Cantinflas (actor-cómico-comediante-filántropo)

Consuelo Carrillo | Política y sociedad / ESPIGAS

Un 12 de agosto de 1911 vino al mundo, en Santa María de Ribera, Ciudad de México, Mario Fortino Alfonso, hijo de Pedro Moreno Esquivel y María de la Soledad Reyes. Fue el sexto de catorce hermanos y pasó su infancia en Tepito. Desde niño se distinguió entre sus compañeros de clase por ser simpático, alegre, inquieto y muy ocurrente. Sus estudios fueron inconstantes, no hizo estudios secundarios y tampoco tuvo la intención de hacerlos.

Como su familia carecía recursos, tuvo que trabajar desde muy joven. Primero fue limpiabotas, luego zapatero, después taxista, cartero, mandadero, empleado de un billar, torero y hasta boxeador, trabajo en el que al primer asalto su adversario lo noqueó y él decidió colgar los guantes, incorporándose a un circo donde empezó a ser conocido como el Chato Moreno. A los 16 años se alistó voluntariamente como soldado de infantería diciendo que tenía 21, por lo que fue despedido al ser descubierto por su padre, que pidió que lo dieran de baja porque había mentido. Se inscribió entonces en una academia de mecanografía, pero no trabajó como oficinista. Mario Fortino ambicionaba más, deseaba tener dinero, ser famoso y se le presentó esa oportunidad cuando empezó a trabajar en un circo como barrendero. Fue tanta su fascinación que decidió incorporarse a la nómina de la compañía, esto le abrió las primeras puertas para alcanzar la popularidad y de empleado anónimo pasó a ser cómico y después comediante, alcanzó tan grande éxito que en 1930 se personalizó dándose a sí mismo el sobre nombre de Cantinflas. Había visto cumplidos los anhelos de su vida desde que trabajaba con la escoba en el circo al que se integró como actor.

Al principio empezó a interpretar papeles cortos, en un lenguaje popular para expresar las ideas y costumbres de su tiempo, lo que sazonaba con salidas picarescas salpicadas de humorismo. Cuando alcanzó la popularidad, dijo con inigualable chispa que «El mundo debería reírse más, pero después de haber comido», frase que resume la experiencia de su propia vida. Las vivencias en las carpas lo llevaron al mundo del teatro y luego al del cine. Jacques Gelman, socio de Posa Films, lo descubrió viendo en él un futuro prometedor y lo invitó para que trabajara en su estudio. Tanto el sobrenombre Cantinflas como la jerga que se había inventado y que consistía en expresar ideas en un lenguaje confuso en el que no decía nada, fueron los factores que lo condujeron al éxito. La originalidad consistía en confundir al otro para convencerlo de tener la razón, aunque no la tuviera, y con aquel discurso picaresco debutó en la película No te engañes corazón, la que no tuvo mucho éxito. Mario Fortino no se desanimó, intuyendo indicios de un futuro prometedor. En su deseo de ser original y famoso, combinó actuaciones y parlamentos con viejos patrones culturales, impregnándolos con el gusto popular de su época. Para lograrlo, aplicó el lenguaje que lo había caracterizado en el que se hermanaban la angustia y la esperanza, con expresiones originales, gestos, miradas, mímica y manera burlesca de caminar, con la intención de dejar al descubierto realidades mexicanas del siglo veinte, enmarcadas en un juego de frases impregnadas de humorismo y el uso de un estilo particular de vestir, llevando los pantalones bajo la cintura, una camiseta blanca de mangas largas que él mismo había diseñado y vestido en sus primeras apariciones en el circo.

En 1992 la Real Academia Española incluyó la palabra cantinflear, como verbo en su diccionario, además de las palabras cantinfleada y cantinflas para describir un modo de hablar con frases incoherentes, incompletas y desequilibradas, características del lenguaje inventado Mario Moreno o el Chato, que se dio a conocer en México en programas de televisión y radio en los programas Cantinflas Show y Cantinflas y sus amigos que él creó para señalar con humor una crítica social de los estamentos seculares, como el matrimonio, la justicia y el estatus social. Siendo experto en el secreto o esencia de lo divertido, actuó en unas 50 películas, en las que los argumentos contenían diálogos, gestos y miradas picarescas, dirigidos a elevar sentimientos de orden cívico y al entendimiento de una moral cristiana bajo la apariencia singular de una ingenua naturalidad. Su carisma personal, su vida como comediante y su vocación filantrópica fueron tan fecundos que es imposible que puedan ser contenidos en este corto espacio. La magia de su singularidad como cirquero, actor, empresario, filántropo y en la vida real fue inigualable y fue manejada con inimitable sentido del humor, sacándole el lado positivo a todas las cosas y en todas las circunstancias de la vida.

