El amanecer en la selva es un sonido agradable del trinar de los pájaros, el correr del viento, ese aroma característico de las plantas propias de cada región y el frío soportable que hace de los amaneceres dignos para continuar con la vida. Quién no ha conducido por caminos en los que encontramos mucha niebla y hasta es difícil desplazarse por la cantidad de bruma existente. En uno de esos caminos que no están señalizados (por cierto la mayoría), en una ocasión no sabíamos dónde se encontraba la carretera y dónde el bosque, debido a la neblina. Pero esto que nosotros encontramos problemático es para la naturaleza un estado de conservación necesario para desarrollo.
¿Qué es un corredor biológico? imaginémonos una zona donde prevalece la naturaleza y la influencia del hombre es mínima. Esto quedó en una utopía. Por el contrario, el ser humano ha copado casi todos los espacios naturales para diversos fines, sociales, culturales, económicos, etcétera.
Pero lo supremo, en el ser humano, es el dominio del hombre sobre la naturaleza, lo cual no se debe entender como un pueblo domina al otro, sino más bien el dominio natural de entender la naturaleza y poder tener los productos necesarios para la subsistencia, no para la ostentación del ser humano. Sin embargo, vemos como nuestro pueblos están llenos de riqueza natural y a la vez tenemos una desnutrición que en algunos casos sobrepasa el 60 % en la niñez. El dominio del hombre sobre la naturaleza es saber hacerla sostenible y sustentable, para no quitar más de lo que se da. Es necesario conservar de una forma racional los diversos ecosistemas existentes como los bosques nubosos.
Los diferentes ecosistemas que se encuentran en Guatemala permiten que, al movilizarse de una región a otra, en unas pocas horas, el paisaje cambie, producto de la diversidad de climas encontrados.
Este es el caso de los bosques nubosos, nombre otorgado al bosque montano subtropical porque posee una elevada densidad de niebla, los cuales forman parte de la selva umbrófila. Estos bosques presentan una gran variedad de musgos y de vegetación, razón por la cual también se llaman «bosques musgosos». Se encuentran rodeando montañas y la humedad proviene de las nubes.
Este tipo de bosque se desarrolla en una franja de altitud relativamente baja donde la atmósfera cargada de rocío persistente o de nubes al nivel de la flora reduce la exposición al sol y, en consecuencia, la evaporación de agua. Generalmente, estos árboles tienen raíces de mayor superficialidad, cortas y pesadas que los de otros bosques de menor altitud, y la humedad del ambiente favorece el crecimiento de epífitas vasculares. En consecuencia, la tierra se cubre de musgos y de helechos, y proliferan las flores del tipo de las orquídeas. Los suelos son pantanosos, con predominio de humus y turba. Las lluvias provienen de la niebla que, luego de condensarse en las hojas, cae a tierra en forma de gotas.
También se les llama selvas nubladas, con el objetivo de distinguirlas de los bosques nubosos que tienen menor diversidad. Estas selvas nubladas se encuentran en zonas montañosas intertropicales, donde predominan las lluvias abundantes y las altas temperaturas. Estas zonas no tienen estación seca, aunque durante una parte del año las precipitaciones disminuyen, pero mantienen el nivel de humedad según el índice xerotérmico de Gaussen.
Corredor biológico del bosque nuboso
Se encuentra en el corazón verde de Guatemala, a 3 horas de la ciudad de capital. Abarca desde el kilómetro 142 al 172. Esta zona es conocida como la Suiza de Baja Verapaz. Se ha convertido en atracción turística. Es uno de los espacios guatemaltecos con mayor valor natural. Representa un pulmón para el ecosistema del país. Es uno de los espacios guatemaltecos con mayor valor natural. El lugar tiene más de 28 mil 60 hectáreas, en donde se encuentran 19 reservas naturales.
Este corredor es la unión estratégica de la vida natural (flora y fauna) de la biósfera de la Sierra de las Minas y uno de los parques nacionales de mayor importancia que es el Biotopo Universitario para la Conservación del Quetzal «Mario Dary Rivera». Aquí en estos bosques es donde nace, crece y se reproduce libre el quetzal.
El olor de la tierra es característico como cuando esta húmeda, por encontrarse en una zona fría y lluviosa. Se pueden encontrar manantiales transparentes, vegetación, riachuelos, cataratas, parques naturales, comunidades, comités y reservas naturales privadas voluntariamente unidas para la conservación de este paraíso natural. Se le llama corredor porque son pequeñas piezas de bosque unidas que permiten a los animales desplazarse con libertad entre las diferentes áreas.
Este corredor brumoso se extiende en los municipios de Salamá, San Jerónimo y Purulhá, justo en el centro del país, en el departamento de Baja Verapaz. Es necesario concientizar a la población en el mantenimiento de estos ecosistemas, principalmente a los niños de edad escolar en plantar árboles y no solo eso, sino cuidarlos para que crezcan y siga funcionando el ecosistema de una forma sostenible.
En estos lugares se han hecho famosos muchos negocios que promueven el ecoturismo, no estamos en contra, ya que es una buena forma de conocer estas regiones, pero el fin no debe ser lucrativo, como lo hacen algunos lugares proveedores de alimentos y hospedajes, que destruyen la naturaleza para implantar prácticas seudoecológicas, destruyendo los bosques, agregando algunos elementos de distracción y entretenimiento para los viajantes, pero que en el fondo destruyen la cadena biológica del lugar.
Tenemos también la amenaza de la ampliación de la frontera agrícola que es una de las más graves y este lugar está amenazado por este fenómeno, debido a que para muchos la conservación de los bosques nubosos no significa ganancias y talan los árboles con el fin de introducir siembras. Este sistema de explotación agrícola daña los bosques, destruye la cadena biológica y por ende muchas especies tienen a desaparecer para siempre de la faz de la tierra.
Un desarrollo sustentable y sostenible de estas zonas es necesario para conservar la naturaleza de forma que el ser humano pueda aprovecharla y a la vez no destruirla, es decir, convivir con ella y así el ciclo biológico continúe. De lo contrario tendremos el descenso del propio Homo sapiens.
Fotografía principal tomada de Guatemala.com.
Roberto Ganddini

Actualmente trabajo en la Universidad de San Carlos donde soy el Director Administrativo del Centro Universitario Metropolitano (CUM). De formación Agrónomo y con estudios en administración y Economía. Así como un diplomado de Desarrollo sostenible y prevención de desastres (FLACSO). Dentro de los diversas actividades escribo para el periódico de la Universidad de San Carlos especialmente sobre problemas de medio ambiente. Pero también de carácter social y coyuntura actual. Así como problemática interna de la USAC.
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