Luz Lescure | Política y sociedad / LUCES
Panamá, la tacita de oro de nuestra América Central, como suelen llamarle: el mini Dubai de las Américas, con un crecimiento económico de 9 por ciento, el más alto de América Latina en los últimos 5 años, tiene, en el otro extremo del canal, el cinturón de pobreza más aberrante la las Américas.
Colón, ciudad puerto, a la entrada del canal de Panamá, tiene la zona libre más grande del hemisferio occidental, y la más poderosa en términos económicos. Sin embargo, esta ciudad está cercada por un cordón de pobreza que, como bien sabemos, conlleva a una violencia y a una criminalidad extremos.
Compuesta en su mayoría por descendientes de negros caribeños, de esos que con su sudor y muerte construyeron el ferrocarril interoceánico y el canal de Panamá, Colón se convierte en una vergüenza para todos los que ven crecer económicamente a Panamá con sus enormes rascacielos y centros comerciales.
Panamá es una burbuja, un centro bancario sin pilares reales que la sostengan, y Colón es muestra de ello. Un amigo filósofo, ya muerto, me dijo una vez que Panamá no existe. A veces pareciera verdad.
La desesperación por la alta criminalidad y la pobreza llevó a los habitantes de Colón a las calles. Hubo una demostración sin precedentes. Pero desgraciadamente esta hermosa manifestación fue malinterpretada y reprimida por una sociedad que no entiende la angustia de los habitantes de Colón.
Desgraciadamente, como sucede en muchos lugares de América Latina, la demostración de asco y repudio de la población fue aprovechada por un grupo de maleantes que quemaron llantas, saquearon comercios y hasta prendieron fuego a una emblemática casa colonense, cuya existencia era en sí uno de los máximos orgullos nacionales.
No sé qué pensar de todo esto, de lejos constituye una gran angustia ver a tus connacionales correr por las calles y saquear comercios. Lo que sí es cierto es que si la pobreza horrenda que existe en Colón no existiera, si sus niños negros y blancos y de cualquier color se levantaran felices y fueran a una escuela decente con la barriga llena de comida, si los negros de Colón vivieran felices en sus casas y tuvieran un empleo decente y digno, los desastres de la semana pasada no pasarían. Y el Colón que hoy vemos llenos de vergüenza, sería parte de esa tacita de oro que con tanto orgullo presentamos al mundo.
Luz Lescure

Poeta, escritora y académica panameña. Licenciada en Relaciones Internacionales de la Universidad de Panamá, estudios de post-grado en la Universidad de Oxford, Inglaterra. Ha publicado los poemarios Volvería ser mujer, El árbol de las mil raíces, Añoranza animal, La quinta soledad y El mundo es un silencio. También los libros de relatos El obelisco de mi abuelo y La sonrisa de la primavera. Publicó La práctica diplomática, libro académico utilizado en universidades centroamericanas.
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