La esencia de su personalidad artística se basó en el deseo de enseñarle al mundo lo importante que es sentir y expresar alegría, reír y vivir cada día conforme, contento y agradecido con lo que se tiene. Sin caer en lo grotesco, Cantinflas se identificó tanto en el cine como en el teatro y fuera de los escenarios o el micrófono, con cada uno de los papeles que representaba. Una de las frases características de la jerga que pueden definirlo fue aquella de que «A pesar de ser tan pollo, tengo más plumas que un gallo y, sobre todo, tengo ganas de hacer justicia y darle al pueblo lo que el pueblo necesita».

En agosto del 2011, al cumplirse el primer centenario de su nacimiento, tanto en México como en otros países latinoamericanos, fue festejado con una serie de eventos y el Gobierno del Distrito Federal realizó una exposición en el Paseo de la Reforma en homenaje al célebre actor. En vida recibió dos nominaciones al premio Globo de Oro como mejor actor y como reconocimiento a sus logros por parte de la Academia de Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas se creó el premio Mario Moreno Cantinflas, que es entregado anualmente a los actores que representan a la comunidad latinoamericana con el mismo delicado sentido del humor y distinción del legendario Cantinflas y que como él usan su poder para fines filantrópicos.

En 1930, aquel primer trabajo en el circo como barrendero marcó el principio de su futura y fructífera trayectoria como comediante, pero no se limitó solo a ejercer este oficio, fue además un filántropo, amigo de la gente pobre y necesitada y un auténtico trabajador social. Cuando visitó por primera vez Costa Rica, desde su arribo al aeropuerto Juan Santa María quedó cautivado por el espléndido sol de la mañana, el aire fresco saturado del aroma de flores tropicales, el espíritu democrático y la solidaridad de su gente, instándolo a visitarlo de nuevo, lo que hizo al menos tres veces más identificándose con los ticos. En 1985 viajó a aquel país como invitado de honor para asistir al estreno de la película El barrendero que fue puesta en escena en el cine Rex, con el fin de recaudar fondos para el Hospital del Niño y en oportunidades anteriores visitó la Casa de la Cultura, el Teatro Nacional y caminó por sus calles forondo, como él podría haber dicho, ocultándose tras anteojos oscuros y de incógnito, pero no podía pasar desapercibido y en la ventanilla de migración fue reconocido por el recepcionista, lo que hace recordar una de aquellas frases suyas llenas de humor «Hay momentos en la vida que son verdaderamente momentáneos».


Fotografía tomada de Wikipedia.

Consuelo Carrillo

Trabajadora social y escritora. Feminista preocupada de las dimensiones espirituales de la existencia al mismo tiempo que suscribe su apoyo a la justicia social y la democracia.

Espigas

6 Commentarios

Maria 27/08/2019

Gracias por compartir, en el Peru admiramos mucho a Cantinflas.

Elirio Perez 27/08/2019

Excelente artículo con desscripciones muy interesantes de este personaje histórico. Gracias desde Cochabamba.

Itzia Lorente 25/08/2019

Gracias por este hermoso artículo para recordar al gran Cantinflas. Ahora reconozco que no solo fue querido en México, sino también en el resto de Latinoamérica, que todavía lo recordamos con gran cariño.

Saludos desde México.

    consuelo Carrillo Meza 26/08/2019

    Estimo en gran manera su valioso comentario.

Luis 24/08/2019

Muchas gracias querida Cony por este brillante artículo. Para escribirlo debió usted recopilar de muchos lugares y armar este bello texto. Cantinflas ha sido para todos los latinoamericanos un símbolo, que define nuestra idiosincrasia. La felicito

    consuelo Carrillo Meza 26/08/2019

    Sus palabras son un valioso estimulo para mi. Gracias mil

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