Cambio climático y la actualidad de Humboldt

Sindy Hernández Bonilla | Para no extinguirnos / SIMBIOSIS

El próximo año se cumplen 250 años del nacimiento de Alejandro von Humboldt, a quien, por suerte, su familia lo apartó de la carrera militar y lo encaminó a sitios muchísimo más interesantes, desde donde pudo poner en práctica el don de explorador.

Al estilo de los antiguos, fue un polímata: naturalista, geógrafo, astrónomo y explorador. Se especializó en áreas de la ciencia como la etnografía, la física, la ornitología, la climatología, la oceanografía, la geología, la mineralogía, la botánica, la vulcanología y el humanismo.

Alejandro von Humboldt amaba explorar y viajar, y fue así que a partir de sus treinta años se encaminó a América Latina, México y Estados Unidos, en donde logró reunir datos atmosféricos, climatológicos y de la diversidad biológica que encontraba. Trabajó el primer censo nacional de la Nueva España, área que llamó el cuerno de la abundancia.

Fue precisamente en estos viajes en que, de acuerdo a Andrea Wulf, Humboldt predijo el cambio climático provocado por el ser humano, razón por la que se le considera precursor en esta temática, ya que en su paso por Venezuela vio los efectos negativos sobre el ambiente que provocaban las plantaciones coloniales, en particular la agricultura comercial, el monocultivo, la irrigación y la deforestación.

También observó cómo el sistema de riego en el altiplano mexicano, del centro del país, había dejado infértil la base del valle.

Von Humboldt prestó atención a la deforestación. Para él, esta es una de las razones de erosión de la tierra, porque al desaparecer la vegetación las lluvias torrenciales arrastran la capa superficial, causando su erosión. Prestó atención en cómo los niveles de agua en los lagos disminuían. Así, fue el primero en señalar el poder que tienen los bosques para enriquecer la atmósfera con humedad y su efecto enfriador, de su importancia para retener agua y como protectores del suelo de la erosión.

Vio la devastación causada por los españoles al tratar de controlar las inundaciones al construir una presa en el río Apure en Venezuela. En su diario de viaje, por el paso en este país, escribió con pesar que «el humano llevará su ignorancia, prejuicios y violencia a otros planetas a los que viaje en el futuro, cuyo medio ambiente también destruirá».

Así, parece que la humanidad no ha aprendido nada, y el hecho es que a muchos no les interesa. A dos siglos de las predicciones climáticas y ambientales de Humboldt, se continúa hablando del cambio climático y de sus efectos. ¿Qué diría hoy el padre de los ambientalistas que en México, Centroamérica y Suramérica existen políticas a favor de la deforestación, que se construyen grandes hidroeléctricas y se prioriza la extracción de minerales a cielo abierto? ¿Qué diría de que en países megadiversos su gente se muere de hambre?

No cabe duda que el siglo XXI necesita de seres humanos, o al menos de tomadores de decisión humboldtianos.


Imagen principal, Alexander von Humboldt, Géographie des plantes equinoxiales. Essai sur la géographie des plantes, accompagné d’un tableau physique des régions équinoxiales, tomado de ResearchGate.

Sindy Hernández Bonilla

Amo la naturaleza y por ende la vida. Me apasiona trabajar y siempre estoy aprendiendo. Tomo en serio y empeño lo que hago: el trabajo, mis relaciones, mi entorno. Escribir es un ejercicio que además de estimular mi creatividad, permite compartir algunas de mis inquietudes y reflexiones principalmente de la biología o la ecología.

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