–El sultán feminista / EL JARDÍN DE LAS DELICIAS–
Bailaré de tal modo, que los espectadores me ofrecerán sus cabezas.
Enrique Gómez Carrillo – El triunfo de Salomé
Tú morirás como todo muere. Entretanto hay que vivir los instantes bellos y gloriosos.
Mata Hari, en una carta a un amigo
Mata Hari nunca comunicó ningún secreto militar de importancia. Jamás transmitió ninguna información vital a Alemania. A Francia tampoco, aunque ella pensara que sí. Los servicios secretos franceses estaban informados con antelación de todo lo que les contaba Mata Hari.
Leon Schirmann
El inicio de la Primera Guerra Mundial la sorprendió actuando en Berlín. Allí se había significado como bailarina, usando un exotismo hinduista y formas coreográficas eróticas que incluían despojarse totalmente de la ropa. Era entonces amante de un alto jefe de la seguridad alemana y poco más tarde de Eugen Kraemer, cónsul en Ámsterdam y jefe del espionaje alemán. Mata Hari tuvo también como amante en París, donde anteriormente había tenido gran éxito, al general Adolphe Marie Messimy. Resulta verosímil que Kraemer la haya reclutado como espía pensando en sus relaciones con altos militares franceses. Mata Hari entró después en contacto con el jefe del servicio de espionaje y contraespionaje francés, Goerges Ladoux, a quien le ofreció sus servicios y pidió una enorme cantidad de dinero por los mismos. Ella, acostumbrada a una vida suntuosa y de lujos, estaba ahora profundamente enamorada de un oficial ruso de 20 años llamado Vadim Masslov, quien había sido herido y se recuperaba en un hospital en territorio francés, considerado zona militar estratégica, la cual fue visitada por ella. Ladoux sospechaba de ella o tenía conocimiento de las relaciones de la famosa bailarina con los alemanes, por lo que le tiende una trampa que llevaría a la acusación grave de espionaje y a la condena a muerte de la bailarina de 41 años de edad.
La noticia de la ejecución le dio la vuelta al mundo. El lado francés, sobre todo, necesitaba de un chivo expiatorio que atenuara los fracasos en el campo de batalla. Se construyó una “verdad” adecuada que se fue repitiendo y cimentando. Había sido fusilado el arquetipo de la “mujer fatal”, pero con su muerte trágica se levanta de inmediato un abanico de mitos y leyendas en torno a ella. ¿Quién era en verdad Mata Hari?
Enrique Gómez Carrillo intenta contestar esta pregunta por medio de un libro basado en una genuina investigación con las fuentes y datos disponibles, ya que el juicio fue a puerta cerrada y la documentación sellada como secreta. Escribir un libro sobre Mata Hari tenía, en 1923, todos los ingredientes requeridos por el cronista. Una mujer hermosa y famosa bailarina que había escandalizado durante la belle époque con sus coreografías desnudas y eróticas. La bayadera que se convertía en Salomé. La mujer fatal. Desde luego que incluiría una apología personal y el rechazo a las calumnias que le habían levantado sobre la entrega de Mata Hari a los franceses y de que había sido su amante. El libro sería la limpieza de su nombre manchado como delator de una mujer de un país que había sido neutral durante el conflicto y que había sido cruelmente ejecutada. Así, el cronista, como era de esperarse, no se dedica a defender a Francia ni a condenar definitivamente a la bailarina. Realiza una investigación lo más completa posible dentro las limitaciones impuestas por la secretividad que tuvo el juicio. Entrevistó, leyó, analizó todo lo que pudo para llegar a la conclusión de que Mata Hari había sido más bien una víctima.
En 2007 Pat Shiman publica su monografía sobre Mata Hari con el título de Femme fatale. Shipman informa que Mata Hari deseaba bailar una coreografía sobre Salomé para competir con la bailarina canadiense y rival Maud Allen. Pero Richard Strauss le negó un papel en el estreno de su ópera Salomé.
Resulta sugestivo citar a Eslava Galán, quien asevera en un artículo:
Mata Hari tenía renombrada pericia en la presa de Cleopatra, técnica que consiste en comprimir y liberar alternativamente los músculos de la vagina durante el acto sexual. Es una habilidad bastante frecuente en las mujeres orientales (muchas de las cuales la ejercitan con las conocidas bolas chinas), pero que escasea entre las mujeres occidentales, que suelen tener ese músculo inactivo o vago. Todas las mujeres tienen ese poder en mayor o menor grado, pero lo cierto es que lo descuidan.
