligro…ya se disparo cuatro periodos como alcalde y es tiempo que nos informe de su GESTION…
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