Complicidad histórica de la prensa

Edgar Rosales | Política y sociedad / DEMOCRACIA VERTEBRAL

A Prensa Libre en su 67 aniversario

En su columna del pasado lunes «La batalla se libra con diferentes armas», Mario Antonio Sandoval, copropietario de Prensa Libre, sostiene que «tres tipos de grupos están unidos contra el periodismo», siendo estos el Gobierno de turno, los políticos y «algunos» integrantes del sector privado.

Según el columnista, «antes el único adversario era el Gobierno», lo cual se entiende –según sus propias palabras– que ese «antes» corresponde a la década de los años 70 del siglo pasado, período durante el cual el país fue gobernado por dictaduras militares.

Es lamentable tener que recordarle a Sandoval que en esos años –y en las décadas subsiguientes– Prensa Libre fue un aliado incondicional y servil de tales regímenes. Sus notas informativas a menudo eran una resonancia de lo que se elaboraba desde la Secretaría de Relaciones Públicas de la Presidencia –tal era su denominación oficial– y sobre todo, las notas que eran acordadas en conciliábulos directos entre las más altas autoridades y los principales personeros del matutino.

Por ello, y no por nada más, es que hechos repugnantes como la masacre de la alta dirigencia del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT) acaecida en 1972, no mereció sino un breve espacio noticioso, y en sus páginas editoriales ni siquiera por asomo se insinuó exigencia alguna de investigación y esclarecimiento del suceso. El gobernante era Carlos Arana.

Años después, Prensa Libre prestó sus páginas para ocultar el monumental fraude electoral consumado en marzo de 1974 contra el Frente Nacional de Oposición y su candidato Efraín Ríos Montt, habiendo llegado al extremo de minimizar las múltiples manifestaciones que exigían respeto a la decisión popular expresada en las urnas.

Y en la peor etapa sangrienta de nuestra historia, la década de los 80, Prensa Libre –aunque no fue el único medio– invisibilizó de manera abyecta las terribles masacres que el Ejército perpetraba en las montañas de Quiché; drama que solamente era conocido por los sobrevivientes que se atrevían a venir a la capital a relatar su tragedia y que jamás encontraron eco en Prensa Libre. Por el contrario, el radioperiódico El Independiente sufría acoso permanente, sus personeros tuvieron que marchar al exilio, fue ametrallada su sede y varios de sus reporteros cayeron asesinados.

Así que, a la luz de la historia, resulta absurda la queja de Sandoval cuando afirma en su artículo que «Al llegar a estos 67 años de Prensa Libre, es notoria la guerra declarada a la prensa, en especial a la escrita…».

¡Vaya una manera de adulterar los hechos! Lo que le ocurre al rotativo es que está cosechando los frutos que cultivó, y en abundancia. Y es que a ninguna persona medianamente informada se le puede escapar el hecho de que Prensa Libre haya prostituido reiteradamente su misión, para colocarse de alfombra de aquellos gobiernos y empresas, con las cuales ha hecho negocios oscuros.

A nadie escapa que durante el gobierno de Óscar Berger, su rama editorial fue beneficiada por el Mineduc, entonces dirigido por María del Carmen Aceña, al otorgarle la impresión de más de Q 1 400 millones en textos escolares, sin haberse llenado los requisitos de licitación y a contrapelo de la transparencia que tanto se exige desde las páginas del matutino. Por el contrario, la no renovación de ese contrato se tradujo en ataques y descalificación permanente, hacia las acciones que emprendía el Gobierno de Álvaro Colom.

Y en el caso de Jimmy Morales, a Prensa Libre no le ha quedado sino montarse en la ola de la moda anticorrupción, en parte debido a la inconmensurable ineptitud del presidente Morales y sus funcionarios y, en parte, porque le resultaría mal negocio adherirse al Pacto de Corruptos que dirige Álvaro Arzú Jr.

Si es que Prensa Libre realmente sufre ataques de los tres enemigos que menciona Sandoval, ello es resultado de sus propia praxis periodística aunada a compromisos políticos. Es efecto de haber convertido la tribuna del periodismo en escenario de intereses espurios, como los representados por la familia Gutiérrez.

Es resultado del pecado original de Prensa Libre, al ser creada para defender los intereses del statu quo o dicho más claramente, de la extrema derecha que desde 1951 unió esfuerzos en contra del gobierno progresista y legítimo –que no comunista– del coronel Jacobo Arbenz.

Lo que demuestra la realidad cotidiana, esa que se vive en el día a día y en el cara a cara, es que el real enemigo de Prensa Libre es el pueblo de Guatemala, cuyos verdaderos intereses nunca se han visto reflejados en los espacios de dicho medio. La enemistad con los grupos que menciona Sandoval seguramente se resolverá fácilmente a la primera oportunidad; bien alrededor de una mesa de cantina o bien alrededor de una cama de hotel, como dicen que se arreglan estas cosas.

Un hecho relevante es que cada vez que los medios quieren justificar su postura editorial respecto de determinados temas controversiales, se amparan en las mediciones efectuadas por empresas encuestadoras, en las cuales Prensa Libre aparenta una alta aceptación. Lo que nunca dicen, es que ese apoyo ha ido en descenso, y su espacio lo empiezan a llenar los medios digitales.

Los verdaderos enemigos de Prensa Libre son el abandono del periodismo profesional, su compromiso con poderes oscuros –como en los gobiernos de Arzú, Berger y Pérez–, su identificación con la tendencia neoliberal y sus privatizaciones, con las inversiones riesgosas para el país, pero que fueron saludadas como la panacea salvadora.

Por todo ello, en su 67 aniversario, en lugar de victimización, a Prensa Libre le vendría muy bien un acto de contrición periodística.


Imagen tomada de Medium.

Edgar Rosales

Periodista retirado y escritor más o menos activo. Con estudios en Economía y en Gestión Pública. Sobreviviente de la etapa fundacional del socialismo democrático en Guatemala, aficionado a la polémica, la música, el buen vino y la obra de Hesse. Respetuoso de la diversidad ideológica pero convencido de que se puede coincidir en dos temas: combate a la pobreza y marginación de la oligarquía.

Democracia vertebral

Un Commentario

arturo ponce 28/08/2018

Dicen que todo cae sobre su propio peso y eso es una muestra. Ya se dieron cuenta que cada día ese medio escrito contiene menos gramos de peso cada día?………. y es por lo mismo.

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