Pero aquella Salomé termina trágicamente su existencia sin haber podido usar lo que más sabía hacer: seducir con su belleza y su cuerpo. Mata Hari es llevada al paredón el 15 de octubre de 1917 en los bosques de Vincennes en las afueras de París. Las leyendas cuentan que bailó desnuda ante las monjas que la cuidaban en la cárcel. Que un asturiano y millonario trató de salvarla. Que mostró la mitad del cuerpo desnudo para impresionar al pelotón de fusileros. Y después de que no había muerto en la ejecución y que se le había visto en una playa.
Su cuerpo no fue reclamado por nadie y fue donado a la facultad de medicina de París, mientras que su cabeza se exhibió embalsamada en el Museo del Crimen de París, hasta que en 1958 fue robada y no se supo nunca más de ella.
Mata Hari fue la “mujer fatal” que había sido maltratada en su matrimonio, la que se convirtió en una Salomé rediviva para conseguir sus propósitos de fama, fortuna y poder sobre hombres y sistemas. La espía torpe pero condenada injustamente por crímenes que no cometió. También la artista, la bailarina, el ser humano que se reinventó a sí misma. Esa fue la mujer que Gómez Carrillo buscó y atrapó en su formidable libro El misterio de la vida y de la muerte de Mata Hari. De nuevo, el feminista Gómez Carrillo al ataque contra las estructuras patriarcales.
Por su parte la exbailarina del New York City Ballet y escritora australiana, Toni Bentley, ha publicado el muy difundido y comentado libro Las hermanas de Salomé, en el que presenta lo que llama la “salomemanía”, una actitud feminista extrema expresada en la liberación total de tabúes sexuales. Bentley presenta los casos de las bailarinas Maud Allan, también acusada de conexiones con los alemanes durante la Primera Guerra, la ucraniana Ida Rubenstein y Mata Hari. A todas las llama las hermanas de Salomé y a Mata Hari en particular la denomina “La agente horizontal”.
Bentley alude a las investigaciones de Russell Waren sobre la inocencia de Mata Hari y afirma que la bailarina era inocente de espionaje, pero culpable ante los ojos patriarcales por su notoriedad que confirmaba simplistamente la relación de sexualidad y espionaje. Esto es confirmado por la escritora Laura Manzanera:
Se convirtió en un mito por causa de su fusilamiento. Sus logros en el espionaje fueron ridículos, su mayor mérito fue el de inventarse toda su vida. Gracias a ello, comienza a triunfar en la danza y, cuando le va mal, utiliza su cuerpo para mantener su elevadísimo tren de vida. Tuvo muchos amantes influyentes y uno, alemán, la contrata como espía. Intenta hacer algo, pero es muy ambiciosa y trabaja al mismo tiempo para los franceses, de agente doble, y la pillan.
Recientemente, Léon Schirmann, veterano de la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial publicó un sonado libro: Mata-Hari, espionneou victime ? Coffret. Le dossier secret du conseil de guerre. Autopsie d’une machination. Schirmann demuestra, con documentación nunca antes vista, que la espía era inocente de los cargos. Lo que no excluye que hubiera recibido dinero tanto del servicio de espionaje alemán como del francés, pero sin que hubiera podido nunca entregar algo de importancia.»Cada pieza de evidencia no hace más que confirmar que Mata Hari fue víctima de una mentira patriótica del establishment francés interesado en endilgarle a alguien los desastres militares y las privaciones de la población civil en 1917, un año –destaca Schirmann– en el cual el ejército francés se amotinó y los aliados llegaron a contemplar la posibilidad de una derrota.»
El periodista vasco Martin Olmos Medina afirma:
A Mata Hari la fusilaron los franceses porque había que fusilar a alguien para mantener la moral alta y lo que mataron fue a una profesional solvente del oficio horizontal, a una ramera babilónica que trabajó las sábanas de seda porque no raspan y son más rentables que tumbarse a la marinería por tres chavos, una copa de ajenjo y un cuento de la mar.
Mata Hari fue una espía torpe y sin importancia, pero una Salomé rediviva: la mujer que se desnuda bailando y consigue sus propósitos seductores. La conexión Salomé con Mata Hari resulta inevitable, tanto en la literatura como en las realidades crudas del mismo proceso. Por ejemplo, el juez de instrucción Mornet, al referirse a Mata Hari después de hacerse pública la sentencia, habría dicho de ella “una siniestra Salomé que jugó con la cabeza de los soldados franceses”.
Imagen principal tomada de La Vanguardia.
El sultán feminista

Hijo de padre árabe y madre judía. Estudió literaturas comparadas en Londres. Vivió tres años en Guatemala en el departamento de el Petén, donde estudió la flora, la fauna y la arquitectura maya. Es correponsal de gAZeta y de otras revistas.
2 Commentarios
Mata Hari victima del patiracado y de los prejuicios machistas.
Seimpre he oído que Gòmez Carrillo fue amante de Mata Hari y oros afriman que la entregó. Este artículo motiva a leer el libro del cronista.
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